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Por Leonardo Rial
Este modelo prioriza el crédito a la producción
Leonardo Rial es el titular del FOGABA
8 de mayo de 2011
Si bien históricamente el crédito bancario destinado a la producción, y especialmente al sector PYME, en la Argentina fue escaso, en los últimos ocho años el incremento fue significativo.
En el 2003, el crédito a las empresas representaba un 6% del PBI y en la actualidad llega al 7,5%. Si se tiene en cuenta el fuerte incremento del Producto Bruto en ese período, el aumento porcentual significa que el crédito a empresas creció dos veces y media a valores constantes.
El incremento de la actividad productiva no explica por sí sólo esta expansión del crédito, ya que el Estado pasó de una posición tomadora de endeudamiento a convertirse en un actor activo en el financiamiento, mediante medidas que favorecieron este crecimiento.
El Estado, tanto Nacional como Provincial, inyectó al Sistema Financiero subsidios de tasa que, sumados a plazos acordes al desarrollo productivo de las empresas, hicieron que las PYMES confiaran en el sistema y volvieran a tomar financiamiento para poder hacer frente al desafío de crecimiento que le aporta la economía real actual.
La locomotora que primero plasmó las ventajas otorgadas por el gobierno al financiamiento PYME fue la Banca Pública, gracias a la modificación de sus Cartas Orgánicas, que pusieron el eje de su cartera crediticia en el sector PYME.
Existen en la actualidad líneas exclusivas para el sector productivo con subsidio de tasa tanto del Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires como programas de la Sepyme. El Programa Fuerza Productiva, a través del Banco Provincia, o la línea 400 del Banco Nación, reflejan los recursos que destina el sector público a incentivar el destino del crédito a la producción.
Estas medidas hicieron que la Banca Privada incrementara su financiamiento al sector productivo, que participa en un 55% del total crediticio.
El financiamiento permite no sólo reducir la informalidad en todos los sectores de la economía, sino también ampliar la oferta de bienes y servicios indispensables para el crecimiento de la economía y la generación de empleo genuino.
Existe un porcentaje de PYMES que aún no accede al financiamiento, lo cual responde -en teoría- a lo que históricamente se mantiene como paradigma (información asimétrica, informalidad, etc.). Esto lleva a que muchas pequeñas y medianas empresas no intenten siquiera conseguir un financiamiento bancario, puesto que “el saber popular” le indica que no van a ser atendidas.
Nuevas herramientas que permiten el acceso al financiamiento desmienten este mito. Tanto el FOGABA (Fondo de Garantías Buenos Aires) como las SGR hacen que esas PYMES puedan tener financiamiento. El sistema de Garantías democratiza el crédito y respalda a empresas de todos los sectores de la economía.
Las PYMES no sólo acceden al crédito, sino que lo hacen en condiciones de tasa y plazos más acordes a sus necesidades. Al no tener que pagar impuestos por la constitución de contragarantías a favor de FOGABA, la comisión que cobra este Fondo queda diluida con la disminución de tasa y el costo de constitución de contragarantías.
Tanto FOGABA como las SGR no sólo permiten el acceso al financiamiento bancario, sino que le posibilitan a las PYMES obtener fondos en el mercado de Capitales, ámbito históricamente vedado para ese sector.
La operatoria de Cheques de Pago Diferido Garantizados permite a las PYMES obtener financiamiento en la Bolsa de Comercio a tasas que rondan el 13% a 180 días.
Las políticas activas del gobierno, las reglas claras y las herramientas de fortalecimiento al sector pequeño y mediano, son los elementos que permitieron en estos años un crecimiento productivo acompañado por un financiamiento acorde con las necesidades de desarrollo de la Argentina.