El gobierno estadounidense gastó miles de millones de dólares desde el 11 de setiembre de 2001 para aumentar la seguridad en los aeropuertos, puertos y otras instalaciones sensibles, sin que la sensación de vulnerabilidad haya disminuido significativamente.

"Todavía hay mucho por hacer", pero hubo "grandes progresos en cinco años", señalaba recientemente Michael OHanlon, experto en el Instituto Brookings de Washington.

Los esfuerzos de la administración Bush se concentraron en el sector aéreo para evitar una repetición de los atentados del 11 de setiembre de 2001. Los aeropuertos estadounidenses se dotaron de equipamientos de última generación para detectar los objetos peligrosos y el organismo encargado de la seguridad en los transportes (TSA) adquirió un gran número.

Varios expertos piensan que la aviación comercial estaba tan vigilada que eso desestimulaba a eventuales terroristas y que los riesgos de atentados se habían desplazado a otros sectores menos protegidos.

Pero el presunto complot terrorista desarticulado recientemente por la policía británica reavivó las inquietudes sobre la vulnerabilidad del transporte aéreo y la capacidad de los terroristas para eludir las medidas puestas en práctica.

En general los optimistas señalan que la ausencia de atentados en Estados Unidos desde el 11 de setiembre es la prueba del éxito de la política estadounidense.

Pero los pesimistas, como Peter Brooks, experto de la Heritage Foundation, destacan que Estados Unidos sigue estando "en la mira de los terroristas" y que la lucha contra la ideología difundida por Al Qaida no avanzó.

En una investigación publicada hace algunas semanas, The Washington Post se quejaba de que la lucha contra el terrorismo se ha hecho tan amplia y compleja que es difícil saber si la misma ha hecho más seguro a Estados Unidos.

A principios de año la preocupación de los norteamericanos se focalizaba en sus puertos, cuando tuvo lugar la controversia sobre el proyecto de gestión de seis de ellos por un grupo árabe - -DP World--, que finalmente renunció al mismo.

La inquietud refería a una posible "bomba sucia" radiactiva cargada por terroristas en un barco portacontenedores y que explotaría en un puerto estadounidense.

El gobierno insistió entonces en el fortalecimiento de la seguridad y la asociación con más de 40 puertos extranjeros que permitiera que agentes aduaneros estadounidenses inspeccionaran contenedores antes de ser exportados a Estados Unidos.

Las instalaciones químicas y los sitios nucleares también son motivo de preocupación de los especialistas y legisladores.