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Imagina, John Lennon, imagina
A 30 años de su muerte Lennon no ha perdido vigencia. Su música tiene la fuerza de sus mejores momentos. Su militancia por la paz es aún un símbolo
8 de diciembre de 2010
Por Roberto Aguirre Blanco

John Lennon cumplió el 8 de diciembre de 1980, sin proponérselo, el requisito de los ídolos que se inmortalizan cuando la muerte les ataja el paso al dejar de ser un hombre y se convertirse en leyenda.

Fueron solo 40 años de vida, 18 de existencia popular donde cada paso y cada hecho fue retratado como un símbolo de una época, pero cuando las balas asesinas de Mark Champman lo mataron en la puerta de su casa hace exactamente 30 años, tenía mucho mas para dar.

Esa balas de un hombre que se decía fanático de John pero que no podía vivir a la sombra del ídolo, no solo dejó al mundo sin lo mejor que tenía para dar el mítico ex Beatle, sino que cortó la iniciativa de Lennon, que regresaba a los primeros planos de la música con muchas ganas luego de un retiro voluntario de cinco años donde crió a su hijo Sean, fruto del amor con su esposa Yoko Ono,

Este parece ser un año Lennon y así lo demuestra la efervencencia de los últimos meses en su ciudad natal,Liverpool, donde el pasado 9 de octubre se festejaron los 70 años del nacimiento del mito.

En realidad todo ha sido asi desde el instante en que tomó una guitarra entre sus manos y selló su destino, atado de por vida irremediablemente a la música.

Pero en estos dos meses se exacerbó la fiebre al recordar que el 9 de octubre, hace 70 años, Julia Lennon dio a luz a John en el hospital de maternidad local y que el 8 de diciembre, hace 30 años, Mark David Chapman apagó esa luz.

Sus legados se traducen en obras de teatro, exposiciones fotográficas, conferencias y conciertos de homenaje que no son más que los suspiros de añoranza que esta ciudad arroja por él.

En Liverpool podría ocurrir cualquier cosa menos que la memoria de John Lennon perezca.

En 1988 fue fundado el museo The Beatles Story, que se encuentra en un muelle llamado Albert Dock.

Ahí se concretan dos elementos que, en el imaginario de los scousers (nombre con el que se reconoce a la gente de Liverpool), hicieron grande a su ciudad: el mar y la música.

De la gestión de quienes coordinan este museo-altar surgió el proyecto de introducir la trayectoria del cuarteto en los pensum de los colegios locales, y con Lennon como hilo conductor, los niños resultan aprendiendo la historia, el arte y la literatura de Inglaterra de mitad del siglo XX a través del lente de Los Beatles.

Siendo justos, la ciudad entera es una especie de museo-altar a Lennon y del famosísimo cuarteto que lo hizo figura notable hasta la madrugada que se cruzó con Chapman en la puerta de su edificio, en Nueva York.

Pero también Nueva York homenajea al ídolo porque fue esa la ciudad que Lennon eligió en 1970, tras la separación de Los Beatles para encontrar un lugar de residencia donde la locura de la beatlelmanía no lo invadiera.

Y la maravillosa y única Nueva York no lo defraudó. Allí encontró la posibilidad de caminar por sus calles como uno mas, venerado por su fans pero si la locura de invasión a tu intimidad y allí fue feliz.

Cuando en 1974 compró su departamento en el edificio Dakota, allí pareció que había encontrado su lugar en el mundo y por eso se refugio como "amo de casa" casi por cinco años para criar a su pequeño hijo y cumplir con la deuda pendiente de padre, que no pudo hacer con su anterior heredero, Julian.

En julio de 1980 decidió salir del ostracismo y me metió en los estudios de grabación a producir su nuevo disco junto a Yoko: "Doble Fantasía", que presentó a fines de noviembre de ese año con un sonido maduro y varios hits.

La alegría de volver al ruedo se cercenó cuando esa noche del 8 de diciembre, cuando regresaba de los estudios, Chapman lo esperaba en la oscuridad para matarlo por la espalda.

Ese día fue el final de la inocencia de una generación. El golpe más fuerte que demostró el fin de un sueño, aunque millones hoy sieguen sintiendo que vale la pena seguir reclamando para este convulsionado mundo que se le de una oportunidad a la paz.