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Aumentarán el gas para los hogares de mayor consumo
Regiría desde septiembre. Los de menor consumo exceptuados. Sería progresivo, arrancando en 10 % y llegando al 30% para usos de más de 2.000 m3 año
6 de septiembre de 2008
El gobierno continuará buscando achicar los subsidios que otorga a distintos sectores de la economía.
Tras la decisión de utilizar las reservas disponibles del Banco Central para cancelar la deuda con el Club de París, el Gobierno se encaminaría ahora a completar la tanda de los ajustes tarifarios que quedaron pendientes en los servicios públicos.
Apunta a un nuevo gesto, demostrar que está dispuesto a reducir los subsidios para cuidar las cuentas fiscales.
Sin embargo, el Gobierno insiste con una decisión política: el aumento dejaría afuera a los hogares de menores consumos. Y, además, se avanza en un proyecto para abaratar las garrafas, que son las que consumen las familias más pobres.
Al igual que en el ajuste anunciado en julio para el servicio eléctrico, las subas para el sector gasífero alcanzarán a todos los usuarios. Pero en el caso de los clientes residenciales los aumentos se aplicarán a partir de un "nivel piso de demanda" que dejará al margen a los hogares de menor consumo, informa Clarín.
El incremento para los usuarios residenciales oscilaría entre el 10% y 30%, mientras que para los clientes comerciales e industriales el ajuste llegará al 10% promedio.
La confirmación oficial de los aumentos se conocería en dos semanas, una vez que los funcionarios de Planificación y del ENARGAS terminen de definir los porcentajes y los detalles técnicos de los nuevos cuadros tarifarios.
La idea en curso es aplicar aumentos diferenciados para cada distribuidora en función de las áreas geográficas que cubren y de los consumos históricos de los clientes residenciales.
Salvo que se registre un cambio a último momento, los incrementos en danza se destinarán a cubrir los mayores costos de las nueve distribuidoras privadas que prestan el servicio a nivel nacional y de las dos transportadoras que operan los gasoductos troncales.
Aún no está resuelto si se destinará una porción de los ingresos adicionales provenientes de los aumentos para mejorar los precios del gas que perciben los productores locales. El precio del gas destinado a los usuarios residenciales se encuentra congelado desde la crisis económica de fines de 2001. En el caso del combustible para las grandes industrias, si bien el Gobierno autorizó una serie de aumentos, los precios actuales que embolsan las petroleras representan sólo el 30% del valor del gas importado de Bolivia. Y es el Estado el que en su mayor parte absorbe las diferencias con subsidios.
Los aumentos en las tarifas de gas se aplicarían en forma retroactiva al 1° de setiembre y en el caso de las privatizadas que aún no renegociaron sus contratos, las recaudaciones adicionales irán a parar a "cuentas especiales" que se destinarán a financiar obras de ampliación y mejora del servicio.
De acuerdo con los datos obtenidos por Clarín, para la definición de los incrementos para los usuarios residenciales de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se tomará como base un consumo anual que oscilará entre los 500 y 600 metros cúbicos.
Este nivel de consumo --según datos que manejan los técnicos del ente regulador y las distribuidoras-- equivale al de una familia tipo de clase media, que tiene una cocina, un termotanque y calefactor.
Los aumentos se incrementarán a medida que sube el nivel de consumo. Así, serán del 10% al 15% para los que consuman entre 500/600 metros cúbicos y 1.000 metros cúbicos anuales.
Para las casas de familias cuyos consumos se ubiquen entre los 1.000 y 2.000 metros cúbicos anuales, las subas serán entre el 20 y 25%. Y para aquellos hogares que registren una demanda anual superior a los 2.000 metros cúbicos, los incrementos llegarán hasta el 30%.
Por el lado de los comercios e industrias, los aumentos serán del 10%. Se aplicarían en forma directa y sin tener en cuenta los niveles de consumo ni las ubicaciones geográficas de los clientes.
En forma paralela, el Gobierno busca reducir el costo del gas para los sectores más pobres, los 4 millones de hogares que usan garrafa. Negocian que el precio de $ 40 que hoy cuesta en promedio cada garrafa, baje a entre $ 15 y $ 20.
Tras la decisión de utilizar las reservas disponibles del Banco Central para cancelar la deuda con el Club de París, el Gobierno se encaminaría ahora a completar la tanda de los ajustes tarifarios que quedaron pendientes en los servicios públicos.
Apunta a un nuevo gesto, demostrar que está dispuesto a reducir los subsidios para cuidar las cuentas fiscales.
Sin embargo, el Gobierno insiste con una decisión política: el aumento dejaría afuera a los hogares de menores consumos. Y, además, se avanza en un proyecto para abaratar las garrafas, que son las que consumen las familias más pobres.
Al igual que en el ajuste anunciado en julio para el servicio eléctrico, las subas para el sector gasífero alcanzarán a todos los usuarios. Pero en el caso de los clientes residenciales los aumentos se aplicarán a partir de un "nivel piso de demanda" que dejará al margen a los hogares de menor consumo, informa Clarín.
El incremento para los usuarios residenciales oscilaría entre el 10% y 30%, mientras que para los clientes comerciales e industriales el ajuste llegará al 10% promedio.
La confirmación oficial de los aumentos se conocería en dos semanas, una vez que los funcionarios de Planificación y del ENARGAS terminen de definir los porcentajes y los detalles técnicos de los nuevos cuadros tarifarios.
La idea en curso es aplicar aumentos diferenciados para cada distribuidora en función de las áreas geográficas que cubren y de los consumos históricos de los clientes residenciales.
Salvo que se registre un cambio a último momento, los incrementos en danza se destinarán a cubrir los mayores costos de las nueve distribuidoras privadas que prestan el servicio a nivel nacional y de las dos transportadoras que operan los gasoductos troncales.
Aún no está resuelto si se destinará una porción de los ingresos adicionales provenientes de los aumentos para mejorar los precios del gas que perciben los productores locales. El precio del gas destinado a los usuarios residenciales se encuentra congelado desde la crisis económica de fines de 2001. En el caso del combustible para las grandes industrias, si bien el Gobierno autorizó una serie de aumentos, los precios actuales que embolsan las petroleras representan sólo el 30% del valor del gas importado de Bolivia. Y es el Estado el que en su mayor parte absorbe las diferencias con subsidios.
Los aumentos en las tarifas de gas se aplicarían en forma retroactiva al 1° de setiembre y en el caso de las privatizadas que aún no renegociaron sus contratos, las recaudaciones adicionales irán a parar a "cuentas especiales" que se destinarán a financiar obras de ampliación y mejora del servicio.
De acuerdo con los datos obtenidos por Clarín, para la definición de los incrementos para los usuarios residenciales de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se tomará como base un consumo anual que oscilará entre los 500 y 600 metros cúbicos.
Este nivel de consumo --según datos que manejan los técnicos del ente regulador y las distribuidoras-- equivale al de una familia tipo de clase media, que tiene una cocina, un termotanque y calefactor.
Los aumentos se incrementarán a medida que sube el nivel de consumo. Así, serán del 10% al 15% para los que consuman entre 500/600 metros cúbicos y 1.000 metros cúbicos anuales.
Para las casas de familias cuyos consumos se ubiquen entre los 1.000 y 2.000 metros cúbicos anuales, las subas serán entre el 20 y 25%. Y para aquellos hogares que registren una demanda anual superior a los 2.000 metros cúbicos, los incrementos llegarán hasta el 30%.
Por el lado de los comercios e industrias, los aumentos serán del 10%. Se aplicarían en forma directa y sin tener en cuenta los niveles de consumo ni las ubicaciones geográficas de los clientes.
En forma paralela, el Gobierno busca reducir el costo del gas para los sectores más pobres, los 4 millones de hogares que usan garrafa. Negocian que el precio de $ 40 que hoy cuesta en promedio cada garrafa, baje a entre $ 15 y $ 20.