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En la Argentina, casi 500 mil chicos no son vacunados
Se trata de menores de 6 años, ya sea por desinformación o elección de los padres. Hay preocupación por la posibilidad de que haya brotes epidémicos
30 de junio de 2008
A veces las cifras son alarmantes, y este es el caso. En la Argentina, casi 500.000 menores de 6 años no acceden a las vacunas, según datos del Ministerio de Salud.
Según el organismo, este terrible realidad se asemeja a factores absolutamente relacionados con la pobreza, la falta de información y de acceso a los servicios básicos de salud. Pero, en el otro extremo están aquellos padres informados, pero que practican estilos de vida naturistas, y que se oponen fervientemente a que los obliguen a inocular a sus hijos.
Un informe del diario Clarín revela que hay varias discusiones en torno a las vacunas. Por qué hay tantas diferencias en el país con respecto al acceso a las vacunas obligatorias. Por qué hay vacunas consideradas importantes por los infectólogos -como la de la gripe- que no están incluidas en el calendario Los padres con recursos económicos deben darle a sus hijos todas las vacunas que existen en el mercado Y para empezar: ¿Son seguras las vacunas?
Salvo los especialistas del Grupo Vacunas -de la Asociación Médica Homeopática Argentina-, que luchan por la libre vacunación y que sostienen que los riesgos de vacunarse sobrepasan por lejos a los beneficios, el resto de los profesionales consultados por Clarín tienen una postura homogénea: ninguno discute la seguridad de las vacunas y tampoco la importancia "vital" que significa para una población que al menos el 95% de los chicos esté vacunado. De lo contrario, advierten, se forman focos susceptibles para que haya brotes de enfermedades. No hay dudas de que las vacunas fueron el avance más importante en la salud pública del siglo XX.
Un ejemplo: en Africa se morían un millón de chicos por año de sarampión. Desde que llegó la vacuna, bajaron a 300.000. "Con esos números, poco queda por discutir", advierte Fernando Polack, director de la Fundación para la Investigación en Infectología Infantil (Infant), consultado pro Clarín.
"Todos los chicos deben recibir todas las vacunas. Los porcentajes bajos de vacunación siempre son un problema. La duda que se plantean algunos padres sobre vacunar o no a sus hijos es un privilegio que pueden darse las clases acomodadas. Yo les diría que dieran una vuelta por Africa para que vean las muertes y las enfermedades que hay donde no llegan las vacunas", aseguró Polack.
Por su parte, Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del CEMIC, sostiene que cuando una enfermedad ya no es visible se pierde el eje de la importancia de la discusión y algunas personas comienzan a preocuparse por otras cuestiones, como la seguridad de las vacunas. Y pone el ejemplo de la polio: "No creo que nadie que haya visto sus efectos cuestione a las vacunas. Ya hay mucha evidencia científica que demuestra su efectividad en la erradicación de enfermedades, no sólo la polio sino también el tétanos, la difteria, la viruela. Y nadie comprobó la asociación entre las vacunas y el autismo, que es lo que se suele argumentar", sostuvo el médico.
Bonvehí no duda: "No hay que exponer a los hijos al riesgo por cuestiones personales. Si yo fuera chico esperaría que mis padres me vacunaran. Y el Estado debe hacer el mayor esfuerzo inmediato para remediar el déficit de vacunación".
"En la Argentina las vacunas se distribuyen mal. El extremo es la gente que ni se entera, o que no puede ir a un centro de salud porque no tiene plata para el colectivo. Hay que hacer campañas de información y llegar a la casa de la gente", dice el infectólogo Hugo Paganini, del Hospital Garrahan.
Los funcionarios no niegan la realidad: "Aún nos falta para tener tasas ideales de vacunación. Y la baja cobertura repercute en el aumento de algunas enfermedades, como la tos convulsa", explicó Ana Speranza, directora del Plan Materno Infantil del Ministerio de Salud, a Clarín. Y cuenta que para remediar esta falla, en las zonas más vulnerables los vacunadores salen a terreno, van casa por casa y a las escuelas. También dice que crearán semanas de la vacunación y un programa de oportunidades perdidas: que ante cualquier consulta al pediatra, se le apliquen al chico las vacunas que no tiene.
Luis Fernández, director nacional de Prevención de Enfermedades y Riesgos del Ministerio, también admite la baja cobertura: "Hay que lograr que el 95% de la población esté vacunada, porque esa es la única manera que no haya contagios", sentenció.
Ojalá que la ida no sea utópica. Las enfermedades no conocen de tiempos. Los niños no pueden esperar.