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AMIA: una herida abierta que no deja de sangrar
A 15 años del atentado a la mutual judía no hay justicia. Reclamos internacionales y una causa paralizada. Verdades y mentiras sobre la investigación. Un dolor que no cesa
17 de julio de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco
El reloj detenido a las 9:53 es el acto de memoria más fiel de un dolor que no puede ser calmado aún por un país a 15 años de una de las masacres más terribles que vivió en su historia.
La falta de justicia es el peor de alimentos para el dolor de un hecho que acrece de respuestas y necesita que tenga a sus responsables, ya no solo identificados sino también pagando la culpa tras un juicio que acredite esa responsabilidad.
Fueron 85 víctimas fatales y más de 300 heridos que funcionaron como el reflejo mas claro de la impunidad cuando el lunes 18 de julio de 1994 una bomba estalló en la desde de la AMIA en Buenos Aires producto de un atentado terrorista.
Pasaron 15 años y en ese trayecto de tiempo el dolor no cesó producto de una investigación original cargada de sospechas a cargo del ex juez Juan José Galeano, hoy destituido, de un proceso judicial que se extendió por dos años y medio y terminó dejando libres a lo únicos detenidos en la causa, la supuesta conexión argentina en el hecho.
Así el reducidor de automóviles Carlos Tellendín y los integrantes de la policía bonaerense fueron liberados y ya nadie quedó preso por esta tragedia que tuvo desde el inicio la sospecha sobre la responsabilidad de un grupo fundamentalista de Medio Oriente.
En las últimas semanas hubo una leve esperanza para los familiares cuando La Corte Suprema de Justicia ordenó dejar sin efecto la nulidad de los primeros tramos de la causa.
La decisión se tomó al aceptar las apelaciones presentadas contra el fallo del Tribunal Oral Federal 3 y la Cámara Nacional de Casación Penal: en ambas instancias se había anulado toda la investigación por el ataque terrorista a raíz de un pago ilegal a Telleldín por 400 mil dólares, que ahora debería afrontar un nuevo juicio.
De esta manera, se revalidaron los primeros tramos de la investigación -que incluye la pesquisa sobre Carlos Telleldín y su declaración indagatoria- y confirmó la nulidad de lo actuado con posterioridad al 31 de octubre de 1995", fecha en la que Galeano decidió la apertura de la denominada "causa Brigadas” y ordenó investigar a policías bonaerenses por extorsionar a Telleldín.
La otra esperanza fue cuando el ex presidente Néstor Kirchner, quien calificó la falta de respuestas del Estado a la verdad sobre este hecho como “una deshonra nacional”, impulso una nueva investigación a cargo del fiscal Alberto Nisman, en 2005.
Para poder permitirse el grupo “Hezbollah” producir el atentado de la AMIA –según el resultado de la investigación de Nisman—se dieron algunas circunstancias “ideales” producto de los intereses políticos de ese momento.
Difícilmente hubiera existido un atentado a la mutual judía si la investigación inoperante al atentado a la Embajada de Israel, hecho que ocurrió dos años antes, hubiera sido llevaba a cabo con responsabilidad y eficacia.
Las cuestiones internas del gobierno del ex presidente Carlos Menem fueron parte de esa situación de no dar respuestas al atentado y generar un escenario de impunidad óptimo para un segundo ataque.
Esa misma situación de falta de respuestas y acciones para encontrar la verdad se volvió a repetir calcado en las horas posteriores al atentado habilitando una situación repetida que luego se plasmó en está actual falta de justicia.
A la tarde de ese 18 de julio de 1994, durante una lamentable conferencia de prensa con el ex presidente Menem, el periodista Fernando Aguinaga de la agencia Noticias Argentinas, le preguntó al ex mandatario si a 10 horas de producirse el atentado “las fronteras ya estaban cerradas”.
Menem dudó en su respuesta ante la realidad que los pasos fronterizos del país aún permanecían abiertos pero con “un fuerte control de migraciones”. Un país en estado de indefección completa.
Los años siguientes fueron mucho más en esas situaciones inoperantes y quedó plasmado en el accionar del juez Galeano y un juicio que hizo sentir aún mas desamparados a los familiares de las víctimas.
La realidad muestra que a 15 años del fatídico 18 de julio, la Argentina reclama la detención y posterior extradición de cinco ex funcionarios del gobierno iraní e integrantes de la agrupación libanesa Hezbollah que la Interpol tiene activada en todo el mundo.
El compromiso llegó también a la Naciones Unidas cuando Kirchner, en su último discurso ante la Asamblea pidió que Irán “acepte y colabore” con la necesidad de justicia de la Argentina.
Una necesidad que lo reclaman las 85 víctimas, todos argentinos, algunos de origen judío, pero todos ciudadanos nacidos para vivir en este lugar en el mundo.
Un reloj detenido a las 9:53, un tiempo que ya lleva 15 años sin respuestas.
Un grito silencioso y necesario: Justicia, perseguirás.
El reloj detenido a las 9:53 es el acto de memoria más fiel de un dolor que no puede ser calmado aún por un país a 15 años de una de las masacres más terribles que vivió en su historia.
La falta de justicia es el peor de alimentos para el dolor de un hecho que acrece de respuestas y necesita que tenga a sus responsables, ya no solo identificados sino también pagando la culpa tras un juicio que acredite esa responsabilidad.
Fueron 85 víctimas fatales y más de 300 heridos que funcionaron como el reflejo mas claro de la impunidad cuando el lunes 18 de julio de 1994 una bomba estalló en la desde de la AMIA en Buenos Aires producto de un atentado terrorista.
Pasaron 15 años y en ese trayecto de tiempo el dolor no cesó producto de una investigación original cargada de sospechas a cargo del ex juez Juan José Galeano, hoy destituido, de un proceso judicial que se extendió por dos años y medio y terminó dejando libres a lo únicos detenidos en la causa, la supuesta conexión argentina en el hecho.
Así el reducidor de automóviles Carlos Tellendín y los integrantes de la policía bonaerense fueron liberados y ya nadie quedó preso por esta tragedia que tuvo desde el inicio la sospecha sobre la responsabilidad de un grupo fundamentalista de Medio Oriente.
En las últimas semanas hubo una leve esperanza para los familiares cuando La Corte Suprema de Justicia ordenó dejar sin efecto la nulidad de los primeros tramos de la causa.
La decisión se tomó al aceptar las apelaciones presentadas contra el fallo del Tribunal Oral Federal 3 y la Cámara Nacional de Casación Penal: en ambas instancias se había anulado toda la investigación por el ataque terrorista a raíz de un pago ilegal a Telleldín por 400 mil dólares, que ahora debería afrontar un nuevo juicio.
De esta manera, se revalidaron los primeros tramos de la investigación -que incluye la pesquisa sobre Carlos Telleldín y su declaración indagatoria- y confirmó la nulidad de lo actuado con posterioridad al 31 de octubre de 1995", fecha en la que Galeano decidió la apertura de la denominada "causa Brigadas” y ordenó investigar a policías bonaerenses por extorsionar a Telleldín.
La otra esperanza fue cuando el ex presidente Néstor Kirchner, quien calificó la falta de respuestas del Estado a la verdad sobre este hecho como “una deshonra nacional”, impulso una nueva investigación a cargo del fiscal Alberto Nisman, en 2005.
Para poder permitirse el grupo “Hezbollah” producir el atentado de la AMIA –según el resultado de la investigación de Nisman—se dieron algunas circunstancias “ideales” producto de los intereses políticos de ese momento.
Difícilmente hubiera existido un atentado a la mutual judía si la investigación inoperante al atentado a la Embajada de Israel, hecho que ocurrió dos años antes, hubiera sido llevaba a cabo con responsabilidad y eficacia.
Las cuestiones internas del gobierno del ex presidente Carlos Menem fueron parte de esa situación de no dar respuestas al atentado y generar un escenario de impunidad óptimo para un segundo ataque.
Esa misma situación de falta de respuestas y acciones para encontrar la verdad se volvió a repetir calcado en las horas posteriores al atentado habilitando una situación repetida que luego se plasmó en está actual falta de justicia.
A la tarde de ese 18 de julio de 1994, durante una lamentable conferencia de prensa con el ex presidente Menem, el periodista Fernando Aguinaga de la agencia Noticias Argentinas, le preguntó al ex mandatario si a 10 horas de producirse el atentado “las fronteras ya estaban cerradas”.
Menem dudó en su respuesta ante la realidad que los pasos fronterizos del país aún permanecían abiertos pero con “un fuerte control de migraciones”. Un país en estado de indefección completa.
Los años siguientes fueron mucho más en esas situaciones inoperantes y quedó plasmado en el accionar del juez Galeano y un juicio que hizo sentir aún mas desamparados a los familiares de las víctimas.
La realidad muestra que a 15 años del fatídico 18 de julio, la Argentina reclama la detención y posterior extradición de cinco ex funcionarios del gobierno iraní e integrantes de la agrupación libanesa Hezbollah que la Interpol tiene activada en todo el mundo.
El compromiso llegó también a la Naciones Unidas cuando Kirchner, en su último discurso ante la Asamblea pidió que Irán “acepte y colabore” con la necesidad de justicia de la Argentina.
Una necesidad que lo reclaman las 85 víctimas, todos argentinos, algunos de origen judío, pero todos ciudadanos nacidos para vivir en este lugar en el mundo.
Un reloj detenido a las 9:53, un tiempo que ya lleva 15 años sin respuestas.
Un grito silencioso y necesario: Justicia, perseguirás.