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Murió Dellacha, "Don Pedro del área", símbolo del seleccionado
Fue un gran zaguero de Boca, Quilmes, Racing y la Selección, con la que ganó el Sudamericano de 1957. También el DT que hizo debutar a Bochini en primera
2 de agosto de 2010
Pedro Rodolfo Dellacha nació el 9 de julio de 1926 en Lanús, producto de la unión de quien le había dado su primer nombre y de María Rosa Bollini.
Sin embargo, don Pedro del Área vio la luz casi 29 años después, el 30 de marzo de 1955, gracias a la fantasía del periodista Félix Daniel Frascara en el Sudamericano que la Argentina ganó en Chile.
Los dos, el mismo personaje en definitiva, el futbolista que con su talento en el área propia se ganó el respeto de muchas generaciones de aficionados, falleció este fin de semana, a los 84 años, y será enterrado este lunes en el cementerio de Lomas de Zamora.
Quizá porque en la sangre familiar estaba el origen genovés de su abuelo, Pietro Dellacha, él se fue probar a Boca, donde quedó, hizo las inferiores. Entonces, para la familia y los amigos era Puly. Y lo fue siempre en la intimidad, con los suyos.
Como futbolista pasó también por Quilmes entre 1950 y 1951, y se transformó en un ídolo sin tiempo en Racing, donde estuvo entre 1952 y 1959, lapso en el que consiguió el campeonato local en 1958. Luego se fue a México para jugar en Necaxa, donde obtuvo la Copa de ese país en la temporada 1959-60. Allí terminó su carrera como futbolista y comenzó su etapa como entrenador.
Como conductor tuvo una carrera que lo llevó por diversos lugares y lo hizo ponerse numerosos colores. Incluso, aquel que enfrentó con dientes apretados como jugador, como el rojo de Independiente (hizo debutar a Ricardo Bochini).
Y el suyo no fue un paso menor: llevó a ese equipo a ganar dos Copas Libertadores, una Intercontinental y un certamen local.
Además, tuvo en sus manos a los equipos de Ferro, Lanús, Platense, San Lorenzo, Newell´s, Racing, Vélez, Celta de Vigo (España), Nacional (Uruguay, campeón en 1977), Millonarios (Colombia, campeón en 1978), Monterrey (México) y Alianza Lima (Perú, campeón en 1992), entre otros.
No por nada el apodo que se ganó en la cancha nació cuando jugaba para la selección nacional. Prácticamente no hubo defensa argentina entre 1953 y 1958 que no tuviera su nombre. Jugó 35 partidos.
Fue el capitán en una de las actuaciones más recordadas de la selección argentina, cuando conquistó el Sudamericano de 1957, aquel equipo de los Carasucias : Corbatta, Maschio, Angelillo, Sívori y Cruz. Ese triunfo lo llevó a ser considerado el mejor deportista del país y recibió el Olimpia de Oro que entrega el Círculo de Periodistas Deportivos. "Fue el jugador que más fuerte me marcó", dijo Pelé.
También fue parte de uno de los mayores dolores en el Mundial de Suecia 58, de donde nuestro país se volvió en la primera rueda tras ser vapuleado por Checoslovaquia por 6 a 1.
Dellacha se forjó como un zaguero recio, de gran personalidad y juego fuerte. Con los años y la experiencia a esas cualidades les agregó una buena dosis de técnica con la que se ganó el apodo que lo acompañará siempre. Aunque esta vez, haya que lamentar su adiós.
Sin embargo, don Pedro del Área vio la luz casi 29 años después, el 30 de marzo de 1955, gracias a la fantasía del periodista Félix Daniel Frascara en el Sudamericano que la Argentina ganó en Chile.
Los dos, el mismo personaje en definitiva, el futbolista que con su talento en el área propia se ganó el respeto de muchas generaciones de aficionados, falleció este fin de semana, a los 84 años, y será enterrado este lunes en el cementerio de Lomas de Zamora.
Quizá porque en la sangre familiar estaba el origen genovés de su abuelo, Pietro Dellacha, él se fue probar a Boca, donde quedó, hizo las inferiores. Entonces, para la familia y los amigos era Puly. Y lo fue siempre en la intimidad, con los suyos.
Como futbolista pasó también por Quilmes entre 1950 y 1951, y se transformó en un ídolo sin tiempo en Racing, donde estuvo entre 1952 y 1959, lapso en el que consiguió el campeonato local en 1958. Luego se fue a México para jugar en Necaxa, donde obtuvo la Copa de ese país en la temporada 1959-60. Allí terminó su carrera como futbolista y comenzó su etapa como entrenador.
Como conductor tuvo una carrera que lo llevó por diversos lugares y lo hizo ponerse numerosos colores. Incluso, aquel que enfrentó con dientes apretados como jugador, como el rojo de Independiente (hizo debutar a Ricardo Bochini).
Y el suyo no fue un paso menor: llevó a ese equipo a ganar dos Copas Libertadores, una Intercontinental y un certamen local.
Además, tuvo en sus manos a los equipos de Ferro, Lanús, Platense, San Lorenzo, Newell´s, Racing, Vélez, Celta de Vigo (España), Nacional (Uruguay, campeón en 1977), Millonarios (Colombia, campeón en 1978), Monterrey (México) y Alianza Lima (Perú, campeón en 1992), entre otros.
No por nada el apodo que se ganó en la cancha nació cuando jugaba para la selección nacional. Prácticamente no hubo defensa argentina entre 1953 y 1958 que no tuviera su nombre. Jugó 35 partidos.
Fue el capitán en una de las actuaciones más recordadas de la selección argentina, cuando conquistó el Sudamericano de 1957, aquel equipo de los Carasucias : Corbatta, Maschio, Angelillo, Sívori y Cruz. Ese triunfo lo llevó a ser considerado el mejor deportista del país y recibió el Olimpia de Oro que entrega el Círculo de Periodistas Deportivos. "Fue el jugador que más fuerte me marcó", dijo Pelé.
También fue parte de uno de los mayores dolores en el Mundial de Suecia 58, de donde nuestro país se volvió en la primera rueda tras ser vapuleado por Checoslovaquia por 6 a 1.
Dellacha se forjó como un zaguero recio, de gran personalidad y juego fuerte. Con los años y la experiencia a esas cualidades les agregó una buena dosis de técnica con la que se ganó el apodo que lo acompañará siempre. Aunque esta vez, haya que lamentar su adiós.