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Peronismo violento
El homenaje a Perón fue empañado por la violencia. Hubo disparos en San Vicente y medio centenar de heridos. Kirchner suspendió su participación
17 de octubre de 2006
Por momentos hizo recordar a la lamentable masacre de Ezeiza, aunque en menor escala. Otra vez, se enfrentaron grupos internos que se reinvidican como peronistas.
Los enfrentamientos históricos dentro del PJ reaparecieron hoy inesperadamente durante el traslado del cadáver de Juan Domingo Perón a la quinta de San Vicente, donde grupos antagónicos se agredieron con pedradas y balazos en medio de un homenaje que de todos modos se cumplió.
Los incidentes interrumpieron y modificaron el recorrido del féretro, provocaron la ausencia del presidente Néstor Kirchner y causaron unos 60 heridos, aunque no impidieron que Perón fuera finalmente alojado en el mausoleo acondicionado especialmente en la quinta 17 de Octubre.
Fue una de las conmemoraciones más violentas del Día de la Lealtad Peronista, que comenzó sin inconvenientes con el traslado del féretro desde la sede de la CGT y que se empañó a partir de las 15.00, cuando empezaron los disturbios.
Divididos en dos tandas, los disturbios recordaron peleas históricas de facciones peronistas, pese a que los organizadores del acto no habían previsto que podían resurgir justo en un momento de tributo al fundador del Partido Justicialista.
Inicialmente la refriega se registró en la puerta principal de acceso de la quinta, donde militantes de distintos sectores se enfrentaron a piedras, palos y hasta balazos en una puja por espacios privilegiados dentro del predio.
Fue alrededor de las 15.30, cuando el féretro del ex presidente aún no había llegado hasta la quinta y sectores identificados con el gremio de Camioneros y la UOCRA comenzaron a pugnar por ingresar a la quinta histórica.
Desde el interior, otro grupo que no estaba identificado, pero que tendría relación con el PJ bonaerense, pareció querer impedirlo y de golpe comenzó una batalla campal con golpes de puño y palos, que luego decantó en lanzamiento de proyectiles.
Fuentes del PJ identificaron a los grupos enfrentados con militantes de aquellos gremios, que tenían una cuenta pendiente de un enfrentamiento ocurrido en Ezeiza en 1996, donde hubo siete heridos de bala, pero el kirchnerismo apuntó directamente al duhaldismo.
En ese momento, la puerta de entrada a la quinta se abría y se cerraba de acuerdo con el avance de uno u otro grupo, pero piedras y otros objetos contundentes también volaban por encima de los muros divisorios, de unos dos metros de altura.
De pronto, un militante con camisa, campera y jeans, que se encontraba en el exterior, se puso de frente al portón de madera y gatilló cinco veces delante de cámaras de televisión y lentes fotográficos, que registraron toda la secuencia.
Según trascendió, este hombre estaría vinculado al gremio de los Camioneros, dentro de cuya estructura sería chofer de uno de los dirigentes más importantes del sindicatos.
Media hora después de iniciados los choques la situación pareció atenuarse, pese a que continuaban las agresiones a un lado y otro de la quinta, en tanto que algunas ambulancias partían con heridos a centros asistenciales cercanos.
Tras el primer enfrentamiento unos 30 heridos fueron atendidos en el hospital Ramón Carrillo de San Vicente, ubicado a sólo dos cuadras de la quinta, pero ese número se elevó a 60 con otro episodio posterior.
Obviamente, el desarrollo del acto cambió: la cureña que trasladaba al ex presidente en un clima de fiesta debió detenerse a unos kilómetros de la quinta, mientras algunos organizadores no podían confirmar la continuidad del acto.
A las 17.00 voceros oficiales señalaron que el presidente Néstor Kirchner –quien permaneció toda la tarde en Olivos- no asistiría al acto de homenaje y poco tiempo después lo imitó el gobernador bonaerense, Felipe Solá.
Pero de pronto "el operativo traslado" se reanudó y la caravana se desvió de la ruta 58 y tomó por un camino de tierra para llegar con mayor celeridad a la quinta de San Vicente, porque ya estaba cayendo el sol.
Poco antes de las 18:00 la cureña llegó al sitio histórico, rodeada de un amplio operativo policial -que se desplegó tras los primeros incidentes- y de militantes gremiales.
Pero en ese momento se produjo otra gresca generalizada, esta vez delante del féretro de Juan Domingo Perón.
Corridas, palazos, golpes y piedrazos pudieron observarse dentro de la quinta 17 de Octubre, donde se iba a desarrollar el acto, pese a los incidentes previos.
Sin embargo, los organizadores decidieron seguir adelante y en el palco cantaban el himno nacional prácticamente sin atender lo que ocurría tanto dentro como fuera del predio.
El secretario general de la CGT, Hugo Moyano, decidió hacer uso de la palabra y en un discurso encendido trató de "idiotas útiles" e "imbéciles" a los que ocasionaron las peleas, mientras era agredido por una lluvia de piedras que atajaban sus colaboradores.