Pese a la cantidad de publicidades y a los constantes campañas de concientización los ciudadanos son irresponsables cuando están al volante.

Esta es la conclusión que se desprende de un informe del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) que elaboró un ranking de los peligros más comunes de los automovilistas.

La primera conclusión es que la mayoría de los accidentes de tránsito graves se provocan porque no se respetan las leyes. El exceso de velocidad, pasar al otro en la ruta y tomar alcohol cuando se va a manejar son als principales causas de los trágicos y peligrosos accidnetes.

Según el ranking elaborado por este organismo, el 40,5% se debe a los soprepasos y las maniobras abruptas, el 20,1% a la falta de respeto a la señalización, a la prioridad de paso y a la distancia de seguimiento, el 19,9% a las distracciones, el 13,6% a los excesos de velocidad, y el 5,9% al consumo de alcohol y al cansancio.

Pablo Martínez Carignano, director de Seguridad Vial de la ciudad, habló sobre el intento de pasar a otro vehículo en las carreteras y la invasión de los carriles y apuntó que "el Estado debe invertir en infraestructura vial construyendo nuevas autopistas o introduciendo elementos de seguridad en los puntos negros de los caminos de doble mano, como barreras separadoras centrales".

Sobre la falta de respeto a las señalizaciones y a las prioridades de paso, Fabián Pons, gerente de Cesvi, dijo que "evaluamos a quienes ya tenían registro: el 90% nunca había leído la Ley de tránsito. El argentino, además de ser muy desaprensivo con las señales, se siente impune ante la falta de controles o multas que no hay que pagar. El mensaje que se deja es que el que cumple es un tarado".

Carignano también tomó la palabra respecto al consumo de alcohol y opinó que "se deben instalar puestos de control en todas las rutas del país y de forma permanente: los controles de fin de semana largo no tienen eficacia". Más allá fue Nelson Bustos, Director del Centro de Estudios de Ciencias del Tránsito de la Universidad Tecnológica Nacional, quien observó que "peor que el alcohol es el sueño: por un lado porque afecta a todos, no sólo a los que tomaron. Por otro, porque después de muchas horas de vigilia, los reflejos son más lerdos, como si hubiera bebido. A 80 km/h un parpadeo significa conducir a ciegas 22 metros, casi media cuadra".

Respecto a las distracciones, Pons indicó que "muchos conductores creen que usando el 'manos libres' o el Bluetooth eliminan el riesgo de usar celular y manejar; el problema es mantener la concentración en dos focos a la vez. Además, la monotonía de las rutas hace que el conductor tome mate o cambie la radio. Esa desconcentración lo lleva a resolver imprevistos con una mala maniobra".

Carignano subrayó que "lo que hace falta es un pacto social para crear una nueva cultura vial. Si la sociedad no es indiferente ante el abuso infantil o el terrorismo, ¿por qué no actúa entonces ante esta epidemia de muertos?".

Mientras tanto, Manuel Miraz Fernández, un experto que diseñó planes de seguridad en materia de tránsito para Guatemala, Honduras y Paraguay, dijo que "la solución es compleja pero no hay que inventar nada, sino ver qué hicieron otros países. En 15 años, España redujo las víctimas a menos de la mitad. Lo hizo con educación vial en la escuela, exámenes rigurosos para obtener la licencia, controles y un sistema de puntos como un mecanismo sancionador", publicó el diario Clarín.