Incomodidad y desconcierto, eso es lo que invade a la diplomacia argentina ante los cientos de miles de manifestantes que buscan la caída del dictador egipcio, que hace 30 años gobierna el país e hizo una fortuna gracias a su alianza con países occidentales como los Estados Unidos.

El canciller Héctor Timerman afirmó que el Gobierno de Cristina Kirchner no emitirá "juicios de valor" sobre el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, ni sobre la crisis política que afecta a ese país del Medio Oriente.

Advirtió que los argentinos "tampoco podemos ser tan engreídos de pensar que vamos a resolver la crisis" en esa nación.

"Nosotros siempre hemos apoyado la defensa de los derechos humanos, la democracia, que haya más democracia para la gente, regímenes más representativos pero tampoco podemos ser tan engreídos de pensar que vamos a resolver la crisis en Egipto también", puntualizó.

Consultado sobre si la Casa Rosada considera a Mubarak un dictador, el ministro de Relaciones Exteriores fue terminante: "Nosotros no tenemos por qué calificar o descalificar a nadie, ni a la oposición, ni a la hermandad musulmana", aseveró.

"La Argentina, como gobierno, no tiene que hacer juicios de valor sobre otros gobiernos en momentos en que se están debatiendo cuestiones históricas en ese país", aclaró.

Timerman insistió sobre este punto: "Nosotros lo que podemos hacer es acompañar todos los procesos democráticos en todos los países del mundo en nuestra medida".

"Más cerca de casa, podemos trabajar mejor, en América Latina, en el Mercosur. Cuando se trata de Medio Oriente, acompañamos procesos que nunca vayan en contra de la democracia y la libertad", destacó.