En el Gobierno no quieren agarrar la papa caliente del testigo desaparecido Julio López.

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, esbozó este martes una suerte de autocrítica por la falta de resultados y afirmó: "Cuando usted no puede concluir con un cometido como nosotros con la aparición de Julio López, no se puede sentir bien".

Las palabras llegan a poco más de tres meses de que Jorge Julio López fuera visto por última vez.

Además, Fernández defendió la gestión oficial antes de la desaparición del albañil: "No tuvimos nunca por parte de la Justicia una instrucción para cuidar a López", dijo.

Y agregó: "A veces nos cuesta otorgar las seguridades a pesar de las órdenes judiciales. Se imagina lo difícil que sería que uno en cada una de las situaciones tuviera que hacerlo por su propia decisión", comentó el ministro en diálogo con Radio Continental.

López, de 78 años, desapareció el 18 de setiembre. Fue visto por última vez a las 10.45, a cuatro cuadras de su casa, en Los Hornos. Luego no se supo más nada.

La causa judicial fue por averiguación de paradero y las autoridades intervinieron 48 horas después de su desaparición, un tiempo valioso para el hallazgo de las primeras pistas. López debía ir esa mañana a la jornada de alegatos antes de la sentencia a reclusión perpetua de Miguel Etchecolatz, ex Director General de Investigaciones de la Policía en los 70.