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Matan de un tiro en el pecho a un panadero en un asalto
Fue en San Martín. Los vecinos dicen que le dispararon luego de que se resistiera. “Mi papá estaba cansado. Se hartó”, contó una de sus hijas
29 de diciembre de 2010
Habían pasado más de 16 horas desde que a Pablo Martín Fernández (56) lo habían asesinado en la puerta de su panadería en Billinghurst, en el partido de San Martín. Sin embargo, ningún vecino se animaba aún a tocar nada de lo que había quedado tirado en la vereda, en el medio de manchas de sangre . Ahí todavía estaban, ayer al mediodía, varios panes y una botella de gaseosa medio llena: era lo que la víctima tenía en las manos cuando dos asaltantes se le cruzaron en el camino y lo balearon .
Según informa el diario Clarín, cansado de los robos que venía sufriendo, el comerciante les tiró encima la mercadería a los ladrones y uno de ellos le disparó. Fue un solo tiro, al pecho y mortal. Los delincuentes escaparon en distintas direcciones, sin robarle nada.
“Lo mataron a quemarropa. Pero mi papá estaba cansado de los robos.
Siempre decía que ya no iba a dejar que se lleven nada. Se hartó ”, le dijo a Clarín Flavia, una de las hijas mayores del comerciante.
El crimen del panadero se produjo apenas 24 horas después de otro asesinato que conmocionó al conurbano: el del profesor de música Norberto Moleta (54), a quien balearon en Sarandí delante de sus hijos para robarle el auto. El hombre fue enterrado ayer.
Fernández, en tanto, era oriundo de Corrientes. A los 15 años, se había venido a Buenos Aires para instalarse en el partido de San Martín. Tenía tres hijos, el menor de 14 y la mayor de 24 años, producto de un primer matrimonio. Además, desde hacía alrededor de seis años tenía una nueva pareja, con la que había adoptado dos nenes de cinco años .
El comerciante tenía dos panaderías, ambas llamadas “La Cruceña”. Una está en el Barrio Sarmiento, en San Martín y Betinoti (donde además fabricaba la mercadería) y la otra, en avenida Eva Perón y Las Rosas, en Billinghurst. Fue en esta última donde el lunes, pasadas las 20, fue asesinado a quemarropa .
Al momento del asalto, Fernández estaba con Mónica, una de sus empleadas, preparando todo para cerrar. Cuando estaba por cargar en su auto la canasta con el pan sobrante, dos jóvenes le cortaron el paso. Uno de ellos tenía un arma y lo amenazó. Según contaron a Clarín los vecinos, le dijo: “Dame toda la plata o te quemo” . El panadero se negó, le contestó que no tenía nada y dejó caer la canasta encima de los ladrones. El pan se desparramó por la vereda, justo enfrente de la puerta del local, y ahí mismo le dispararon. El tiro le dio en el pecho.
Los hijos de Fernández explicaron a Clarín que ni la Policía ni la ambulancia fueron al lugar. Y que un remisero que suele parar a metros del local lo llevó hasta el Hospital Bocalandro. Cuando llegó ya estaba muerto.
Fuentes policiales aseguraron que a Fernández lo habían matado después de trabarse en lucha con los ladrones. Pero la familia de la víctima lo negó .
Fernández había abierto el local delante del que lo mataron en febrero del año pasado. Es decir que aún no hacía ni un año que estaba en esa esquina, en la que su negocio sobresale del resto por su prolija pintura y su pared revestida con cerámicos. De acuerdo con su familia, en el corto tiempo que llevaba en la zona ya lo habían asaltado tres veces a mano armada . Los vecinos recordaban que uno de esos robos había sido muy violento, porque habían golpeado y agarrado de los pelos a uno de sus hijos .
Una versión indicaba que el último de esos robos se había producido hacía apenas unos días , pero los familiares de Fernández lo desmintieron.
“Mi papá era un tipo divertido y muy trabajador.
Estaba harto de los robos . No son siete los que sufrió, como dicen, sino tres”, le dijo a Clarín la hija del comerciante. “Pero lamentablemente no creo que los agarren a los que lo mataron. Todos saben que son gente que viene de un asentamiento que se formó en Las Rosas al fondo, pero nadie hace nada . Ojalá los metan presos y no salgan más”, agregó la joven, en sintonía con un rumor que recorre la zona: que los asesinos del panadero son los mismos que cometieron una serie de robos en el barrio durante los últimos días.
La hija de Fernández, junto a su pareja y a su hermano Martín, esperaban disfrutar de la cena de fin de año junto a su papá. “La Navidad la pasó con su actual mujer y ahora teníamos pensado esperar el año nuevo todos juntos. Ahora no tenemos ningún motivo de festejo. Nos destrozaron a toda la familia ”, explicaron los hijos.
Los vecinos de la panadería no podían creer lo ocurrido. “El hombre perdió la paciencia . Era un tipo super laburador, se levantaba a las cinco de la mañana todos los días y se iba a dormir después de cerrar. Y lo matan así no más...”, comentaba ayer Gustavo, el carnicero de la cuadra.
Según informa el diario Clarín, cansado de los robos que venía sufriendo, el comerciante les tiró encima la mercadería a los ladrones y uno de ellos le disparó. Fue un solo tiro, al pecho y mortal. Los delincuentes escaparon en distintas direcciones, sin robarle nada.
“Lo mataron a quemarropa. Pero mi papá estaba cansado de los robos.
Siempre decía que ya no iba a dejar que se lleven nada. Se hartó ”, le dijo a Clarín Flavia, una de las hijas mayores del comerciante.
El crimen del panadero se produjo apenas 24 horas después de otro asesinato que conmocionó al conurbano: el del profesor de música Norberto Moleta (54), a quien balearon en Sarandí delante de sus hijos para robarle el auto. El hombre fue enterrado ayer.
Fernández, en tanto, era oriundo de Corrientes. A los 15 años, se había venido a Buenos Aires para instalarse en el partido de San Martín. Tenía tres hijos, el menor de 14 y la mayor de 24 años, producto de un primer matrimonio. Además, desde hacía alrededor de seis años tenía una nueva pareja, con la que había adoptado dos nenes de cinco años .
El comerciante tenía dos panaderías, ambas llamadas “La Cruceña”. Una está en el Barrio Sarmiento, en San Martín y Betinoti (donde además fabricaba la mercadería) y la otra, en avenida Eva Perón y Las Rosas, en Billinghurst. Fue en esta última donde el lunes, pasadas las 20, fue asesinado a quemarropa .
Al momento del asalto, Fernández estaba con Mónica, una de sus empleadas, preparando todo para cerrar. Cuando estaba por cargar en su auto la canasta con el pan sobrante, dos jóvenes le cortaron el paso. Uno de ellos tenía un arma y lo amenazó. Según contaron a Clarín los vecinos, le dijo: “Dame toda la plata o te quemo” . El panadero se negó, le contestó que no tenía nada y dejó caer la canasta encima de los ladrones. El pan se desparramó por la vereda, justo enfrente de la puerta del local, y ahí mismo le dispararon. El tiro le dio en el pecho.
Los hijos de Fernández explicaron a Clarín que ni la Policía ni la ambulancia fueron al lugar. Y que un remisero que suele parar a metros del local lo llevó hasta el Hospital Bocalandro. Cuando llegó ya estaba muerto.
Fuentes policiales aseguraron que a Fernández lo habían matado después de trabarse en lucha con los ladrones. Pero la familia de la víctima lo negó .
Fernández había abierto el local delante del que lo mataron en febrero del año pasado. Es decir que aún no hacía ni un año que estaba en esa esquina, en la que su negocio sobresale del resto por su prolija pintura y su pared revestida con cerámicos. De acuerdo con su familia, en el corto tiempo que llevaba en la zona ya lo habían asaltado tres veces a mano armada . Los vecinos recordaban que uno de esos robos había sido muy violento, porque habían golpeado y agarrado de los pelos a uno de sus hijos .
Una versión indicaba que el último de esos robos se había producido hacía apenas unos días , pero los familiares de Fernández lo desmintieron.
“Mi papá era un tipo divertido y muy trabajador.
Estaba harto de los robos . No son siete los que sufrió, como dicen, sino tres”, le dijo a Clarín la hija del comerciante. “Pero lamentablemente no creo que los agarren a los que lo mataron. Todos saben que son gente que viene de un asentamiento que se formó en Las Rosas al fondo, pero nadie hace nada . Ojalá los metan presos y no salgan más”, agregó la joven, en sintonía con un rumor que recorre la zona: que los asesinos del panadero son los mismos que cometieron una serie de robos en el barrio durante los últimos días.
La hija de Fernández, junto a su pareja y a su hermano Martín, esperaban disfrutar de la cena de fin de año junto a su papá. “La Navidad la pasó con su actual mujer y ahora teníamos pensado esperar el año nuevo todos juntos. Ahora no tenemos ningún motivo de festejo. Nos destrozaron a toda la familia ”, explicaron los hijos.
Los vecinos de la panadería no podían creer lo ocurrido. “El hombre perdió la paciencia . Era un tipo super laburador, se levantaba a las cinco de la mañana todos los días y se iba a dormir después de cerrar. Y lo matan así no más...”, comentaba ayer Gustavo, el carnicero de la cuadra.