El Gobierno acordó anoche con los sindicalistas del centro asistencial trasladar para el martes de la semana próxima una nueva ronda de negociaciones para tratar de encauzar el conflicto, por lo que el hospital seguirá tomado durante cuatro días más.

El conflicto tuvo su pico máximo de tensión el martes y miércoles con varios choques entre manifestantes.

El delegado gremial del hospital, David Garuti, se reunió ayer en la Casa de Gobierno con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, con quienes analizaron la difícil situación de la institución.

En el encuentro, los trabajadores plantearon la posibilidad de nacionalizar el hospital, pero los funcionarios lo rechazaron, proponiendo crear un fondo fiduciario y garantizar así el funcionamiento del hospital.

El proyecto planteado por los funcionarios nacionales será analizado durante el fin de semana en varias asambleas.

Por su parte, Alejandro Silento, uno de los directores médicos, dijo que "el Hospital se convirtió en el campo de batalla de un grupo político" y responsabilizó a los sindicalistas de la comisión interna por los desbordes.

Por otra parte, personal no médico de la institución manifestó que aunque "no hay ni insumos ni sueldos" a los pacientes "no les falta nada, por ahora".

En este marco, Silento denunció que "esa misma gente" dijo que "se robaban los insumos del anexo y por eso se suspendió el reparto. Esto puso en peligro la atención de los pacientes", sostuvo Silento.

Indignado por la situación que pasa el centro asistencial, el directivo sostuvo: "Los sindicalistas no quieren nada, están al margen de la situación. La verdad es que esto es una cuestión política. Hay 5 o 6 personas que están haciendo sus bases políticas para pelear en partidos de izquierda".

No obstante, en las últimas horas ocho traslados de pacientes afiliados al PAMI fueron ordenados, por lo que la cifra de internados desciende continuamente. Esta mañana quedan 40 personas internadas.