"Nos vendieron un buzón", dijo a la agencia Noticias Argentinas una fuente del oficialismo.

Con esa frase dura intentó explicar la derrota de la lista impulsada por el gobernador Carlos Rovira por más de 13 puntos en Misiones.

En un primer análisis a puertas cerradas, los principales funcionarios de la Casa Rosada aseguraron que "creyeron" en los vaticinios de Rovira, quien hasta el mismo viernes informaba que ganaba, según encuestas que encargó su administración, por más de "18 puntos".

En ese escenario, los análistas del Gobierno sostuvieron que el "triunfalismo" de Rovira terminó jugando "en contra para todos", pero a la vez establecieron que esta actitud "no golpea la imagen del presidente Kirchner".

El jefe de Estado tomó distancia desde su provincia natal y se espera seguramente que mañana, cuando encabece un acto que se realizará en Casa de Gobierno sobre
anuncios de obras en el partido La Matanza, haga un balance de estas elecciones en Misiones.

El acto, programado originalmente para las 10.00 en el Salón Sur, fue postergado para las 18.00, en un anticipo de la decisión de Kirchner de permanecer más tiempo de "descanso" en su tierra natal.

Allí, el jefe de Estado no pasó un fin de semana tranquilo, ya que además de sufrir en carne propia la derrota de Rovira en Misiones debió atender varios asuntos referidos a la Gobernación de Santa Cruz, tema al cual el jefe de Estado le dedica un espacio importante.