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El "abrazo del oso"
Kirchner habría sondeado a Peirano sobre algunos temas clave de lo que viene en materia económica antes de sacarlo del gabinete. Un tema era Guillermo Moreno
19 de noviembre de 2007
Según señala el portal lapoliticaonline.com, Kirchner habría utilizado una curiosa estrategia para decidir el futuro de Miguel Peirano.
Aquí, la nota:
Todos los que alguna vez vieron El Padrino, la majestuosa obra de Francis Ford Cópolla, recuerdan como un movimiento se repetía una y otra vez: el abrazo cómplice que indefectiblemente preanunciaba una traición o, en el peor de los casos, la muerte. Una estrategia similar habría dejado afuera del gabinete de Cristina Kirchner al ministro de Economía Miguel Peirano.
La información llegó a La Política Online desde un sector empresarial estrechamente vinculado a Peirano, como se sabe un destacado lobbysta de la UIA. El escenario, el mismísimo despacho presidencial.
La historia cuenta que el presidente Néstor Kirchner convocó a Peirano días antes de anunciar el equipo que acompañará a la Primera Dama en su futura gestión presidencial. Allí, lo habría indagado informalmente sobre algunos asuntos clave, simplemente para conocer su opinión.
En tono amistoso o casi paternal, le habría sugerido que quería “sacar a (Guillermo) Moreno”, y que pretendía conocer su plan económico, con puntos clave como la inflación o el Indec.
Así, amparado por el marco privado de la charla y sin percatarse del plan de sacar “mentira por verdad”, como suele ocurrir a diario en las internas de un colegio secundario, Peirano soltó la lengua.
Se habría despachado sin miramientos contra el secretario de Comercio Interior, habló de una nueva “planificación” para alcanzar un “acuerdo de precios” y pidió manejar de forma distinta la inflación, blanqueando las cifras del Indec.
Una vez conocida su postura y con Peirano tranquilo recorriendo el pasillo que lo alejaba del despacho del primer piso de la Casa Rosada, Kirchner habría iniciado inmediatamente el operativo para buscarle un reemplazante al joven ministro, que se cristalizó con la aparición de los principales diarios del domingo de sus desinteligencias con Moreno y su supuesta intención de renunciar. Esto último casi una recomendación.
Este esquema, confiaron las fuentes, se repite en la estructura de conducción del primer mandatario. Lo mismo habría hecho con otros integrantes del gabinete, pidiéndoles su opinión sobre la salida o la permanencia de Moreno o el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, dos de los más cuestionados funcionarios del gobierno.
“Lo que hace es testear quienes son fieles e incondicionales al kirchnerismo, sean cuales sean los nombres que lo integren, o quienes intentan encuadrarse en cierta movida de renovación”, cerró la fuente.
Aquí, la nota:
Todos los que alguna vez vieron El Padrino, la majestuosa obra de Francis Ford Cópolla, recuerdan como un movimiento se repetía una y otra vez: el abrazo cómplice que indefectiblemente preanunciaba una traición o, en el peor de los casos, la muerte. Una estrategia similar habría dejado afuera del gabinete de Cristina Kirchner al ministro de Economía Miguel Peirano.
La información llegó a La Política Online desde un sector empresarial estrechamente vinculado a Peirano, como se sabe un destacado lobbysta de la UIA. El escenario, el mismísimo despacho presidencial.
La historia cuenta que el presidente Néstor Kirchner convocó a Peirano días antes de anunciar el equipo que acompañará a la Primera Dama en su futura gestión presidencial. Allí, lo habría indagado informalmente sobre algunos asuntos clave, simplemente para conocer su opinión.
En tono amistoso o casi paternal, le habría sugerido que quería “sacar a (Guillermo) Moreno”, y que pretendía conocer su plan económico, con puntos clave como la inflación o el Indec.
Así, amparado por el marco privado de la charla y sin percatarse del plan de sacar “mentira por verdad”, como suele ocurrir a diario en las internas de un colegio secundario, Peirano soltó la lengua.
Se habría despachado sin miramientos contra el secretario de Comercio Interior, habló de una nueva “planificación” para alcanzar un “acuerdo de precios” y pidió manejar de forma distinta la inflación, blanqueando las cifras del Indec.
Una vez conocida su postura y con Peirano tranquilo recorriendo el pasillo que lo alejaba del despacho del primer piso de la Casa Rosada, Kirchner habría iniciado inmediatamente el operativo para buscarle un reemplazante al joven ministro, que se cristalizó con la aparición de los principales diarios del domingo de sus desinteligencias con Moreno y su supuesta intención de renunciar. Esto último casi una recomendación.
Este esquema, confiaron las fuentes, se repite en la estructura de conducción del primer mandatario. Lo mismo habría hecho con otros integrantes del gabinete, pidiéndoles su opinión sobre la salida o la permanencia de Moreno o el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, dos de los más cuestionados funcionarios del gobierno.
“Lo que hace es testear quienes son fieles e incondicionales al kirchnerismo, sean cuales sean los nombres que lo integren, o quienes intentan encuadrarse en cierta movida de renovación”, cerró la fuente.