La Agencia Europea del Medicamento (EMEA) autorizó la comercialización de una novedosa droga para el tratamiento de la diabetes tipo 2, liraglutida, que en estudios clínicos con más de 6.500 pacientes demostró producir una reducción efectiva de los niveles de glucosa en sangre y contribuir al descenso de peso.
Esta medicación es un “análogo péptido glucagón simil de uso diario en humanos” (GLP-1), el primero de una nueva clase para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Actúa estimulando la liberación de insulina sólo cuando los niveles de azúcar en sangre son elevados. La pérdida de peso que alcanzan los pacientes en tratamiento con esta medicación se atribuye al hecho de que este fármaco retrasa el vaciamiento gástrico (el tiempo que demora el contenido en pasar del estómago al intestino), lo cual produce una mayor sensación de saciedad después de las comidas.
León Efraín Litwak, jefe de la Sección Diabetes y Metabolismo del Hospital Italiano de Buenos Aires, explicó que “esta es una droga que actúa restableciendo un mecanismo que está alterado en la diabetes, la disminución de las llamadas ‘incretinas’”. Las hormonas incretinas son hormonas del tracto gastrointestinal que actúan sobre la regulación de la glucemia.
La más importante es la GLP-1, que estimula la secreción de insulina, enlentece el vaciamiento gástrico, mejora la sensibilidad a la insulina y reduce el consumo de alimentos, entre otras funciones.
“Al estudiar las funciones normales de las hormonas del intestino, se encontró que en los diabéticos había una alteración en la función de las incretinas”, comentó la Dra. Graciela Fuente, jefa de la Unidad de Nutrición del Hospital “Carlos Durand”. “Liraglutida se desarrolla como un análogo (es decir, algo semejante) al GLP-1, la hormona propia del intestino, y se modifica su estructura para prolongar el efecto, mimetizando al de la propia hormona. Así se consigue estimular los mismos receptores que estimulan el GLP-1, pero con una duración mucho mayor”.
Liraglutida “no sólo mejora el aspecto metabólico de la enfermedad, sino que además tiene un impacto muy importante sobre el peso, lo que la convierte en una droga muy atractiva. No genera hipoglucemia y lleva a una reducción significativa de peso en el paciente”, afirmó el Dr. Litwak.
En estudios clínicos realizados en más de 6.500 pacientes con diabetes tipo 2, se comprobó que liraglutida reduce notablemente el nivel de azúcar en sangre, lo cual reduce el riesgo de hipoglucemia.
Litwak señaló que “en el mundo se hicieron seis grandes estudios con esta droga, y nosotros participamos de dos de ellos. Los resultados de la rama argentina de los estudios se van a comunicar dentro de poco, pero se puede adelantar que se observó una mejoría en los niveles de glucosa de los pacientes y también una reducción de peso”.
La Dra. Fuente también participó del Programa LEAD (Liraglutide Effect and Action in Diabetes), en dos de los grandes estudios con esta droga, el LEAD-2 y el LEAD-5. “Ambos ya finalizaron, habiendo observado que nuestros pacientes tuvieron muy buenos resultados”, indicó.
Esta nueva droga está indicada como tratamiento combinado con metformina o sulfonilureas en pacientes con control glucémico insuficiente a pesar de habérseles suministrado la dosis máxima de metformina o sulfonilurea como monoterapia, y también tratamiento combinado con metformina y sulfonilureas o metformina y tiazolidinediona en pacientes con control glucémico insuficiente a pesar de la terapia dual.
Epidemia mundial
La diabetes es una enfermedad que consiste en la falta de insulina en el organismo y una capacidad reducida de las células para utilizar esta sustancia. La insulina es una hormona secretada por el páncreas para regular los niveles de azúcar en sangre (glucosa en sangre). Se trata de una enfermedad grave que puede lesionar progresivamente diversas partes del organismo, en especial los vasos sanguíneos y los nervios, dañando los ojos, los riñones, los nervios, el corazón y los pies. Existen diversos tipos de diabetes:
Tipo 1: por lo general se detecta en niños y menores de 30 años. Se desarrolla como resultado de la destrucción de las células beta del páncreas que producen insulina, y los afectados deben recibir insulina vía inyecciones a diario. Se presenta en el 10% de las personas con diabetes.
Tipo 2: es el resultado de una disfunción progresiva de las células beta y la capacidad disminuida de las células para usar la insulina (“resistencia a la insulina”). En su aparición inciden factores genéticos y ambientales, incluyendo obesidad y sedentarismo: 90% de los diabéticos son tipo 2. Se trata con dieta, antidiabéticos orales y/o insulina, según el caso.
La detección temprana, el tratamiento intensivo y una mejora en las estrategias del cuidado pueden prevenir complicaciones y prolongar la esperanza de vida.