Por Roberto Aguirre Blanco
Efecto Obama: ¿Cristina con Pettinato?
21 de marzo de 2009
En la peor crisis mundial que se recuerde en décadas, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, pateó el tablero y se mostró en el programa de entrevistas más famoso de la televisión de ese país, para abordar los temas más calientes con humor e inteligencia.
Mucha responsabilidad le cabe al animador Jay Leno, que logró llevar al jefe de Estado a lugares muy incómodos, con preguntas ante las que el mandatario supo salir airoso con un despliegue de humor sorprendente.
También hubo lugar para una gaffe de Obama: en medio de tanta batalla verbal, el presidente se equivocó feo cuando comparó su habilidad para jugar al bowling con la "de quienes juegan en las olimpíadas especiales", en referencia a la mayor competencia deportiva para personas con discapacidades, cuando se explicó como es su vida dentro de la Casa Blanca.
Al día siguiente sus asesores le sugirieron al presidente la necesidad de una disculpa por este hecho, algo que Obama no tardó en realizar en una aparición pública.
La pregunta es: ¿Qué programa elegiría ir la presidenta Cristina Kirchner para en medio de una crisis, intentar llegar con un mensaje más moderno y descontracturado a la sociedad?
La primera imagen que todos tendrían sin dudas es la de Roberto Pettinato, el representante más directo de los animadores humoristas de la Tv norteamericana en Argentina, pero sería un desafío muy difícil de sortear por la mordacidad y crítica velada que debería exponerse la jefa de estado.
De todas formas, sería muy interesante, ya que Cristina tiene por su parte un discurso muy sólido y con gordos de ironía y humor, que le darían se podría a la entrevista matices muy atractivos.
Los asesores presidenciales difícilmente lo recomendarían aunque ella quisiera. Por lo cual la otra propuesta sería sentarse en el escenario de “Caiga Quién Caiga”, un lugar donde habitualmente la tratan con mucha delicadeza y la presidenta ha logrado desgranar lo mejor de su humor espontáneo.
Sin dudas allí la contrapropuesta sería pedir que algún integrante del ciclo no estuviera presente.
Un desplazamiento que ya ocurrió en la ctualidad cuando uno de los noteros que antes cubría la actividad presidencial fue “corrido” para permitir que uno nuevo, un poco menos “agresivo”, le permitiera a “CQC” pasar todas las vallas que otros medios no superan.
Parece poco factible. La presidenta tampoco es amiga de tanto “cholulismo”, y en ese marco, tampoco se presentaría en un ciclo de Marcelo Tinelli –con quien el matrimonio tiene una excelente relación— simplemente porque el “síndrome De la Rúa” en VideoMatch aún golpea fuerte en la sociedad.
En Canal 13 no desembarcaría –ya el grupo Clarín es el enemigo público número uno— y “Chiche” Gelblung un “intratable” a la hora de los reportajes, porque “ya ni a Mirtha Legrand respeta”, razonan cerca de la Rosada.
De Canal 9 mejor no hablar: sólo tendría espacio en alguna telenovela mexicana de las que abundan en esa señal y no es justamente el target de la jefa de Estado.
Queda el canal oficial, al cual por razones obvias la presidenta no iría y así les evitaría el mal momento a los hermanos Korol de tener que hacer alguna pregunta comprometida.
Sin Mirtha Legrand al aire –ese fue el último programa de interés general donde estuvo en vivo la entonces primera dama en 2004— le quedaría Susana Giménez, quien la arremetería con “el que mata tiene que morir”, para hacer de una nota cálida un intercambio de ideologías que no terminaría muy bien.
Con las opciones acotadas, Pettinato es sin duda la gran elección y sería un verdadero “choques de planetas” para alquilar balcones y seguramente mejorar la imagen de la presidenta.
Allí podría mostrar muchas de las cualidades que la gestión se empecina en tapar.
Que pena que ya no lo tengamos a Jorge Guinzburg entre nosotros, porque sería un encuentro también de gran nivel.
¿Se imaginan al querido Jorge preguntando a la jefa de Estado cómo fue la primera vez...?