Tras recorrer 679 millones de kilómetros, durante nueve meses, la sonda estadounidense Phoenix se posará en Marte el domingo para buscar hielo en el permafrost ártico del planeta rojo e indicios químicos de una potencial forma de vida primitiva.

La Phoenix fue lanzada el 4 de agosto de 2007 y será la primera nave que se pose en el ártico marciano, y se prevé que entre en la alta atmósfera hacia las 23H31 GMT, a una velocidad de 21.000 kilómetros por hora, para iniciar un descenso peligroso antes de aterrizar suavemente a los siete minutos, a las 23H38 GMT, según precisó el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA en Pasadena (California, oeste), que controla la misión, al diario Clarín.

Los responsables de la misión califican ese acercamiento final como "siete minutos de terror".

"Hacer aterrizar una nave sin percances en Marte es difícil debido a los numerosos riesgos e incertidumbres", explicó Edward Weiler, científico de la NASA.

Desde el comienzo de la exploración de Marte en los años 70, el 55% de las sondas enviadas al planeta no lograron posarse en él.

Al igual que sus predecesores, esta nave usará un escudo térmico para frenar la velocidad de entrada en la atmósfera marciana, y desplegará a continuación un paracaídas supersónico para disminuir su velocidad.

"Phoenix no busca sólo estudiar el permafrost ártico sino también determinar si esta región es habitable" para futuras exploraciones habitables, explicó Peter Smith, responsable científico de la misión.

Phoenix está igualmente dotado de instrumentos que al analizar la composición del permafrost, son capaces de detectar moléculas de carbón e hidrógeno, elementos necesarios para la vida. Y también puede descubrir otros componentes químicos y determinar si una forma de vida primitiva fue o es todavía posible allí.