La llegada de Nilda Garré al flamante Ministerio de Seguridad implicará una profunda purga en la Policía Federal y el control político de la fuerza. El objetivo es darle otro perfil al área, vinculado con los derechos humanos, la participación ciudadana y la transparencia.

Esos fueron los primeros lineamientos que Garré comunicó a su plantel de colaboradores, según contaron altas fuentes oficiales a La Nacion, y ya comenzó a avanzar en esa dirección: ayer mismo nombró viceministra, a cargo de la Secretaría de Seguridad, a la fiscal Cristina Caamaño, que estuvo al frente de la investigación por el asesinato del militante Mariano Ferreyra, hace dos meses, en la gresca entre los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca y el gremio del sector. Caamaño trabó una buena relación con la presidenta Cristina Kirchner. Ambas se vieron hace unos días en la Casa Rosada, en el más estricto secreto.

En ese encuentro, contaron fuentes oficiales a La Nacion, hablaron del ofrecimiento del cargo que ya tenía en mente la jefa del Estado y ayer cristalizó Garré. No es casual el desembarco de Caamaño en el Gobierno con los próximos pasos que se tomarán en las fuerzas de seguridad: la primera medida de alto impacto que asumió al hacerse cargo de la investigación por el asesinato de Ferreyra fue quitarle a la Policía Federal el sumario de la investigación. Sobre esa fuerza crecen las dudas en el Gobierno por el desempeño en la crisis de Villa Soldati y será allí donde pondrá el foco la nueva ministra. "Hay que recuperar el control político en la policía", fue la orden que, según supo La Nacion, le dio la Presidenta a Garré.

Con perfil vinculado a la defensa de los derechos humanos, Caamaño es docente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el Centro Universitario Devoto y en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo.

Como anticipándose a posibles críticas, durante el acto de jura, Garré se definió: "Muchos dicen que soy garantista, pero lo que hago es defender lo que dice la Constitución. Vamos a poner todo el esfuerzo en que el derecho a la seguridad esté plenamente garantizado".

Aunque evitó dar a conocer los cambios en las fuerzas policiales, la ministra les contó a sus allegados que instrumentará una profunda purga en la Policía Federal, hoy a cargo de Néstor Vallecca. "No voy a hacer un cambio para que nada cambie", anticipó Garré en las últimas horas en su intimidad, y reveló a sus colaboradores que avanzará en un recambio general que implicará la salida de Vallecca y de buena parte de la cúpula policial. Antes, quiere estar segura de tener todo el organigrama armado. "Las fuerzas policiales son más difíciles que las Fuerzas Armadas", sostuvo la flamante ministra, según contaron fuentes de su entorno.

Además de Caamaño, ayer asumió en el nuevo Ministerio de Seguridad quien era el segundo de Garré en Defensa, Gustavo Sibilla, en el cargo de Planeamiento y Estrategia. A la espera del decreto presidencial que termine de diseñar el organigrama oficial, la ministra anticipó que también incorporará a Paula Honisch, actual directora de Transparencia Institucional en el Ministerio de Defensa, para que ocupe un cargo similar en la nueva cartera.

Justamente esta última área se encargará, por orden de Garré y de la Presidenta, de la administración policial y, según prometen, con foco en la lucha contra la corrupción. Ayer la ministra dio una primera señal. "Vamos a recuperar funciones de administración financiera de la policía. No pueden tener tanta autonomía", dijo. Esa fue su respuesta ante la consulta sobre qué pasará con las "cajas" que maneja la Policía Federal.

Además, Garré creará una comisión de "participación ciudadana", que incorporará a representantes de la sociedad civil en el control de las fuerzas de seguridad.