En los últimos meses, cada vez con mayor frecuencia, el primer ministro italiano ha desmentido reiteradamente la venta total o las negociaciones con un socio supermillonario que ayude a afrontar gastos y permita hacer inversiones en jugadores, que son los que hacen ganar partidos y copas. Pero, La Gazzetta dello Sport de Milán, el diario deportivo más importante del país, aseguró que la venta "está sobre la mesa de los responsables del club".

Una realidad dramática, inesperada, ha acelerado la necesidad de juntarse con "ingente liquidez". Berlusconi fue considerado hace tres días por la justicia milanesa "corresponsable de corrupción" en el caso del arbitraje judicial, llamado "laudo Mondadori", que en 1991 adjudicó una de las editoriales más grandes de Europa al actual primer ministro. Berlusconi y los suyos se quedaron con la Mondadori, quitándosela gracias al laudo al ingeniero Carlo De Benedetti, que desde hace un cuarto de siglo años litiga con il Cavaliere por negocios multimillonarios. Para conseguir el fallo favorable, segun los magistrados, Berlusconi hizo que su abogado Cesare Previti y otros dos letrados corrompieran con 1,5 millones de euros al juez de Roma, Vittorio Metta, según supo el diario Clarín.

Previti, Metta y los otros dos abogados fueron condenados a prisión en 2007 y hace tres días se conoció el fallo aplastante del juicio civil: Berlusconi debe pagarle por daños, perjuicios e intereses acumulados 750 millones de euros (US$ 1.100 millones) a De Benedetti, propietario del diario La Repubblica.

"La venta del Milan ya no es una cuestión de familia", afirma La Gazzetta dello Sport. Ahora hay que vender sí o si. Marina Berlusconi, hija mayor de il Cavaliere, no siente ganas de salvar al club porque lo que hay que evitar es que se hunda el imperio de familia. Según el diario deportivo milanés, Marina, de acuerdo con su padre y los que dirigen las finanzas rojinegras, creen que el club vale 700 millones de euros.

Una montaña de plata que pocos pueden pagar y hay que ver si los pocos que pueden están dispuestos a desembolsar semejante precio. El Milan ha entrado en una decadencia pronunciada. Hace unos meses vendió para hacer caja a su gran estrella, el brasileño Kaká: 65 millones de euros. Carlo Ancelotti, el director técnico de oro que hizo ganar torneos italianos y europeos, se marchó al Chelsea de Inglaterra, donde le pagan mucho más de los 4,5 millones de euros que cobraba en el Milan. Llamaron al brasileño Leonardo, que cobra 1,5 milones en esta época de vacas flacas. Los resultados son malos: el Milan marcha en mitad de la tabla y en la Copa de Campeones pierde sistemáticamente. El crack brasileño Ronaldhino, que costó una fortuna y que Berlusconi exhibió como un trofeo en sus grandes momentos políticos, no da buenos resultados. Y el joven Pato, también brasileño y en el que Berlusconi depositaba la esperanza de un nuevo Kaká, se la pasa diciendo que extraña a su amigo Kaká y se muestra muy deprimido.

Berlusconi hace meses que ha abandonado al Milan. Muchos hinchas que lo endiosaban ahora lo detestan. Y esto significa que il Cavaliere tiene que pagar un alto precio político negativo. El actual candidato a quedarse con el Milan o comprar una parte es el petrolero albanés Rezart Taci. También se incluye en la lista a un grupo de riquísimos personajes de los Emiratos Arabes Unidos. Hace dos meses brillaba en el horizonte el líder libio, Muhamar Kadafi. El coronel habría ofrecido una buena suma por el 40% del Milan, que se ha convertido en el espejo de la decadencia de Berlusconi.