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Acusan a un hombre de tener siete hijos-nietos
Además, sospechan que también abusó de otras hijas. Su mujero dijo que Señaló que lo echó de la casa cuando notó que se comportaba de forma extraña con tres de sus nenas
11 de mayo de 2009
Las primeras evidencias reunidas por la Justicia establecen de manera provisoria que Armando Lucero, el hombre de 67 años, detenido y acusado como presunto violador de una de sus hijas, tuvo 22 hijos con tres mujeres distintas, porque ahora apareció su primera esposa, con la que concibió ocho hijos. Los otros 14 fueron con su segunda mujer y con la hija a la que habría violado durante años. Esta versión se la había revelado a Clarín "Gerardo", el hijo mayor de la segunda pareja del presunto violador. Pero ayer se conocieron pruebas más certeras.
"Andrea" (nombre de fantasía de la mujer, que pidió reserva absoluta de su identidad), aseguró que Lucero se casó con ella hace 45 años y que siempre tuvo sospechas que el hombre abusó de tres de sus nenas, aunque nunca lo pudo comprobar.
"Cuando los chicos comenzaron a crecer, él empezó a acercarse a ellos de forma peligrosa y los tocaba de una manera que a mi no me gustaba", recalcó "Andrea". Dijo que se puso violenta con ella y que en un determinado momento lo echó de la casa.
El ahora denominado "monstruo mendocino" se casó con "Andrea" cuando ella tenía 13 años y de ese matrimonio nacieron ocho criaturas. Luego formó pareja con Claudia (60), funcionaria del Poder Judicial, con la que tuvo siete nuevos hijos. Y finalmente habría comenzado a violar a su hija Paola (35), quien dio a luz a siete niños. Esos 22 hijos son los que se le adjudican a Lucero.
Paola alumbró siempre en hospitales y sanatorios como madre soltera. Sus hijos eran asentados con padre desconocido.
Lucero permanece detenido desde el viernes, luego que el fiscal recibiera las denuncias de una jueza y de Paola, la hija de 35 años a la que, aparentemente, violó desde que era una chiquita de 8 años.
La investigación se inició hace nueve meses en la Legislatura provincial, continuó en un Juzgado de Familia y quedó radicada finalmente en la Fiscalía Penal. Lucero fue detenido y acusado de abuso sexual agravado por el vínculo, con acceso carnal, en una cantidad no determinada de veces.
"Gerardo" (tampoco es su nombre real) volvió a conversar ayer con Clarín. Pidió que no le mencionen a Lucero como su padre porque "es un animal que nada tiene que ver conmigo".
Luego se despachó con un nuevo dato que pone mayor dramatismo a este caso de características aberrantes. Sostuvo "Gerardo": "Creo que este tipo (el padre) tiene más mujeres y por lo menos 64 hijos, por lo que pido que me ayuden a seguir investigando, ya que muchos de ellos abandonaron la provincia", apuntó.
Advirtió que el detenido "es un violador compulsivo, que acosó a todas sus hijas y que vejó por lo menos a cuatro". Pero defendió a su hermana porque el padre "la tenía psicológicamente dominada; parece una chica de 12 años por más que tenga 35", insistió.
Este hombre de 37 años, casado y con tres hijos, que trabaja por su cuenta, viene denunciando al padre desde hace varios años. Pero, por razones que aún no se conocen del todo, la Justicia no avanzó con la celeridad necesaria. Trascendió que hasta fue archivado un expediente formado por una de esas denuncias.
"Gerardo" dice tener miedo de los 13 hermanos del padre. "Se van a querer vengar de mi, por eso pedí protección al ministro de Seguridad, Carlos Ciurca, quien me prometió que me la daría", señaló el denunciante principal que tiene la causa. Sin embargo, ayer comentó que hoy no enviará a sus hijos a la escuela.
El joven también arremetió nuevamente contra su madre, oficial de Justicia, a la que ya había endilgado desviar la investigación de las asistentes sociales. La acusa de complicidad porque, dice, "siempre supo lo que pasaba y se calló la boca". Después de esa afirmación reclamó que sea imputada por la Justicia.
El caso provocó revuelo en Mendoza y el repudio contra el acusado se extendió rápidamente. La gente está sorprendida por las revelaciones que surgen y los vecinos hasta manifiestan cierta culpa: dicen que aunque sabían de los maltratos que Lucero propinaba a sus hijos, nunca lo denunciaron.