El Gobierno ya dejó trascender a empresarios y sindicalistas clave que quiere que el aumento salarial ronde el 18% en 2011, de modo de poder anclar las expectativas inflacionarias.

Calificadas fuentes empresariales indicaron a La Nacion que el mensaje oficial que esperan discutir cara a cara en las próximas semanas contiene la intención de frenar la carrera de precios y salarios. "Con la inflación cerca del 30%, pensar en 18 o 20 por ciento suena lógico", indicó uno de los empresarios que recibieron la pauta informal, como inicio del diálogo social planteado por la presidenta Cristina Kirchner entre empresarios y sindicalistas.

Se trata de fijar una escala de ese tenor para ocho sectores de la economía que actúen como testigo para el resto y "frenen la puja distributiva", agregó otra importante fuente empresarial.

El promedio de incrementos salariales de este año fue del 24%, según las últimas cifras oficiales.

Las posibilidades de éxito del diálogo o pacto social que el Gobierno aún no lanzó recogen pocas expectativas optimistas entre los empresarios, pero a la vez todos -desde la industria hasta los servicios- reconocen que alguna iniciativa hay que tomar para comenzar el año próximo con una pauta que impida una "escalada que se vuelva difícil de manejar".

Los encargados de desarrollar estos diálogos sectoriales son los ministros de Planificación Federal, Julio De Vido -el funcionario del gabinete en el que más confían los empresarios-, y de Trabajo, Carlos Tomada. Este último se reunió en los últimos días con Andrés Rodríguez (UPCN), Oscar Lescano (Luz y Fuerza) y Antonio Caló (UOM) y se encontrará con sindicalistas y empresarios mañana y pasado en el contexto de la cumbre iberoamericana en Mar del Plata.

Los funcionarios trabajan sobre un borrador de acuerdo de precios y salarios; no hay referencia alguna al proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias empresariales que reclama la CGT ni a la nueva ley de accidentes laborales que piden los empresarios. Es que el pacto social en su versión más amplia, admitieron todos los sectores involucrados, aún aparece más borroso y sólo tomaría más fuerza en 2011.

Los empresarios creen que los sindicalistas podrían aceptar una pauta que no supere el 20% a cambio de más fondos para las obras sociales y de una menor presión judicial contra algunos sindicalistas complicados por causas de medicamentos adulterados.

Hoy, el consejo directivo de la CGT, que conduce Hugo Moyano, se reunirá para tratar en forma excluyente la postura del sector frente a la convocatoria del Gobierno al diálogo social, según informó la agencia DyN.

"Nos reunimos para establecer la agenda y analizar la situación", dijo a La Nacion el secretario general del sindicato del personal de dragado y balizamiento, Juan Carlos Schmid.

En cuanto a la posibilidad de aceptar un incremento en torno del 20 por ciento, el sindicalista cercano a Moyano dijo que "si se discuten límites salariales, hay que discutir límites a la suba de precios, porque lo único que subió últimamente fueron los precios".

Además, el dirigente afirmó que "hay mucha dispersión" como para fijar un índice único de incrementos salariales.

Schmid dijo que la CGT parte del diagnóstico de que "la economía crece con sus dificultades propias" y que "es innegable" que existe inflación, pese a los intentos del ministro de Economía, Amado Boudou, de relativizar este problema.

Del lado de los empresarios, hasta ahora el Grupo de los Seis que integran la Bolsa de Comercio, la Unión Industrial Argentina, la Cámara de la Construcción, la Cámara de Comercio, Adeba y la Sociedad Rural Argentina no se reunieron formalmente a discutir la cuestión, a la espera de una señal más contundente que los discursos de la Presidenta.

"Es demasiado temprano para poner una pauta que rija para todo 2011 y demasiado tarde para que ese número frene la suba de la inflación que se viene para diciembre", afirmó con contundencia un integrante de ese grupo.

Más crítico, el presidente de la Rural, Hugo Biolcati, dijo a La Nacion que "reeditar un acuerdo de precios y salarios, donde la CGT firmaría para cumplir con el deseo de Moyano, sería engañar un poco a la gente, como lo hacen con el Indec, para que los empresarios y la gente crean que la realidad se congela, por debajo de la inflación real".

"Todo esto termina como terminó en el último gobierno de Perón: con un estallido inflacionario", señaló el dirigente del campo.