Se especula en medios locales que que el Estado pediría al presidente del Brasil, en su proxima visita al país, una gestión para obtener aviones Embraer para AR (Aerolíneas Argentinas).

Si esto es así, asistimos a un preocupante desconocimiento oficial del mercado aeronáutico, dado que: "Por lo que trascendió, se buscará comprar en la firma brasileña aviones usados, de unas 120 plazas, en principio, para alquilar.

Se pedirá acelerar la entrega de aeronaves, de existir un modelo que sea adaptable al de aeronavegación argentino. La disponibilidad en esta industria es clave. Si se opta por la compra, la entrega no podrá ser menor a tres años."

El tema de la disponibilidad es ciertamente clave. Por eso, el pensar en conseguir aviones Embraer 195 (120 plazas) para ya suena a chiste. Estos aviones son flamantes (ver información al pie, extraída de www.embraercommercialjets.com.br).

Un avión homologado recién en 2006, que entró en servicio poco tiempo después y con una enorme demanda, muy difícilmente figure tan temprano en los listados de aviones usados para alquilar. Si bien siempre existe la posibilidad de que un operador inicial haya dejado de volar, tal como está la demanda de aviones nuevos -léase más económicos de operar- a nivel mundial por efecto de los elevadísimos costos del combustible, el conseguir hoy este modelo -usado- para una empresa sin avales monetarios tangibles (al día de hoy), sería como quitarle la comida de la boca a un tigre para dársela a una gacela.

No menos llamativo es el detalle de que "se pedirá acelerar la entrega de aeronaves, de existir un modelo que sea adaptable al de aeronavegación argentino".
Suenen las trompetas para que admitamos, no sin humildad espontánea que, al menos en un aspecto, somos capos mundiales: Hemos encontrado la fórmula mágica para determinar, en muy pocos días, con qué aviones conviene contar, antes de saber qué se quiere hacer con la compañía (supongamos que la palabra negocio pierda su estigma). Señores del mercado aerocomercial de todo el mundo, vengan a nuestro país y aprendan. No pierdan más tiempo en inútiles y tediosos estudios de mercado, en planificaciones a las que no les vemos sentido. Acá somos más prácticos y vamos a los bifes: Todo cambia y más rápido que el tiempo en Ushuaia.

El texto encomillado debiera encender también alguna luz de alarma. Existe el serio riesgo de hacer cualquier cosa con AR, con tal de mostrar que se hace algo. Es un planteo dudoso por el que cualquier avión viene bien, pero tengamos cuidado: Un avión flamante y económico no será un avión accesible y, al costo de conseguirlo y retenerlo, habrá que sumarle diversos y onerosos rubros inherentes al hacer todo de nuevo.

Lo antedicho está en las antípodas de constituir un juicio peyorativo hacia la marca brasileña y sus productos. EMBRAER no es cualquier empresa y su trayectoria, menospreciada por nuestro país con soberbia hace algunas décadas, se ha ganado prestigio mundial. La firma brasileña disputa palmo a palmo con su rival canadiense Bombardier el tercer lugar entre los principales constructores de aviones de civiles. Ha llegado hasta allí poniéndose metas, delineando estrategias y siguiendo políticas comerciales claras -con enorme esfuerzo- a corto, mediano y largo plazo. Esto es por demás escaso en nuestro país a 30 días e inexistente en nuestra aviación. ¿Qué lugar ocupará entre los intereses de EMBRAER un país aeronáuticamente tan poco serio como la Argentina? ¿Cambiaremos alguna vez?

No cambie de canal.