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Ejecutivos argentinos, entre los más pesimistas del mundo
Las mayores preocupaciones son la caída de la demanda de consumidores y la escasez de crédito. La Argentina se situó 31º entre 36 países en ranking de optimismo
5 de enero de 2009
La recuperación económica tras la crisis de 2001 había impulsado a los ejecutivos y empresarios locales a ser unos de los más optimistas del mundo en función de sus expectativas sobre la evolución de la economía. Sin embargo, luego de ocupar el 10º lugar en 2007 entre los más optimistas y el 23º en 2008, según un estudio de la consultora Grant Thornton, los argentinos se ubicaron en el puesto 31º entre 36 países en términos de expectativas favorables sobre la marcha de la economía para este año, con un balance negativo de -57%.
Así, sólo fueron superados como pesimistas por sus cole-gas de Bélgica (-58%), Francia (-60%), Tailandia (-63%), España (-65%) y Japón (-85%).
“La Argentina disfrutó de un periodo prolongado de auge económico después de la gran crisis de principios de siglo, reflejado en el sentimiento optimista de las pasadas encuestas”, comentó Enrique Langdon, socio director de Grant Thornton Argentina, al diario El Cronista.
Pero este año las expectativas son otras. Según el International Business Report de 2009 difundido ayer por la consultora, que consultó a ejecutivos de alto nivel de 7000 empresas de 36 países, sólo el 13% de los encuestados argentinos dijo ser algo o muy optimista, mientras que el 70% se mostró algo o muy pesimista. Así, el balance cerró en -57%, frente a +39% de 2008 y a +62% de 2007, cuando figuraban entre los más optimistas del mundo. En tanto, para América latina el promedio fue de +11%, la región más optimista del mundo, gracias a Brasil (+50%).
“La crisis financiera mundial, combinada con elementos internos como erráticas decisiones de política económica y conflictos con sectores productivos, produjeron un colapso en el optimismo empresario de los argentinos. Se espera un 2009 complicado, con precios de commodities en descenso, menor demanda brasileña, inflación real no menor a dos dígitos, retroceso en el consumo interno y en la inversión extranjera y un entorno político inestable”, explicó Langdon.
La consultora informó que, a nivel mundial, el optimismo entre las empresas del sector privado experimentó una fuerte caída del 56% en el último año, con lo cual el barómetro se derrumbó hasta un récord promedio negativo del -16%, contra el +40% del año pasado.
Pese a que la crisis internacional afectó a todo el mundo, en 11 de los 31 países consultados los empresarios siguen siendo optimistas. Los ejecutivos de la India (+83%) lideran el ranking, seguidos por los africanos de Botswana (+81%) y los de Brasil.
Es la primera vez que los resultados pesimistas superan a los optimistas desde que la investigación se inició, en 2003, pero el reporte internacional de este año también muestra “un apabullante consenso de que la caída en la demanda de los consumidores representa la mayor amenaza para las empresas del sector privado”, explicaron desde Grant Thornton.
De hecho, ejecutivos de 33 de los 36 países encuestados mencionaron la caída en la demanda de consumidores como su mayor preocupación, seguida por la escasez de créditos a empresas. Y la Argentina no fue la excepción: el 60% de los consultaron señaló la caída de la demanda como lo más preocupante, situando al país en el 2º puesto en este rubro, sólo detrás de Suecia (74%).
Existen también algunas sorprendentes diferencias en actitud frente a la crisis entre economías maduras y emergentes.
De los cuatro países con mayor actividad de comercio internacional, las empresas del sector privado de Estados Unidos y China continental –que representan juntas más del 32% del PIB global–, alcanzaron un nivel de optimismo de +30% en el caso del gigante asiático, pero de -34% en el del país del norte. De modo similar, India y Japón (que aportan más del 11% del PIB global) alcanzaron niveles de optimismo de +83% y -85% respectivamente, es decir, los dos extremos.
“Estos resultados tan polarizados ofrecen todavía pequeñas muestras de esperanza en el mercado global”, agregó Langdon. “Su visión macro del escenario económico mundial explica la fuerte caída general del optimismo, pero mientras las empresas se preparan para un período negativo prolongado y doloroso, aquéllas en economías emergentes se dan cuenta de que en su nivel micro particular pueden presentarse oportunidades reales”, aclaró.