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Un ejemplo: policía devolvió $ 350.000 a una mujer
El cabo encontró el dinero en la playa de estacionamiento en un supermercado. La señora, que había perdido semejante monto, le dio su recompensa: 100 pesos
29 de mayo de 2009
No siempre las buenas acciones tiene su recompensa. El cabo de Salta Francisco Solano Dávalos que halló $350.000 y sólo recibió $100 de recompensa lo sabe bien.
El hombre trabajaba en una playa de estacionamiento y, de golpe, una agenda en un chango llamó su atención. Al agarrarla se llevó la gran sorpresa: un cheque por $ 300.000 y 50.000 pesos en efectivo.
Su dueña había olvidado semejante suma de dinero y ahora él era el responsable de devolverlo. Aquel día yo estaba en el puesto de vigilancia cerca de la calle y fui a recoger los carros de la playa de estacionamiento. En uno de ellos encontré un estuche de una agenda. Lo que hice fue verificar qué tenía para ver si encontraba algún número de teléfono de su dueño y así contactarme", le contó Dávalos a Clarín.
"Al ver que había dinero -agregó-, llamé a la guardia privada del supermercado. Ellos a su vez se comunicaron con el gerente de la sucursal que comprobó lo que contenía y se llevó la cartera".
Pero, lo que no sabía este buen hombre es que su buena acción no le daría buenos resultados. La dueña de la agenda agradeció la devolución, retiró su abultada agenda y por el agradecimeinto dejó escasos $100.
Sabía que la mujer iba a venir en cualquier momento, pero demoró dos horas. Cuando vi que la camioneta ingresaba rápido a la playa, le dije: 'Señora, quédese tranquila que yo encontré lo que usted busca'", contó Dávalos.
De inmediato, el gerente del supermercado devolvió la agenda junto con el dinero a su dueña, una señora de quien sólo se conoce su apellido: "Martínez". Ella agradeció profundamente la honestidad del policía.
"La señora me contó que ya estaba por llegar a la provincia de Jujuy cuando se dio cuenta de que le faltaba la cartera y pegó la vuelta a toda velocidad -relató el cabo Francisco Solano Dávalos-. Ella me agradeció mucho e insistió para que yo aceptara una propina por haberle devuelto el dinero. Me negué todo lo que pude porque, como le dije a la dueña, lo único que hice fue cumplir con mi deber de policía. Ella volvió a insistir y para que ella regresara tranquila a Jujuy, sin mirar, acepté la propina que me dio y la metí en el bolsillo de mi pantalón. Después vi que eran $ 100. Yo estoy muy agradecido con ella".