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Las internas del seleccionado también apuntan a Riquelme
Hubo expresiones de los jugadores en los dos partidos en los cuales el jugador de Boca no estuvo. Riquelme habría esperado un gesto de apoyo de Diego y no lo tuvo
11 de marzo de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco
“Estamos todos, que no venga nadie más”, fue el grito al unísono de los integrantes del plantel del seleccionado argentino tras el triunfo del equipo nacional en el día del debut de Diego Maradona en el seleccionado, en noviembre último.
El grito eufórico de los integrantes del plantel se tomó en ese momento como una expresión de liberación tras recuperar la mística que el nuevo DT le dio al seleccionado.
Nadie advirtió nada extraño en ese grito que se dio en el vestuario de Glasgow delante de Maradona, quien nada hizo por interrumpir las expresiones del grupo.
En ese partido en la selección no jugaron tres futbolísticas emblemáticos: Juan Román Riquelme, Lionel Messi ni Juan Sebastián Verón.
Cuatro jugadores de esa formación consultados ante este cántico revelaron que fue “espontáneo y no estaba dirigido a nadie en especial”.
“Estamos todos, estamos todos, que no venga nadie más”, se repitió el cántico por parte de los jugadores tras le importante triunfo ante Francia, y esa vez, el grito, según testigos, ya fue casi “un alarido de guerra”.
Esto sucedió ya dentro del micro que llevaba al plantel del Estadio de Marsella al hotel con Maradona sentado en la primera fila y festejando el triunfo con un silencio explícito.
En esa oportunidad, si uno quisiera hilar fino, los ausentes eran Riquelme y Verón, y el que estuvo presente con una gran actuación y fue parte de corifeo fue Messi.
¿Hay dentro del equipo nacional un mal ambiente con Riquelme por sus actitudes y sus manejos dentro del grupo?
Algo habría que comenzar a analizar de esa situación con gestos, definidos de “soberbia”, por los jugadores más jóvenes en una sintonía parecida a expresiones que algunos jugadores de Boca plantearon públicamente y en voz baja en los último meses también el club “xeneize”.
En todo este contexto, siempre Diego tuvo una atracción por Riquelme pero con ideas propias de cómo quiere que juegue en el diseño táctico que imagina el director técnico.
De todas formas, Riquelme también hubiera esperado un gesto de apoyo del Maradona, luego que estas expresiones de gran parte del plantel llegaron a sus oídos.
No solo no hubo nada de eso sino que tuvo que soportar el “ataque” mediático de Diego en las pantallas de TyC y allí se sintió doblemente traicionado, y recargó la fata de “códigos” del “Diez”.
Riquelme esperó un apoyo por parte de Maradona, un mino como habitualmente le proporcionaba tanto José Pekerman como Alfio Basile, al tiempo que florecieron las profundas diferencias que tiene con gran parte del plantel que integra hoy el seleccionado.
La pregunta es ¿Argentina se puede dar el lujo de perder a Riquelme?, el fútbol argentino se merece esta lucha de egos, divismos y soberbia en distintas proporciones entre ambas figuras. Solo el tiempo tendrá la respuesta.
Hoy nadie cree que Maradona tenía pensado colocar a Riquelme de titular ante Venezuela en el partido de las eliminatorias y menos aún que el volante de Boca es inocente en todo este proceso.
En este escenario, Maradona comienza a sentir los rigores de bajarse del pedestal donde estuvo durante años y ser “uno más” expuesto a las críticas y contingencias del trabajo de seleccionador.
Este es el gran desafío del ídolo del fútbol argentino que a 24 horas de la decisión de Riquelme de bajarse del equipo nacional en encuestas en varios medios tuvo la decisión de la estrella de Boca un promedio del 30 por ciento de apoyo, mucho cuando quien es el cuestionado es justamente un intocable como Diego. A pensar.
“Estamos todos, que no venga nadie más”, fue el grito al unísono de los integrantes del plantel del seleccionado argentino tras el triunfo del equipo nacional en el día del debut de Diego Maradona en el seleccionado, en noviembre último.
El grito eufórico de los integrantes del plantel se tomó en ese momento como una expresión de liberación tras recuperar la mística que el nuevo DT le dio al seleccionado.
Nadie advirtió nada extraño en ese grito que se dio en el vestuario de Glasgow delante de Maradona, quien nada hizo por interrumpir las expresiones del grupo.
En ese partido en la selección no jugaron tres futbolísticas emblemáticos: Juan Román Riquelme, Lionel Messi ni Juan Sebastián Verón.
Cuatro jugadores de esa formación consultados ante este cántico revelaron que fue “espontáneo y no estaba dirigido a nadie en especial”.
“Estamos todos, estamos todos, que no venga nadie más”, se repitió el cántico por parte de los jugadores tras le importante triunfo ante Francia, y esa vez, el grito, según testigos, ya fue casi “un alarido de guerra”.
Esto sucedió ya dentro del micro que llevaba al plantel del Estadio de Marsella al hotel con Maradona sentado en la primera fila y festejando el triunfo con un silencio explícito.
En esa oportunidad, si uno quisiera hilar fino, los ausentes eran Riquelme y Verón, y el que estuvo presente con una gran actuación y fue parte de corifeo fue Messi.
¿Hay dentro del equipo nacional un mal ambiente con Riquelme por sus actitudes y sus manejos dentro del grupo?
Algo habría que comenzar a analizar de esa situación con gestos, definidos de “soberbia”, por los jugadores más jóvenes en una sintonía parecida a expresiones que algunos jugadores de Boca plantearon públicamente y en voz baja en los último meses también el club “xeneize”.
En todo este contexto, siempre Diego tuvo una atracción por Riquelme pero con ideas propias de cómo quiere que juegue en el diseño táctico que imagina el director técnico.
De todas formas, Riquelme también hubiera esperado un gesto de apoyo del Maradona, luego que estas expresiones de gran parte del plantel llegaron a sus oídos.
No solo no hubo nada de eso sino que tuvo que soportar el “ataque” mediático de Diego en las pantallas de TyC y allí se sintió doblemente traicionado, y recargó la fata de “códigos” del “Diez”.
Riquelme esperó un apoyo por parte de Maradona, un mino como habitualmente le proporcionaba tanto José Pekerman como Alfio Basile, al tiempo que florecieron las profundas diferencias que tiene con gran parte del plantel que integra hoy el seleccionado.
La pregunta es ¿Argentina se puede dar el lujo de perder a Riquelme?, el fútbol argentino se merece esta lucha de egos, divismos y soberbia en distintas proporciones entre ambas figuras. Solo el tiempo tendrá la respuesta.
Hoy nadie cree que Maradona tenía pensado colocar a Riquelme de titular ante Venezuela en el partido de las eliminatorias y menos aún que el volante de Boca es inocente en todo este proceso.
En este escenario, Maradona comienza a sentir los rigores de bajarse del pedestal donde estuvo durante años y ser “uno más” expuesto a las críticas y contingencias del trabajo de seleccionador.
Este es el gran desafío del ídolo del fútbol argentino que a 24 horas de la decisión de Riquelme de bajarse del equipo nacional en encuestas en varios medios tuvo la decisión de la estrella de Boca un promedio del 30 por ciento de apoyo, mucho cuando quien es el cuestionado es justamente un intocable como Diego. A pensar.