De la redacción de Asteriscos.Tv

Loa ladrones de bancos por acciones de "boqueteros" tiene un modus operandi que acota siempre a los posibles protagonistas a especialistas en el tema que hya tanto en Argentina como en Uruguay, y que pistas firmes a los investigadores a la hora de buscar a los responsables.

Asimismo pareciera que también como "táctica" los ladrones tienen claro que enero es un mes de muchas posibilidades para acceder a este tipo de robos y tendría directa relación con la menor cantidad de gente en la ciudad, los fines de semanas largos y una seguridad mas permeable.

Junto al robo realizado en al fecha a Banco Provincia de Buenos Aires en Belgrano se suma dos resonantes casos como fueron el robo al Banco de Crédito Argentina en 1997 y al banco Río de Acasusso en 2006, ambos en pleno enero.

Cuando la tarde del viernes la Policía entró a la sucursal del Banco Río y comprobó la fuga de los ladrones, varios investigadores experimentados recordaron el robo al Banco de Crédito Argentino en enero de 1997.

La referencia estaba ahí, un caso de características muy parecidas, con patrones comunes: planificación de relojería, un trabajo hecho durante meses, logística de profesionales, un túnel como elemento más singular y un botín millonario: unos 20 millones de dólares.

El primero de los casos fue una obra estudiada al dedillo, sin detalles librados al azar.

Los ladrones no tuvieron reparo en gastar dinero para realizar el plan y así alquilaron cajas de seguridad en varios bancos de Capital y estudiaron sus movimientos.

También alquilaron un local como pantalla para iniciar el túnel desde ahí. De los datos de la investigación del asalto a la sucursal de Acassuso se comprobó que detrás también hubo una banda con un grado de previsión similar.

Aunque parte del túnel estuviese desde hace tiempo, debieron cavar otro tramo, hubo un trabajo de inteligencia y debieron conseguir los planos del trazado hidráulico y los del catastro. Supieron cómo llegar desde afuera del edificio hasta las bóvedas sin error.

Hay otros robos en la historia argentina que también tuvieron características parecidas.

Golpes casi perfectos, que como los dos mencionados, casi se hicieron sin violencia.

El asalto al Tesoro Regional de Rosario fue un día antes de la Navidad del 1992, allí una banda logró llevarse por la puerta grande un botín de 30 millones de pesos en billetes de 500.000 australes.

Los ladrones habían llamado un día antes: les hicieron creer a las autoridades que eran inspectores, y que llevaban el dinero para sacarlo de circulación (en esa época se reemplazaban los billetes de 500.000 australes por los de 50 pesos).

Otro caso trascendente ocurrió el 25 de diciembre de 1980; en plena Navidad un grupo de hombres entró al Museo de Bellas Artes, en Recoleta, y se llevó 16 pinturas valuadas, aproximadamente, en US$ 25 millones.

No había guardias ni alarmas. Los ladrones se metieron en el lugar forzando puertas con sopletes. Violentaron cajas fuertes y eligieron las mejores piezas. Salieron por los techos y se fueron en una camioneta. El caso sigue impune.

El último caso conocido fue el robo con boquete del Banco Macro de Callao al 200 en Congreso en el primer fin de semana de marzo de 2010, donde los ladrones se llevaron valores de 99 cajas de seguridad.