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Alejandro Sabella, el entrenador campeón menos esperado
De rica historia del club llegó en medio del torneo para reemplazar a Leonardo Astrada. Su primera experiencia como DT. Un grande con alma de humilde
15 de julio de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco
“Tiene que venir Sabella que es un hombre del club”, dijo un alto dirigente de Estudiantes a principios de abril cuando Leonardo Astrada había renunciado y el equipo estaba la deriva.
La apuesta no fue menor: si bien Sabella había sido una figura inobjetable en el club en los títulos de 1982 y 1983, su inexperiencia como entrenador –era su primera vez como DT—generó algunos resquemores.
Sin embargo, el ídolo generó una gran sorpresa. Sus más de 15 años como ayudante técnico de Daniel Passarella en River, el seleccionado nacional, entre otros clubes, realizó un trabajo memorable.
En poco tiempo construyó una campaña formidable: 15 partidos invictos entre torneos locales y la Copa, una racha sin derrotas que siguió luego en la Libertadores y en su casa del estadio Único.
De palabras justas, con cara de maestro de grado y los nervios contenidos, Sabela supo exponer un manejo táctico sorprendente que lo deja como una de los entrenadores de más futuro del fútbol nacional.
A la hora del festejo no se olvido de su amigo Passarella y especificó que fueron los jugadores “los verdaderos protagonistas de la hazaña y que demostraron que son gigantes”.
Su emoción esta noche tuvo una revelación y logró soltar tanto nervio contenido en tantas semanas de lucha, de convertir un equipo que era punto en banca.
Su cábala, la campera de hilo color marrón clarito que uso en toda esta etapa de la copa terminó, con el título en el poder, en las mano de Carlos Salvador Bilardo, el hombre que lo dirigió en le banco cuando fue una gloria con su zurda privilegiada en los campeonatos de 1982 y 1983.
“Tiene que venir Sabella que es un hombre del club”, dijo un alto dirigente de Estudiantes a principios de abril cuando Leonardo Astrada había renunciado y el equipo estaba la deriva.
La apuesta no fue menor: si bien Sabella había sido una figura inobjetable en el club en los títulos de 1982 y 1983, su inexperiencia como entrenador –era su primera vez como DT—generó algunos resquemores.
Sin embargo, el ídolo generó una gran sorpresa. Sus más de 15 años como ayudante técnico de Daniel Passarella en River, el seleccionado nacional, entre otros clubes, realizó un trabajo memorable.
En poco tiempo construyó una campaña formidable: 15 partidos invictos entre torneos locales y la Copa, una racha sin derrotas que siguió luego en la Libertadores y en su casa del estadio Único.
De palabras justas, con cara de maestro de grado y los nervios contenidos, Sabela supo exponer un manejo táctico sorprendente que lo deja como una de los entrenadores de más futuro del fútbol nacional.
A la hora del festejo no se olvido de su amigo Passarella y especificó que fueron los jugadores “los verdaderos protagonistas de la hazaña y que demostraron que son gigantes”.
Su emoción esta noche tuvo una revelación y logró soltar tanto nervio contenido en tantas semanas de lucha, de convertir un equipo que era punto en banca.
Su cábala, la campera de hilo color marrón clarito que uso en toda esta etapa de la copa terminó, con el título en el poder, en las mano de Carlos Salvador Bilardo, el hombre que lo dirigió en le banco cuando fue una gloria con su zurda privilegiada en los campeonatos de 1982 y 1983.