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La historia de la beba que vivió gracias a la ciencia
Se trata del primer caso de embarazo triple de un par de gemelos siameses y un tercer bebé sano que se conoce en la Argentina, y el 16to en todo el mundo. La historia
1 de septiembre de 2008
Este caso de embarazo triple compuesto de un par de gemelos fusionados -siameses- y de un tercer gemelo sano tiene, además, la particularidad de ser el primero, a nivel mundial, en el que se tomó una actitud activa para mejorar las chances de sobrevida del feto sano, sin agredir al bebé enfermo, en quien era inexistente la posibilidad de sobrevivir luego del parto.
La madre, Alejandra Sánchez de 32 años, está casada con Hugo Chuquel, de 35, con quien tiene cinco hijos. Vive actualmente en la localidad de Capilla de Señor. En enero pasado quedó embarazada de un supuesto sexto hijo.
En junio de este año, cuando ya cursaba un embarazo de 24 semanas, su obstetra la derivó a la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Universitario Austral, porque su embarazo era múltiple, pero con un bebé polimalformado.
En el Austral se le diagnosticó un embarazo triple formado por un par de gemelas siamesas y una tercera gemela normal. Las siamesas estaban fusionadas en la mitad superior del cuerpo, compartiendo el corazón y la cabeza.
En esta última no se formó la calota craneana, lo cual produce un cuadro conocido como anencefalia, que lleva a la destrucción de la corteza cerebral y que lamentablemente significaba que estas bebés iban a morir poco después de nacer.
Con este panorama, Adolfo Etchegaray, director de la Unidad de Medicina Fetal, afirmó: "Lamentablemente no podíamos curar al bebé fusionado, pero teníamos un problema adicional: la vida del bebé sano corría un grave peligro debido a que el líquido amniótico, en el saco del siamés, iba aumentando progresivamente cada semana como consecuencia de su incapacidad de deglutir, lo cual eventualmente podría producir un parto prematuro severo".
"La clave era tratar de encontrar una forma de reducir el riesgo de prematuridad en el feto sano, sin perjudicar al enfermo", detalló el médico.
En julio, cuando la madre comenzaba a cursar las 29 semanas de embarazo, el aumento de la tensión abdominal llevó al experto en Medicina Fetal a decidir realizar un amniodrenaje para descomprimir el útero y permitir que el embarazo continuara hasta una edad gestacional menos peligrosa para el nacimiento.
"Lo novedoso de este caso no fue precisamente el amniodrenaje. En la gran mayoría de los pocos casos publicados en la literatura se procedió directamente a finalizar todo el embarazo o se realizó un feticidio selectivo del feto siamés, a veces incluso produciendo la muerte del sano, involuntariamente", prosiguió el especialista.
El 12 de agosto fue el día clave. Se programó una cesárea para reducir el riesgo de complicaciones para el bebé sano y una cirugía más dificultosa a edades gestacionales más avanzadas.
Luisana, la beba sana, nació con un peso de 1.770 gramos y permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatológicos.
Vanesa, así se llamaron las siamesas, tan sólo vivió media hora, tal como se esperaba desde que se realizó el diagnóstico.