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"No te metas con Zohan": Adam Sandler, el tercero en discordia
Uno de los actores que pelea por ser el gran comediante del Hollywood del siglo XXI regresa con una extraña comedia sobre un espía letal que sueña con ser peluquero
17 de septiembre de 2008
En la escena cinematográfica estadounidense hay tres comediantes que en los últimos años han venido copando las pantallas, en su lucha por transformarse en los representantes más genuinos del humor americano. Cada uno tiene, por supuesto, sus seguidores y sus detractores, cada uno ha cosechado buenas y malas, y cada uno aún intenta acomodarse para ver qué es lo que la historia tiene para decir sobre ellos.
El primero es Ben Stiller, que recientemente desembarcó en las salas locales con la divertida y aguda “Una guerra de película”. Stiller posee tres virtudes: es cuidadoso a la hora de elegir sus proyectos, sabe rodearse de monstruos de la pantalla como Robert De Niro, Dustin Hoffman o Robert Downey Jr., y ha demostrado en su último filme y en su anterior “Zoolander” que está muy lejos de ser simplemente un bufón.
El segundo candidato es Jim Carrey. Es un caso más polémico. Tiene una legión de fanáticos que lo considera algo así como la reencarnación de Jerry Lewis (lo que es mucho decir) y creen que no hay nada más divertido que verlo contorsionarse en filmes menores como “Ace Ventura” o “La máscara”. Pero también tiene una legión de críticos que consideran que sus muecas son más bien irritantes y que, en cambio, suele salir bastante airoso de desafíos dramáticos como “The Truman Show” o “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”.
Así llegamos al tercer postulante al título del gran comediante de los Estados Unidos. Su nombre es Adam Sandler. Y su derrotero es más difícil de definir. Tuvo un promisorio punto de partida en los shows de esa cantera inagotable que es “Saturday Night Live”, pero su paso al cine no ha dejado grandes recuerdos. “El señor Deeds”, “Un papá genial”, “Click” y “Como si fuera la primera vez” son los primeros y más bien flojos títulos que vienen a la memoria. En cambio, sí hay que anotarle dos porotos por sus desempeños en “Embriagados de amor” y “Locos de ira”.
Ahora se nos presenta una nueva oportunidad de juzgarlo. “No te metas con Zohan” es una extraña, simplona y por momentos divertida comedia sobre el más letal de los agentes del servicio secreto de Israel que un día resuelve dejar atrás el eterno conflicto de Medio Oriente para cumplir su postergado anhelo: ser un estilista profesional en Nueva York.
El planteo es atractivo. Y la ejecución tiene sus luces y sus sombras. Por enumerar rápidamente los defectos, digamos: el humor es bastante infantil y la decisión de haber llevado la estética del filme hacia un terreno totalmente reñido con el realismo no parece del todo acertada. En su intento por parodiar durante un rato a las películas de acción, vemos a Zohan desarmar ametralladoras en décimas de segundo, romper gruesas paredes a patadas, nadar más rápido que un jet ski o servir pescados lanzándolos con precisión a platos situados a varios metros de distancia.
Pero el filme también tiene hallazgos. El primero de ellos es meterse desde el humor en un tema siempre espinoso y la mayor parte de las veces doloroso, como es el interminable conflicto entre palestinos e israelíes. Es cierto que “No te metas con Zohan” no termina de fijar una posición más allá de cierto pacifismo ingenuo y de alguna sobrevaloración de las virtudes norteamericanas. Pero también es verdad que logra hacerlo de un modo irreverente, montado sobre algunos estereotipos de lo judío y lo árabe que son muchas veces hilarantes.
El otro gran acierto es la construcción del personaje principal, que no se limita a cumplir con el ya de por sí ambiguo rol del espía mortal devenido peluquero. A esas aristas, el actor y los guionistas (uno de ellos es el propio Sandler) le han sumado otras que lo hacen aún más atractivo. Por mencionar algunas: Zohan viste y se peina basando sus gustos en catálogos con dos décadas de caducidad y, además, tiene un modo de referirse a lo sexual que es tan frontal y tan chabacanamente candoroso que termina siendo, por lo menos, extraño.
Lo cierto es que, entre defectos y virtudes, y acompañado por gente como John Turturro y Rob Schneider, Sandler ha regresado a las pantallas con “No te metas con Zohan” y, una vez más, no podemos terminar de decidirnos: ¿es este actor uno de los grandes comediantes de nuestros tiempos? Quizás necesite darnos algunas pruebas más de su talento. Por ahora, en el Prode de la comicidad sigue ubicándose en la casilla de los empates. Potencial parece tener, sólo le falta dar el gran salto.