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Por Aldo Abram
Recuperar la confianza
8 de agosto de 2008
Luego de una recuperación de la confianza en el gobierno a partir de la victoria de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner en octubre de 2007, en febrero del presente año la tendencia empezó a revertirse.

El impacto negativo tuvo que ver con las frustradas expectativas de mínimos cambios al modelo K, a la falta de reconocimiento y de soluciones al creciente problema de inflación.

El mayor costo del conflicto agropecuario fue profundizar el desgaste en la percepción sobre la capacidad de gestión oficial.

Esto provocó una desaceleración del consumo y la inversión en todo el país y no sólo en las regiones relacionadas con el campo. Los argentinos somos concientes de que nuestro futuro depende de la capacidad de nuestro gobierno de solucionar problemas y la confianza en ello ha entrado en crisis. Todo esto ha reducido la velocidad de crecimiento de la economía y, por ende, su capacidad de generar empleo y bienestar económico.

A su vez, el menor ritmo de expansión de la demanda interna, de la producción y de las
exportaciones ha desmejorado la situación fiscal; ya que implica una pérdida de recaudación respecto a la originalmente esperada. Por otro lado, de “credibilidad” deviene la palabra “crédito” y si la confianza en el gobierno se reduce su financiamiento también; lo que dificulta la colocación de deuda para el pago de capital e intereses de sus pasivos. Quizás, no se entre en cesación de pagos, pero se corre el riesgo de una creciente utilización de las reservas del Banco
Central para el pago de dichos vencimientos; lo cual debilita la capacidad de la autoridad monetaria de defender el valor del peso y los ahorros que tenemos en el sistema financiero.

De allí a una corrida cambiaria y financiera, hay solo un paso.

Por último, el BCRA viene desacelerando fuertemente el ritmo de expansión de la oferta
monetaria para bajar la inflación. Sin embargo, en principio, por las expectativas de crecientes subas de precios y, luego, por la incertidumbre generada por la crisis con el campo, el crecimiento la demanda de moneda local se ha ido frenando y ha complotado contra el éxito de la autoridad monetaria. Por ello, una merma de la incertidumbre y la tensión social colaboraría a aumentar las posibilidades de éxito en la lucha contra la inflación.

Si la caída en la credibilidad en el PEN continúa con la misma velocidad de los últimos 5 meses, podríamos llegar a niveles parecidos a los fines de 2001. Por suerte, la actual situación es todavía mejor a la del gobierno del Dr. De la Rúa; lo cual nos da un tiempo para poder revertir esta tendencia. La oportunidad surgió claramente con el rechazo del proyecto de retenciones móviles por parte del Senado.

Ahora es el turno del gobierno de demostrar su vocación por mejorar su desgastada imagen. Algunos cambios que podrían ayudar son reconocer el problema de la inflación y normalizar el INDEC para que los ciudadanos tengamos un índice de precios creíble. Empezar a desprenderse del “lastre” de algunas figuras del gobierno que no son bien percibidas por la mayoría de los ciudadanos.

Es primordial modificar el estilo confrontativo de gestión y buscar consensos, en
principio, dentro del Congreso y, después, con los actores principales de cada uno de las políticas a implementar. Controlar el incremento del gasto público que, en el actual tren, sólo es compatible con una presión tributaria creciente que empieza a exceder las posibilidades del sector privado. Esto puede tener una parte desagradable, la necesidad de reducir el ritmo de aumento de las transferencias al sector privado para sostener las tarifas y los precios congelados; para lo que habría que irlos actualizando.

La clave hoy es evaluar en qué medida el gobierno entenderá que la actual estrategia de intransigencia al diálogo, de intolerancia al reclamo ciudadano y de falta de búsqueda de consenso no ayudará a recuperar su imagen y complota contra sus posibilidades electorales de 2009. Si no lo comprende, el futuro se presenta incierto y puede derivar en una crisis económica. Debe tenerse en cuenta que el escenario externo más probable es de deterioro de la bonanza que benefició al país en los últimos cinco años; por lo que deberíamos consolidar la economía argentina para poder seguir navegando en mares internacionales menos favorables.

En su discurso, para anunciar el envío del proyecto oficial de retenciones móviles al Congreso, la Presidente dijo que lo hacía para darles “más democracia a los argentinos”. No obstante, le estaba dando más república y una vía de resolución institucional al conflicto. Justamente, el camino para superar la pérdida de credibilidad del país, ante el mundo y sus propios ciudadanos, es que el gobierno y los argentinos aprendamos a respetar los derechos, los principios republicanos y federales que manda nuestra Constitución Nacional.