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Papel Prensa: hermano de David Graiver desmiente a Cristina
Hace un mes, ante escribano público, Isidoro contó su versión sobre la transferencia de la empresa. Declara allí que él condujo la operación y que no fueron presionados
25 de agosto de 2010
Buenos Aires, 23 de julio de 2010
"Querida María Sol: ante el requerimiento que te efectuaran los adquirentes de las acciones de Papel Prensa SA., te dejo este testimonio por escritura pública para que puedas utilizarlo y hacérselo llegar a los requirentes si así lo consideras conveniente. En virtud de ello y de que he sido testigo presencial de muchos de los hechos que rodearon esa venta, paso a relatar lo siguiente. Luego de la muerte de mi hermano David Graiver, ocurrida en un accidente aéreo en México en el mes de agosto de 1976, con un avión que había alquilado, empiezan una serie de complicaciones que ponen a la familia en una situación de mucha tristeza, congoja y también tensión.
"Por una parte, me entero de presiones telefónicas en México a la familia por parte de grupos autodenominados como Montoneros, que reclamaban dinero por unos US$ 17.000.000, hecho que pude conocer más tarde con más detalles por parte de Jorge Rubinstein, que era la persona que estaba al frente de todos los negocios en Buenos Aires, y de absoluta confianza de David. Al mismo tiempo, aparecen dificultades financieras que hacen caer al Banco Pour la Amerique du Sud (Bélgica) y el American Bank and Trust Bank (EE.UU.), ambos propiedad de la familia, con lo cual las presiones de los acreedores fueron constantes y crecientes.
"El total de la deuda del Grupo Graiver sumaba aproximadamente US$ 67.000.000 (sesenta y siete millones de dólares); yo llevaba personalmente la lista de acreedores. En este contexto, por la delicada situación, la familia retorna a la Argentina, en septiembre de 1976, para hacer frente a todas las dificultades y para solucionar todos los problemas posibles con el tiempo para poder cumplir. Yo residía en Nueva York y también volví. Se intenta negociar la venta de varias empresas del Grupo, así como la tenencia mayoritaria del diario La Opinión, el Banco de Hurlingham, el Banco Comercial del Plata y Papel Prensa, entre otros activos.
"Con respecto a Papel Prensa, el capital accionario estaba conformado de la siguiente manera: a) Rafael Ianover, 2.500.000 [dólares] en acciones Clase A; b) Galería da Vinci, un total de 2.699.700 en acciones Clase A; c) Sucesión Graiver, 985.000 en acciones Clase C y 3.800.000 en acciones Clase E, que representaban sólo el 11% del capital.
"Existen constancias documentales de todo ello. Los dos primeros paquetes accionarios eran el total de las acciones Clase A, que daban el control de la conducción de la compañía. Pero teníamos en la familia cierta precariedad formal. Rafael Ianover era un gran amigo y hombre de confianza de David, era el testaferro de David, ejercía el cargo de vicepresidente de la compañía desde 1973 y siempre cumplió en reconocer que ese activo era de la familia. En cambio, las tenencias accionarias de Galería da Vinci estaban a nombre de Rey, Doretti y una empresa llamada ingeniería Tauro S.A, anteriores propietarios de la empresa, y no se había podido pasarlas formalmente a nombre de galería Da Vinci porque se necesitaba la aprobación formal de la operación por asamblea de accionistas con el 75% de los votos por ser las acciones Clase A controlantes.
"Aprovechándose de la situación de precariedad formal de las tenencias por Galería Da Vinci, el ingeniero Rey se retractó de una dación en pago con Galería Da Vinci que oficialmente no había aceptado e inmediatamente, el 18/10/76, ingresó en Papel Prensa la suma de $ 17.200.000 para la suscripción de acciones clase A, oponiéndose a que lo hiciera Galería da Vinci, que había participado de dichos fondos. Además, estaba convocada una asamblea de accionistas para el 31/11/76 y no estaba en condiciones el Grupo Graiver de regularizar la falta de formalidad de sus tenencias accionarías. Con el escándalo financiero sobre los hombros, difícilmente el Estado nos convalidaría como accionistas y corríamos el riesgo de perder todos los aportes hechos en forma informal, con lo cual tuvimos la necesidad de vender acciones, y no había muchos candidatos. Rey, Doretti y Tauro estaban interesados para aprovechar esa situación y comenzaron a maniobrar para quedarse con Papel Prensa. Para ello, ofrecieron comprar con precios bajos y medios de pagos inciertos y por otro lado presionaron con la asamblea que estaba prevista para el 3 de noviembre de 1976, descontando que el Estado no aceptaría la incorporación de un grupo como el nuestro, que estaba prácticamente quebrado. Así, quedarían sin efecto las ventas aludidas y conforme al estatuto tendrían que devolver a los compradores originales el precio nominal, indudablemente inferior al real.
"En ese contexto de extrema dificultad toma contacto conmigo el Sr. Guillermo Gainza Paz, quien se presenta como representante de los diarios La Nación, Clarín y La Razón para la compra de las acciones de Papel Prensa. Junto con Anchorena, abogado de nuestra confianza, que además llevaba la sucesión de David, negociamos con los señores Campos Carlés, Bernardo Sofovich y Patricio Peralta Ramos, representantes de los diarios La Nación, Clarín, y la Razón. Me han causado sorpresa los dichos que se han hechos públicos de tu madre y Osvaldo Papaleo, ya que no se ajustan a la realidad de las afirmaciones que hacen, y tergiversan las fechas y los acontecimientos sucedidos. Las negociaciones las llevé adelante yo personalmente con el asesoramiento de nuestro staff jurídico-contable. La venta de las acciones la cerramos el 2 de noviembre de 1976. Para la firma de los contratos concurrimos a las oficinas del diario La Nación en la calle Florida y Corrientes. Luego de cerrada la operación para la firma de los contratos, que fueron tres, concurrí personalmente con el Dr. Reynoso, el Dr. Abain, el contador Bogan, el Dr. Miguel Anchorena, Lidia Papaleo de Graiver, mis padres y Rafael Ianover y su esposa.
Los contratos
"El escribano actuante fue el Dr. Emilio José Poggi. Los contratos que se firmaron fueron: a) Rafael Ianover: 2.500.000, acciones Clase A a US$ 3.572.000; b) Galería Da Vinci, 2.699.700, acciones Clase A a US$ 3.725.000; total de acciones Clase A, US$ 7.304.000; c) Sucesión Graiver, 985.000 en acciones Clase C, 3.800.000 y acciones Clase E, US$ 996.000. El total de los tres contratos: US$ 8.300.000.
"Los contratos de Galería Da Vinci y de Rafael Ianover fueron definitivos e irrevocables (no fueron ni boleto ni una carta de intención), y requirieron además aprobación por Asamblea de Accionistas que terminó realizándose el 18/01/77, aprobando la transferencia.
"En cambio, el contrato de las acciones minoritarias clase C y E de la sucesión estaba supeditado a la aprobación por el juzgado a cargo de la sucesión porque vos eras menor de edad. Esta operación nunca se concretó. Como te dije, la operación se realizó el 2/11/76 y hubo una importante difusión en los diarios de todo el país. Igualmente, las dificultades seguían. En esos días, tu madre recibió en las oficinas de la calle Suipacha la visita de un tal doctor Paz, que entró en la oficina y se identificó como montonero y le mostró una pastilla de color rojo y le dijo que iba a hacerle ingerir la pastilla para matarla, igual que a toda la familia, sino le pagan la deuda. Lidia le dice no contar con el dinero y entonces el llamado Dr. Paz exige le una reunión con Juan Graiver ?mi padre? y conmigo.
Presión de Montoneros
"Este Dr. Paz era la persona que venía a cobrar mensualmente a las oficinas de Suipacha los intereses del dinero que en su momento David había recibido de Montoneros, según me enteré más tarde. Esa reunión se realizó un domingo de fines de diciembre de 1976 en el domicilio de Lidia Catalina Gesualdi de Angarola, secretaria de la firma, con la presencia de tu madre y mía por un lado, y dos integrantes de Montoneros, uno de ellos el llamado Dr. Paz. A partir de la muerte de tu padre, todos los integrantes de la familia estábamos muy presionados, no sólo por los apremios de índole económico, sino por que temíamos por nuestras vidas a partir de la presencia de los Montoneros, quienes nos amenazaban de muerte si no devolvíamos el dinero que le habían entregado a David. Recuerdo que Rubinstein quería pagarle a Montoneros, no así Lidia y yo, quienes queríamos privilegiar en el cobro al resto de los acreedores por encima de Montoneros. Incluso en los meses de enero y febrero de 1977 toda la familia y los integrantes del Grupo seguían con esa presión, hasta mediados de marzo de 1977, en que fuimos secuestrados por la dictadura militar pasando a partir de ello a padecer otro tipo de penurias, no menos graves que aquellas.
"Concretamente, y con respecto a la venta de las acciones de Papel Prensa, corresponde dejar en claro lo siguiente: la misma se realizó el 2/11/76 en forma definitiva e irrevocable a favor de la firma Fapel S.A., de la que eran accionistas los diarios antes mencionados por las acciones Clase A que daban el control de la compañía.
"El mejor precio"
"El precio que recibimos fue el mejor que pudimos obtener. Recuerdo que una nota del diario La Opinión, de Jacobo Timerman, destacó la conveniencia del precio que obtuvimos. La familia gozaba para esa fecha de total libertad para realizar la operación. Sí existían los apremios económicos y financieros a que he hecho referencia, como así también las amenazas que recibimos de los montoneros. Se percibieron los importes del caso en ese momento, y en los meses siguientes se cobraron las cuotas pactadas.
"Los adquirentes nos pagaron un saldo mediante consignación judicial, y este dinero nos los apropió la dictadura. Cuando la familia e integrantes del Grupo fuimos secuestrados y detenidos, algunos desde marzo de 1977 y otros a principios de abril de 1977, la operación de Papel Prensa ya estaba concluida. Nunca conocí y por lo tanto no comprendo los dichos de tu madre que se han hecho públicos cuando dice que mantuvo reuniones por la venta de Papel Prensa mientras estaba secuestrada. Te repito que para cuando estábamos secuestrados, la venta de Papel Prensa ya estaba concluida. Respecto de la operación de la Sucesión Graiver por las acciones minoritarias Clase C y E (que también se concretó en noviembre de 1976), el juez de la sucesión nunca se expidió sobre la venta y los diarios desistieron de esa operación en diciembre de 1977, según consta en la documentación de la sucesión. Es decir, esas acciones nunca pasaron a manos de los adquirentes, sino que fueron ilegítimamente apropiadas por el Estado a través de la CO.NA.RE.PA. Mucho de lo relatado aquí lo he relatado en su momento y otros integrantes de la familia también lo han hecho ante los Tribunales, aun en tiempos de democracia. Por último, en diciembre de 1985, durante el gobierno de Alfonsín, la familia fue resarcida por el gobierno; y en lo referente a Papel Prensa, se cobró el valor de esos bienes. Por Rafael Ianover, por acciones Papel Prensa A, 1.861.474. Por intereses de 9 años A, 949.352. A 2.810.826. Que equivalían a US$ 3.088.000, al tipo de cambio de diciembre de 1985. Igual cálculo corresponde por las acciones de la Sucesión Graiver: capital A, 988.181. Intereses A, 503.972. A 1.492.153. Equivalente a US$ 1.639.729.
La buena fe de los diarios
"Estas acciones no pasaron a los diarios, sino que quedaron para el Estado. Por Galería Da Vinci se recibió: capital A, 2.623.959. Intereses A, 1.338.219: A 3962.178. Esto sin el inmueble que tenía y otros activos, además de los de Papel Prensa, que equivalían a US$ 4.354.000. El precio reconocido por el Estado y de común acuerdo con la familia fue similar al pagado por los diarios. En resumen: los diarios adquirentes fueron en esta triste historia terceros de buena fe que ?en su medida? nos ayudaron a paliar en parte la situación de angustia económica por la que atravesábamos. No me consta que los diarios hayan actuado de acuerdo con las autoridades militares de ese momento para la compra de la compañía; más aún, creo que, por el contrario, los diarios tuvieron problemas con la intervención de la empresa.
"El requirente me solicita que expida testimonio de la presente y haga entrega de la misma a la señorita María Sol Graiver en el domicilio de la Avenida Callao 1965, octavo piso, de esta ciudad, a partir del día primero de agosto del corriente año, por encontrarse la señorita Graiver de vacaciones en el exterior. Considero legítimo el interés del compareciente. Leo al requirente, quien en prueba de conformidad firma ante mí, doy fe".
El testimonio de Isidoro Graiver está certificado al pie por la firma del escribano Lucas L. Baglioni.
Publicado en las ediciones impresas de los diarios Clarín y La Nación.