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Antes de morir, confesó que mató a su mujer hace 22 años
El hombre se lo confesó a un amigo y ahora un grupo de antropólogos busca el cadáver en Mendoza
21 de marzo de 2008
El cuerpo de una mujer que habría sido asesinada por su esposo hace 22 años es buscado desde el jueves por antropólogos del Museo de Historia Natural de San Rafael, Mendoza, después de que el hombre confesara a fines del año pasado dónde enterró el cadáver.
El hecho ocurrió el 21 de noviembre de 1985 cuando un hombre, identificado como Palavecino Cerdá, mató de uno o más golpes a su mujer y enterró su cuerpo en el fondo de la vivienda que ambos compartían con sus hijos en el paraje El Manzano, en el departamento de Malargüe, ubicado a unos 400 kilómetros al sur de la capital mendocina.
En aquel momento, las denuncias radicadas en la comisaría 24ª de Malargüe quedaron registradas como “averiguación de paradero”, dado que la mujer desapareció de un día para el otro sin dejar huellas. Incluso, según trascendió, el hombre le dijo a sus hijos que la mamá “se había ido con otro hombre”.
El año pasado, ya radicado en Chile y a punto de morir, Palavecino le confesó a un amigo que había matado a la mujer y que la había enterrado en el fondo de la casa.
Los dichos del hombre pronto llegaron a uno de sus hijos que reactivó la denuncia y la correspondiente causa judicial, que quedó a cargo del juez de Instrucción José Luis Martino.
El magistrado supo así que Palavecino golpeó a su mujer en el fondo de su vivienda y la mató. Aparentemente, se habría tratado de un hecho “accidental”, aunque por temor a ir preso el hombre decidió enterrar el cuerpo en el campo, cerca de unos álamos y un arroyo. Incluso, ante el mismo juez, detalló el lugar preciso de la sepultura.
Al lugar señalado llegaron esta semana los antropólogos del Museo de Historia Natural de San Rafael, quienes cavaron el suelo en busca del cadáver. Guiados por las referencias dadas por el hijo de Palavecino, los científicos Gustavo Neme y Adolfo Gil con ayuda de la policía excavaron sin resultados.
El hecho ocurrió el 21 de noviembre de 1985 cuando un hombre, identificado como Palavecino Cerdá, mató de uno o más golpes a su mujer y enterró su cuerpo en el fondo de la vivienda que ambos compartían con sus hijos en el paraje El Manzano, en el departamento de Malargüe, ubicado a unos 400 kilómetros al sur de la capital mendocina.
En aquel momento, las denuncias radicadas en la comisaría 24ª de Malargüe quedaron registradas como “averiguación de paradero”, dado que la mujer desapareció de un día para el otro sin dejar huellas. Incluso, según trascendió, el hombre le dijo a sus hijos que la mamá “se había ido con otro hombre”.
El año pasado, ya radicado en Chile y a punto de morir, Palavecino le confesó a un amigo que había matado a la mujer y que la había enterrado en el fondo de la casa.
Los dichos del hombre pronto llegaron a uno de sus hijos que reactivó la denuncia y la correspondiente causa judicial, que quedó a cargo del juez de Instrucción José Luis Martino.
El magistrado supo así que Palavecino golpeó a su mujer en el fondo de su vivienda y la mató. Aparentemente, se habría tratado de un hecho “accidental”, aunque por temor a ir preso el hombre decidió enterrar el cuerpo en el campo, cerca de unos álamos y un arroyo. Incluso, ante el mismo juez, detalló el lugar preciso de la sepultura.
Al lugar señalado llegaron esta semana los antropólogos del Museo de Historia Natural de San Rafael, quienes cavaron el suelo en busca del cadáver. Guiados por las referencias dadas por el hijo de Palavecino, los científicos Gustavo Neme y Adolfo Gil con ayuda de la policía excavaron sin resultados.