Tras el feroz ataque a una escuela religiosa de Jerusalén en la que murieron ocho personas y más de 30 resultaron heridas, el Gobierno israelí desplegó un fuerte operativo de seguridad y ordenó cerrar la frontera con Cisjordania para evitar el ingreso de palestinos.

El bloqueo de la frontera implica que ningún palestino puede entrar en Israel, excepto en casos especiales de carácter humanitario o médico, informó una portavoz militar en Tel Aviv.

Mientras, miles de policías patrullan las calles de Jerusalén y otras ciudades israelíes donde colocaron puestos de control y bloques de hormigón en las entradas de varias poblaciones.

Los ocho estudiantes asesinados en una escuela religiosa de los judíos ortodoxos de Jerusalén, de edades comprendidas entre los 15 y 26 años, serán enterrados en la tarde de este viernes.

El atentado fue el primero con muertos y heridos cometido en Jerusalén desde el 29 de enero de 2004, cuando un suicida palestino acabó con la vida de 19 israelíes al hacerse estallar en un autobús urbano.

En tanto, más de una decena de palestinos fueron detenidos esta madrugada en un barrio de Jerusalén Este donde residía el autor del ataque. La mayoría de los detenidos son allegados o amigos del atacante.