Frente a la nueva escalada de la crisis que sacude al Tíbet, el Dalai Lama, líder espiritual de la antigua lamasocracia, amenazó con renunciar a su posición si la violencia se torna incontrolable.

"Si las cosas escapan a todo control, la opción es renunciar", aseguró en forma rotunda el Dalai Lama durante una conferencia de prensa en una ciudad del norte de la India, donde vive exiliado desde 1959.

"Este movimiento escapa a nuestro control", insistió el jefe espiritual tibetano, asegurando que no está en posición de decir a los tibetanos que viven bajo el régimen chino que "hagan esto o aquello".

Las palabras del Dalai Lama se produjeron pocas horas después de que el gobierno de China asegurara tener "las pruebas" que confirman que las violentas manifestaciones en Lhasa fueron "fomentadas y organizadas por la pandilla del Dalai Lama", según las propias palabra del primer ministro chino, Wen Jiabao.

En una aparente señal de apertura y con un tono conciliador, el líder tibetano invitó a las autoridades chinas a reunirse con él para investigar estas acusaciones. "Vengan, por favor, investiguen los hechos. Los chinos pueden venir e inspeccionarlo todo", agregó.

En tanto, el Dalai Lama llamó tanto a tibetanos como a chinos a vivir "lado a lado" y reiteró que no pone en la agenda de eventuales discusiones con China la reivindicación de la independencia del Tíbet.

"No cometan actos de violencia, está mal. La violencia es contraria a la naturaleza humana. La violencia es casi un suicidio. Incluso si un millar de tibetanos sacrifican sus vidas, no servirá para nada", proclamó el líder espiritual. "Si se calman las pasiones por ambos lados, podremos trabajar", añadió.