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La Iglesia salió a reclamar "protección ante la inseguridad"
El cardenal Bergoglio lo pidió al oficiar la misa central por San Cayetano. Miles de fieles desfilaron ante el patrono del trabajo. La Presidenta sigue ignorando el tema
7 de agosto de 2010
El cardenal Jorge Bergoglio encabezó hoy la misa por el día de San Cayetano en la iglesia honónima y realizó un pedido de "protección ante la inseguridad", en medio de la ola de crímenes que asuela a la Argentina.
"Que el señor escuche nuestras necesidades y nos dé protección ante la inseguridad que provoca la violencia", dijo Bergoglio durante la misa, y remarcó que los argentinos viven "en una cultura cada vez más pagana".
"San Cayetano cuida nuestra esperanza, protégela de los males que la amenazan como el bajar los brazos, el tirar la toalla, el apagar la mirada pensando que no vale la pena, que en este país no se puede", puntualizó.
Además, sostuvo:"No hay que pensar nada de eso porque con la ayuda de San Cayetano nos ceñimos la toalla como hizo Jesús en la última cena y le lavamos los piés a nuestros hermanos. Con su ayuda encendemos la mirada y contemplamos el futuro con esperanza".
Destacó que piden "también protección ante la violencia desatada en nuestra sociedad. Pero junto con estas cosas pedimos de manera especial protección para nuestra fe: te pedimos que protejas, conserves y aumentes nuestra fe".
En la iglesia de San Cayetano, ubicada en el barrio porteño de Liniers, miles de fieles visitaban esta mañana el Santuario de San Cayetano durante las celebraciones del día del Patrono del Pan y del Trabajo.
Luego de una larga vigila, las puertas del templo se abrieron a al medianoche y pudieron acceder los creyentes que llegan de distintos puntos del país, en su mayoría para agradecer y otros para pedir trabajo.
La primera en ingresar fue Delia Noris Lensina, una peluquera de 67 años que desde hace 29 recorre de rodillas el trayecto desde el pórtico del templo hasta el lugar donde está emplazada la imagen el santo.
La mujer que desde principios de mayo espera en una casa rodante frente al templo ingresó ataviada con sombrero, poncho con vivos grises y rojos, y una bandera argentina, tras lo cual fue seguida por un grupo de personas con discapacidad en sillas de ruedas.
En medio del tañido de las campanas, fuegos artificiales y el aplauso de los presentes, monseñor Martín bendijo el paso de los devotos que lentamente ingresaron en dos filas al santuario de Cuzco 150, para pedir pan y trabajo o agradecer haberlo recibido.
Minutos antes de la apertura del templo, una banda militar interpretó el Himno Nacional, que fue cantado a viva voz por los feligreses. Los fieles esperaron durante semanas en carpa o a la intemperie para participar de esta fiesta de fe popular, habitual termómetro de la desocupación y la pobreza, que lleva por lema "San Cayetano: caminamos con fe pidiendo tu protección".
La misa principal por el trabajo será presidida a las 11 por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio.
En víspera de la festividad, sacerdotes del templo recorrieron ayer la fila con una imagen de San Cayetano para bendecir a los peregrinos. Asimismo, grupos folclóricos acompañaron con sus guitarras la noche de vigilia y los minutos previos a la apertura del templo.
El sacerdote Gerardo Castellano, párroco del santuario, explicó que "quienes decidan tocar el vidrio que protege la imagen de San Cayetano deberán realizar una cola de entre 15 y 18 horas" y estimó que, en cambio, la demora será de "entre 6 a 8 horas para aquellos que sólo accedan al templo por la fila central".
Entre las 4 y las 11 se oficiaron misas a cada hora, y después cada dos desde el altar levantado sobre la calle Cuzco. También hubo bendiciones de objetos y se recibieron alimentos no perecederos y ropas para la Cáritas parroquial.
Velas, imágenes, estampitas y mucha devoción popular es lo que sobra en los alrededores, mientras la espera se matiza con el desarme de las carpas para ir ubicándose en dos largas filas, con el mate cocido que sirven los jóvenes o bien con las historias de una vigilia que tiene añejos protagonistas.
Unos 1.500 voluntarios laicos, 200 sacerdotes y 800 scouts asisten a los peregrinos, a quienes reparten pan, caldo y mate cocido. Esta devoción popular también se repetirá en las 45 parroquias del país que llevan el nombre del santo de la providencia.