Desde sus inicios, tuvo un fin asistencial: brindar acceso a cirugías de alta complejidad a pacientes con problemas de retina, catarata, glaucoma y otras afecciones quirúrgicas, pero sin recursos. Como toda organización, en sus comienzos se hacía “todo a pulmón” y, entre los médicos y la coordinadora quirúrgica, se evaluaba “a ojo” a quién cubrirle la cirugía sin costo alguno.
Con el tiempo, la actividad creció y fue necesario sistematizar el proceso de otorgamiento de ayudas. En la Fundación buscan que los recursos disponibles se distribuyan de la manera más justa. “No podemos operar gratis a todo el mundo, no recibimos ninguna clase de subsidios y todo se hace con el esfuerzo de los médicos y de los colaboradores. Por eso, se intenta que el esfuerzo sea compartido”, afirman sus directivos.
En la Fundación Zambrano encontraron en los microcréditos una buena herramienta para perseguir esa idea de justicia. Básicamente, el concepto fue que en vez de utilizar los recursos para otorgar subsidios, éstos se empleen para financiar los tratamientos.
Luego de evaluar la situación social y médica de cada paciente, el servicio social determina qué tipo de ayuda recibirá cada uno. “Hay pacientes que pagan 50 pesos por mes y otros que abonan 300, y también están los que no pueden pagar absolutamente nada y, por lo tanto, reciben un subsidio total”.
En 2007, otorgaron ayudas para 114 cirugías, de las cuales 17 fueron subsidiadas totalmente. En 2008, en tanto, las operaciones fueron 111 -19 subsidiadas en un ciento por ciento-.
Los fondos que se prestan provienen de donantes individuales que aportan todos los meses con sus tarjetas de crédito y de la atención de pacientes con cobertura médica. Por ser un referente en la patología vitreorretinal, reciben derivaciones de organismos oficiales de todo el país y de obras sociales provinciales, que les permiten sustentar en parte la actividad solidaria.