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23 de noviembre de 2024
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Por Roberto Aguirre Blanco
El gobierno quiere medir el rating y todo cierra
21 de septiembre de 2010
La idea está instalada y ya tiene fecha de ejecución: para el 2011, quizás un poco antes, el gobierno conformará una herramienta con universidades afines al pensamiento oficialista para tener una medidora de rating propia.

"Queremos que llegue a todo el país la medición. Ibope está muy cuestionada y es necesario tener claros lo números para la división de la torta publicitaria y que está sea justa", definió el titular del Comfer, Gabriel Mariotto.

Para muchos esta decisión del gobierno cierra el círculo "virtuoso" del control de los medios que muchos sostienen intentan hacer solapadamente esta gestión, con la implementación de la nueva Ley de Medios, el ataque sistemática a los grupos que no opinan desde los medios como ellos y una movida "táctica" de la grilla de las programaciones de cable.

Como una especie de nuevo INDEC --por estos tiempos altamente cuestionado y bastante fundamento- por un manejo de la inflación que es reducida constantemente en sus informes mensuales del IPC, el nuevo control de rating buscará posicionar mejor a los productos oficialistas y obviamente a la señal pública, ubicada hoy en el último lugar de los rating de IBOPE.

Esta empresa, homologada por el gobierno en una gestión anterior del COMFER pero dentro de este mismo proceso siempre ha sido cuestionada, pero a pesar de estos puntos sus niveles de medición --acotados en cierto solo a la ciudad de Buenos Aires-- marca una tendencia que es irreprochable.

En realidad lo es porque el criterio común así lo marca: durante casi dos décadas Telefe fue el dueño absoluto de la pantalla de los canales de aire dominado el rating mensual y anual sobre El Trece.

Con todo su poder económico el Trece ( y poder del multimedios que lo sostiene)apenas le ganó por siete meses en 2007, dos meses en 2009 y ahora dos meses más en 2010 a su eterno rival.

En ese contexto, canal 9, totalmente sin peso propio, con programación en su mayoría de enlatados y poca producción nacional, con la fuerza de su dial y la tibieza de su pantalla se las ingenia para ser el tercero en el rating.

De nada sirve el poder mediático de muchos de los integrantes de la pantalla de América, ni le poder real de sus dueños para lograr, al menos una sola vez, saltar del cuarto puesto al tercer lugar.

Sin dudas debe haber matices en uno o dos puntos de mediciones que condicionan la transparencia de Ibope y no estaría mal encontrar una alternativa a esta única voz. ¿pero una medición estatal, con su ya mala fama?.

Se habla por allí de la necesidad de ser "más justo" con la torta publicitaria que necesariamente opta por los canales más vistos y relega a los otros en una acción que el gobierno conoce de sobra con su publicidad oficial que también es digitada según el criterio de "amistad".

En ese contexto no deja de ser contradictorio esta excusa del gobierno cuando cuenta desde un años con la "gallina de los huevos de oro" que es el fútbol en directo y que no solo da perdida en el canal oficial sino que no acepta otra publicidad que nos ea la partidaria o de acciones del gobierno.

Solo hizo falta que una actriz amiga del gobierno, como es Soledad Silveyra que fue con su lamento ante la casa de Gobierno cuando consideró que Ibope la "perjudicó" en el rating para que su telenovela fuera levantada.

La verdad de la cuestión es que la tira fue un fracaso artístico con un buen inicio y luego abandono del público, además de grandes conflictos internos entre los actores.

El pedido activó las mentes iluminadas del gobierno que ya quiere su rating K donde "6,7,8" no mida 3,4 sino que tenga casi un rating tinelliano y el programa de Víctor Hugo Morales, "Bajada de línea" en el 9, al menos recupere los 10 puntos de hace tres semanas y no mida como en la actualidad 3,1, en caída libre.

Esta bueno saber que a la hora de apretar el dedo en el sano ejercicio del manejo del control remoto, los K no ganan, muchas veces pierden.

¿Serán malos perdedores?