Horacio Elizondo justificó las razones por las que la FIFA lo eligió para dirigir el primero y el último partido del Mundial.

No le tembló el pulso para echar a Zinedine Zidane, quien amagaba con convertirse en estrella del Mundial y jugaba su partido de despedida.

Un cabezado infantil de Zidane a Marco Materazzi lo dejó afuera del partido y fue una de las causas por las que Francia no pudo vencer.

Con sus cinco partidos dirigidos en el Mundial en gran nivel, Elizondo también dejó su nombre en la historia de los Mundiales.

Por primera vez en la historia, un mismo árbitro fue el encargado de impartir justicia en el partido inaugural y en el último del torneo. También, por primera vez, un argentino dirigió la final.

Elizondo estuvo siempre acompañado por los asistentes Darío García, un ex funcionario judicial, y Rodolfo Otero, profesor de Geografía, tras la decisión de la FIFA de armar tríos de un mismo país.

Cuando fue designado para el Mundial, Elizondo dijo que no sentía ese nombramiento como una revancha, pero había una cuenta pendiente.

Es que el referí se quedó fuera del Mundial 2002, cuando Angel Sánchez fue el representante de la AFA, en un lugar que parecía corresponderle. Esperó cuatro años y cumplió con creces.

El árbitro argentino, que es profesor de educación física, fue ascendido a internacional en 1994 y dirigió la Copa América 1997 y 1999, el Campeonato Mundial de Clubes 2000, el Campeonato Mundial Sub 17 1997 y 2005, el Campeonato Mundial Juvenil 2003 y 2005, y los Juegos Olímpicos en 2004. En sus ratos libres escribe poesías y es aficionado al golf.