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¡Desesperadas!
Con una fórmula ya probada en Estados Unidos, Canal 13 puso finalmente en pantalla su apuesta más fuerte de la temporada. Ahora, el televidente tiene la palabra
31 de agosto de 2006
Por Sebastián Martínez Daniell

La ecuación ya era conocida por todos los que hayan tenido algún roce con la versión estadounidense de “Amas de casa desesperadas”, que se viene emitiendo desde hace un par de años por televisión por cable. Se trata de pintar la vida en un selecto barrio privado, en un pequeño “infierno grande”, donde cuatro mujeres, sus parejas y sus vecinos desnudan sus miserias y virtudes, en un ambiente marcado por la hipocresía.

Ahora, ese esquema se ha mudado, casi sin mutaciones ni adaptaciones, a la Argentina, y las desventuras de estas cuatro mujeres al borde de un ataque de nervios ha comenzado a pintarse de color local. No es, por supuesto, un caso aislado. Ahí están para atestiguarlo las versiones “made in Buenos Aires” de “La niñera”, “Casados con hijos” y la próxima “Hechizada”, sólo por limitarnos a mencionar algunas ficciones importadas.

La traslación de una fórmula nacida en el seno de la sociedad estadounidense a la idiosincracia de un país periférico, con notables marcas culturales propias, es siempre riesgosa.

El caso de “La niñera” es paradigmático del fracaso de estos intentos. El caso de “Casados con hijos”, un ejemplo de cómo lograr un éxito de audiencia, con un producto bastante modificado y adaptado al carisma de un par de actores y el talento de otros pocos.

¿Cuál es el lugar que ocupa “Amas de casa desesperadas” en este contexto de importación de contenidos? El acuerdo de Pol-Ka y Buena Vista Televisión no contempla la posibilidad de modificar los guiones originales que conquistaron a los Estados Unidos (con un promedio de 28 millones de espectadores por emisión) y que tienen su batallón de seguidores en América Latina (unos 13 millones al sur del río Grande).

Más allá del guión y su correspondiente raíz argumental que repite casi sin variaciones el que ya pudo verse en inglés por Sony Entertaiment Television, la estética visual del programa tampoco difiere demasiado de la versión original y algo similar ocurre con el cuidado esfuerzo de producción puesto en juego por Pol-Ka, que intenta no quedarse a la zaga del producto original.

¿Qué es entonces lo que tiene esta apuesta de local? No mucho, en apariencia. Aunque, como es obvio, el elenco marca la diferencia más notable y en este punto conviene demorarse un instante, para reconocer la tarea actoral de los actores y actrices que ponen el cuerpo en “Amas de casa desesperadas” versión argentina.

Mercedes Morán es Lía Salgari, una mujer que ha dejado de lado su carrera profesional para dedicarse de lleno a los agobiantes quehaceres domésticos, que en su caso incluyen la crianza de cuatro inquietos chicos. Morán ya superó varias pruebas de ésta y de mayor envergadura tanto en cine como en televisión, por lo que este nuevo desafío la encuentra perfectamente preparada, al punto que uno pueda olvidarse por un instante de la sólida Felicity Huffman, quien interpreta a su personaje en la versión norteamericana.

Araceli González luce, como de costumbre, impactante. Sus dotes actorales, que no son tan restringidas como muchos quieren creer, deberán pese a todo pulirse con el tiempo hasta que encuentre el perfil preciso de Gabriela Solís, una mujer insatisfecha, infiel y materialista.

Pero también es cierto que el lujurioso personaje que encarna nació de la composición realizada por la limitada Eva Longoria, a quien la argentina no tiene nada que envidiarle en talento y, mucho menos, en belleza física.

A Gabriela Toscano le tocó tomar a su cargo la piel de Susana Martini, una mujer separada y con una hija adolescente, que desde el primer capítulo está en busca de recomponer su vida sentimental a costa de un recién llegado vecino.

Este personaje, que en la producción original interpreta Teri Hatcher, es aquí y allá el más carismático de los cuatro protagónicos. Toscano lo sabe llevar con oficio y, es de suponer, no tendrá problemas para ganarse el favor del público, tal como sucedió con Hatcher en los Estados Unidos.

La mujer que completa el “cuarteto desesperado” es Carola Reyna. Su rol le exige convertirse una vez a la semana en Vera Sherer, una pulcra y perfeccionista esposa y madre, que desde el vamos deberá lidiar con problemas matrimoniales e hijos adolescentes. Su papel es, en parte, similar al que le tocó en suerte en “La niñera”, donde funcionaba como contrafigura de Florencia Peña en su batalla por ganarse los favores del millonario interpretado por Boy Olmi.

Es esperable que su Vera Sherer le demande una mayor exigencia actoral y el transcurrir de los capítulos definirá si es que está a la altura.

Orbitando en torno a estas cuatro figuras, intenta cumplir su parte el resto el elenco. Los hombres, claro. Martín Seefeld, Juan Palomino, Raúl Rizzo, Carlos Santamaría, Jorge Suárez y el joven Nahuel Pérez Biscayart, entre los más destacados.

Algunas otras mujeres, como la provocativa Romina Gaetani y la insidiosa Tina Serrano. Y, por sobre todos ellos, Cecilia Roth, cuyo personaje se suicida en el primer capítulo y se erige en columna vertebral de toda la historia. Roth debe soportar la pesada carga de convertirse en la voz en off que va relatando los avatares de sus cuatro amigas. Por lo que se pudo ver hasta ahora, lo hace con un tono más lúgubre que ameno, quizás comprensible en un personaje que acaba de irse al más allá, aunque tal vez no del todo conveniente en una comedia de situaciones.

Es que el principal reto de “Amas de casa desesperadas” es su cruce de géneros. Por un lado, la comedia de situaciones, casi de enredos. Pero simultáneamente, el suspenso, el melodrama, la intriga, lo romántico, hasta la crítica social que apunta a una clase elitista que vive aislada de las miserias materiales, pero asentada en las penurias emocionales.

Manejar con fluidez esa diversidad de tonos, esa multiplicidad de tiempos actorales, será el principal desafío de los directores Marcos Carnevale y Sebastián Pivotto. En el primer capítulo apenas si cumplieron. El tiempo dirá si lo logran. Y el público actuará en consecuencia.