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Cortes de gas a industrias seguirán todo el invierno
Las compañías esperan convivir con cortes los próximos dos meses. Creció 20% la importación de Bolivia y podría haber más gas desde el lunes
20 de julio de 2010
Pese a las quejas de los industriales, y por la falta de políticas de prevención por parte del Gobierno, los cortes de gas a industrias se mantendrán durante todo el invierno.
Las restricciones en el suministro durante los próximos dos meses tendrán una casi exclusiva variable de ajuste: la temperatura, que determina el nivel de consumo en hogares. El sistema comenzó ayer la semana dentro de lo previsto, con cortes casi totales para las industrias y restricciones puntuales en el caso del GNC.
Los conocedores de la operación diaria del sistema celebraban, sin embargo, dos logros: las restricciones del fin de semana permitieron comenzar el lunes con 306 millones de metros cúbicos (m3) de gas en los gasoductos. El ideal es 330 millones de m3, pero si el nivel baja hasta los 290 millones de m3 la situación se torna crítica, según informa el diario El Cronista.
Con cuentagotas, algunas empresas confirmaron a El Cronista que comenzaron a recibir algunas moléculas más de gas desde ayer, pero creen que no contarán con el gas que necesitan en los próximos dos meses. Otra vez ayer, el sector industrial pidió esfuerzos compartidos. Uno de los vicepresidentes de la UIA, Daniel Funes de Rioja, reclamó que los cortes de gas que afectan a las grandes fábricas se “compartan” con otros sectores, como el GNC. Sus declaraciones cayeron mal en el entorno de De Vido. “¿Ahora se preocupa por los trabajadores?”, comentaron cerca del ministro.
El Gobierno puso en marcha medidas adicionales para morigerar los efectos de la falta de gas. Entre ellas, duplicó las compras a Bolivia. De acuerdo con fuentes vinculadas con la operación, ayer se importaron 6,5 millones de m3 de gas. Ese número es un 20% más que los 5,4 millones de m3 que el país compró la semana pasada, y más de 160% por encima de los 2,5 millones de m3 que habitualmente se compran.
También le dio luz verde a las distribuidoras de gas –son las empresas de entablan relación con el cliente final– para que corten el GNC en algunas bocas si lo creen necesario. De acuerdo con fuentes del mercado, no se trató de una orden oficial, sino que cada empresa aplicó las restricciones cuando los sistemas locales corrían riesgo de entrar en problemas técnicos. Fue el caso, por ejemplo, de Mendoza, donde sólo despacharon gas con una manguera por estación.
El fin de semana además perdió presión el anillo de Buenos Aires, algo que generó problemas en estaciones periféricas.
El sistema eléctrico también trabaja al límite de sus operaciones. En este caso no hay un problema de oferta. De acuerdo con cálculos de Cammesa –la administradora del mercado–, la capacidad de generación real de la Argentina ronda los 22.000 megawatts (Mw), mientras que el consumo récord llegó hasta los 20.400 Mw.
El problema está dado por la precariedad en algunas redes de distribución. Un empresario del sector lo explicó de esta manera: “Hay problemas en las zonas cercanas a asentamientos precarios. En muchos casos no llega el gas y utilizan artefactos de frío-calor para calefacción. Eso eleva mucho el consumo y hace saltar las redes, que están a cargo de municipios y no de las distribuidoras”. Y la mayor demanda de esa clase de asentamientos puede provocar dificultades en los barrios aledaños, como ocurrió en Capital y el Gran Buenos Aires.
Las restricciones en el suministro durante los próximos dos meses tendrán una casi exclusiva variable de ajuste: la temperatura, que determina el nivel de consumo en hogares. El sistema comenzó ayer la semana dentro de lo previsto, con cortes casi totales para las industrias y restricciones puntuales en el caso del GNC.
Los conocedores de la operación diaria del sistema celebraban, sin embargo, dos logros: las restricciones del fin de semana permitieron comenzar el lunes con 306 millones de metros cúbicos (m3) de gas en los gasoductos. El ideal es 330 millones de m3, pero si el nivel baja hasta los 290 millones de m3 la situación se torna crítica, según informa el diario El Cronista.
Con cuentagotas, algunas empresas confirmaron a El Cronista que comenzaron a recibir algunas moléculas más de gas desde ayer, pero creen que no contarán con el gas que necesitan en los próximos dos meses. Otra vez ayer, el sector industrial pidió esfuerzos compartidos. Uno de los vicepresidentes de la UIA, Daniel Funes de Rioja, reclamó que los cortes de gas que afectan a las grandes fábricas se “compartan” con otros sectores, como el GNC. Sus declaraciones cayeron mal en el entorno de De Vido. “¿Ahora se preocupa por los trabajadores?”, comentaron cerca del ministro.
El Gobierno puso en marcha medidas adicionales para morigerar los efectos de la falta de gas. Entre ellas, duplicó las compras a Bolivia. De acuerdo con fuentes vinculadas con la operación, ayer se importaron 6,5 millones de m3 de gas. Ese número es un 20% más que los 5,4 millones de m3 que el país compró la semana pasada, y más de 160% por encima de los 2,5 millones de m3 que habitualmente se compran.
También le dio luz verde a las distribuidoras de gas –son las empresas de entablan relación con el cliente final– para que corten el GNC en algunas bocas si lo creen necesario. De acuerdo con fuentes del mercado, no se trató de una orden oficial, sino que cada empresa aplicó las restricciones cuando los sistemas locales corrían riesgo de entrar en problemas técnicos. Fue el caso, por ejemplo, de Mendoza, donde sólo despacharon gas con una manguera por estación.
El fin de semana además perdió presión el anillo de Buenos Aires, algo que generó problemas en estaciones periféricas.
El sistema eléctrico también trabaja al límite de sus operaciones. En este caso no hay un problema de oferta. De acuerdo con cálculos de Cammesa –la administradora del mercado–, la capacidad de generación real de la Argentina ronda los 22.000 megawatts (Mw), mientras que el consumo récord llegó hasta los 20.400 Mw.
El problema está dado por la precariedad en algunas redes de distribución. Un empresario del sector lo explicó de esta manera: “Hay problemas en las zonas cercanas a asentamientos precarios. En muchos casos no llega el gas y utilizan artefactos de frío-calor para calefacción. Eso eleva mucho el consumo y hace saltar las redes, que están a cargo de municipios y no de las distribuidoras”. Y la mayor demanda de esa clase de asentamientos puede provocar dificultades en los barrios aledaños, como ocurrió en Capital y el Gran Buenos Aires.