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Las curiosas estadísticas del contradictorio 'INDEK'
Según datos del organismo, la pobreza y la indigencia bajaron en el último año. Pero simultáneamente creció la cantidad de desocupados y subocupados. ¿Lo qué?
11 de abril de 2010
El 'INDEK' intervenido por el gobierno para evitar que la ciudadanía conozca la estadística sobre variables clave como inflación, pobreza y desempleo, continúa provocando hilaridad entre los expertos en estadística.
Un análisis realizado por Ismael Bermúdez en el diario Clarín explica que la reducción de la pobreza y la indigencia, y la mejora en la distribución del ingreso que informó el INDEC, informó no sólo chocan con la percepción social, sino que También se contradicen con otros datos del propio organismo oficial.
Según un informe del Instituto difundido la semana pasada, en 12 meses la pobreza se redujo del 15,3 al 13,2 por ciento y la indigencia disminuyó del 4,4 al 3,5 por ciento, en tanto se achicó la brecha de ingresos entre los más ricos y los más pobres.
Estas cifras corresponden a las mediciones de la segunda mitad de 2009, cuando aún no se había puesto en marcha la Asignación Universal de $ 180 por hijo, que comenzó a efectivizarse en diciembre. De aquí se desprende que las supuestas mejoras no podrían explicarse por la ampliación de ese subsidio. Habrá que esperar a la próxima medición del INDEC para poder determinar cuál fue su incidencia sobre la realidad social.
¿Entonces de dónde proviene esta supuesta mejora en los indicadores de pobreza y reparto de la riqueza?
El factor que mejora los ingresos de la población es el empleo. Pero de allí no puede surgir esa mejora, ya que -por el impacto de la crisis- según el INDEC la tasa de ocupación se redujo entre fines de 2008 y fines de 2009: pasó del 42,6 al 42,4%. En términos absolutos, no hubo aumento del número de ocupados.
Además, entre los que tuvieron empleo creció el número de subocupados, así llamados porque trabajan pocas horas. En el tercer trimestre el subempleo subió del 8,5 al 10,5% y en el cuarto trimestre, del 9,1% al 10,3%, especialmente en la franja de los que salieron a buscar trabajo a tiempo completo y no lo consiguieron.
Más aún, en el mismo lapso -y a pesar de que se puso en marcha el Plan Oficial de cooperativas, por la falta de crecimiento del empleo-, también subió la desocupación: del 7,8 a 8,2% en el tercer trimestre y del 7,3 a 8,4% en el cuarto. Según el Ministerio de Economía, el año pasado, el número de desocupados aumentó de 1.174.000 a 1.340.000 casos. Esta estadística no tomó en cuenta que, también por la crisis, hubo un alza de las suspensiones, en parte asistidas por programas del Ministerio de Trabajo.
Con este cuadro social se infiere que lo que explicaría este "misterio" de reducción de pobreza con aumento de la desocupación sería . la manipulación del índice de suba de los precios.
La medición de pobreza e indigencia se obtiene de confrontar los ingresos de la población con el costo de la Canasta Básica. Y, para el INDEC, los precios de esa canasta fueron más bajos que los reales y casi no habrían registrado aumentos en 2009, a diferencia de las mediciones de los institutos provinciales que registraron incrementos muy superiores.
Así, en base a una fuerte subestimación de los aumentos de los alimentos y servicios básicos, la estadística oficial concluye que los sueldos y las jubilaciones subieron por encima de lo que habría aumentado la Canasta Básica. Y esta supuesta mejoría habría hecho que más hogares y personas salieran de la pobreza y la indigencia. En cambio, con las estadísticas de estudios privados (UCA, SEL, Ecolatina, por ejemplo) la pobreza salta al 30% y la indigencia al 12%.
Estas incongruencias del INDEC comenzaron con la intervención del organismo por parte del secretario Guillermo Moreno. Y se extienden a numerosas series estadísticas.
El experto Artemio López advierte sobre otras incongruencias "históricas" en las estadísticas oficiales. Porque para el INDEC la indigencia sería hoy del 3,5%, lo que la ubicaría en los mismos niveles de 1974, pero con el resto de los indicadores en las antípodas de aquel momento.
López se pregunta cómo la pobreza y la indigencia pueden equipararse con las de 1974 cuando entonces el desempleo era del 2,8% y hoy es del 8,4%. O cuando el trabajo en negro en 1974 era del 17,2%, y hoy afecta al 36,1% de los asalariados. Y la diferencia entre ricos y pobres era mucho menor en 1974, en tanto los trabajadores participaban del 46,2% del ingreso nacional y hoy apenas araña el 31,1%.
La conclusión de López es que las cifras del INDEC son estadísticamente inconsistentes con la realidad actual y con los propios antecedentes históricos.