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El semestre local cerró con un déficit de $ 1.738 millones
El gasto en obra pública alcanzó un récord histórico y se duplicó en un año. El 40% de los recursos se destinó al pago de jubilaciones. Los números de Amado Boudou
21 de julio de 2009
El Estado cerró su balance con un déficit de 1.640 millones de pesos en junio, y acumuló así un desequilibrio de $ 1.738 millones en el semestre. Los gastos corrientes subieron 38% mientras que los ingresos corrientes lo hicieron 27%. La movilidad jubilatoria desde septiembre complicará aún más el panorama.
Fue un mal debut para Amado Boudou en el frente fiscal. Junto al secretario Hacienda, Juan Carlos Pezoa, y el subscretario de Presupuesto, Raúl Rigo, el flamante ministro dio a conocer ayer que el superávit primario, que no considera los intereses de la deuda, alcanzó $ 909 millones en junio. Sin embargo, luego de computar los $ 2.553 millones del pago de intereses de la deuda, el resultado financiero fue deficitario.
La comparación contra 2008 muestra la erosión del ahorro fiscal. El superávit primario de junio resultó 65% inferior al que se había registrado en el mismo mes del año pasado cuando llegó a $ 2.649 millones. De tenerse en cuenta una inflación cercana al 15%, el excedente sería menor hasta en 80%. Mientras que el déficit financiero semestral de $ 1.738 millones quedó muy por debajo del superávit de $ 12.829 millones producido el primer semestre del año anterior.
Como en los últimos meses, las erogaciones cayeron a un ritmo mayor que los recursos. Las prestaciones a la seguridad social subieron 28% en un año y la partida representó 40% del total de gasto corriente. Por esa razón desde septiembre habrá un fuerte impacto en las cuentas públicas cuando la movilidad obligue a incrementar cerca de 10% a los haberes jubilatorios. La Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS), que en los últimos meses mostró superávit fiscal, tuvo en junio un déficit de $ 1.460 millones como consecuencia del pago del aguinaldo a los beneficiarios.
Entre los gastos que más subieron en un año, la partida por remuneraciones al personal estatal trepó 36%, los gastos en bienes y servicios 86% y las transferencias al sector privado (subsidios) 26%. Las empresas públicas tuvieron un déficit de $ 320 millones. Con más de $ 3.700 millones, el gasto en obra pública e infraestructura fue récord histórico y más que se duplicó en apenas un año.
Pese al deterioro de las cuentas públicas Boudou destacó que la Argentina “aún mantiene superávit primario en medio de un contexto internacional desfavorable” y prometió que el “presupuesto de la Argentina estará equilibrado a fin de año”.
El funcionario recordó que trabajará “para que la Argentina pueda volver a los mercados voluntarios de deuda”, al tiempo que también se comprometió a “una utilización más eficiente de los recursos del Estado” para aliviar la estrechez financiera sin recurrir a políticas de ajuste.
En otro orden, Boudou afirmó que intentará “realizar un cambio” de los Bonos de deuda pública que se actualizan por el CER (índice de indexación en base a la inflación minorista) por algún otro indicador, ya que el peso de los intereses de la deuda fue clave en llevar los números de nuevo al rojo por primera vez en cinco años.
Fue un mal debut para Amado Boudou en el frente fiscal. Junto al secretario Hacienda, Juan Carlos Pezoa, y el subscretario de Presupuesto, Raúl Rigo, el flamante ministro dio a conocer ayer que el superávit primario, que no considera los intereses de la deuda, alcanzó $ 909 millones en junio. Sin embargo, luego de computar los $ 2.553 millones del pago de intereses de la deuda, el resultado financiero fue deficitario.
La comparación contra 2008 muestra la erosión del ahorro fiscal. El superávit primario de junio resultó 65% inferior al que se había registrado en el mismo mes del año pasado cuando llegó a $ 2.649 millones. De tenerse en cuenta una inflación cercana al 15%, el excedente sería menor hasta en 80%. Mientras que el déficit financiero semestral de $ 1.738 millones quedó muy por debajo del superávit de $ 12.829 millones producido el primer semestre del año anterior.
Como en los últimos meses, las erogaciones cayeron a un ritmo mayor que los recursos. Las prestaciones a la seguridad social subieron 28% en un año y la partida representó 40% del total de gasto corriente. Por esa razón desde septiembre habrá un fuerte impacto en las cuentas públicas cuando la movilidad obligue a incrementar cerca de 10% a los haberes jubilatorios. La Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS), que en los últimos meses mostró superávit fiscal, tuvo en junio un déficit de $ 1.460 millones como consecuencia del pago del aguinaldo a los beneficiarios.
Entre los gastos que más subieron en un año, la partida por remuneraciones al personal estatal trepó 36%, los gastos en bienes y servicios 86% y las transferencias al sector privado (subsidios) 26%. Las empresas públicas tuvieron un déficit de $ 320 millones. Con más de $ 3.700 millones, el gasto en obra pública e infraestructura fue récord histórico y más que se duplicó en apenas un año.
Pese al deterioro de las cuentas públicas Boudou destacó que la Argentina “aún mantiene superávit primario en medio de un contexto internacional desfavorable” y prometió que el “presupuesto de la Argentina estará equilibrado a fin de año”.
El funcionario recordó que trabajará “para que la Argentina pueda volver a los mercados voluntarios de deuda”, al tiempo que también se comprometió a “una utilización más eficiente de los recursos del Estado” para aliviar la estrechez financiera sin recurrir a políticas de ajuste.
En otro orden, Boudou afirmó que intentará “realizar un cambio” de los Bonos de deuda pública que se actualizan por el CER (índice de indexación en base a la inflación minorista) por algún otro indicador, ya que el peso de los intereses de la deuda fue clave en llevar los números de nuevo al rojo por primera vez en cinco años.