Según datos de la Organización Mundial de Gastroenterología (OMGE), se calcula que entre un 25 y un 30% de la población sufre de síntomas del Síndrome de Intestino Irritable (SII), tales como dolor abdominal, hinchazón, alteración del tránsito intestinal, diarrea o constipación, pero por la frecuencia o la intensidad de las manifestaciones, quedan fuera del diagnóstico específico de SII, un trastorno muy frecuente y difícil de tratar que afectaría a por lo menos el 10% de la población mundial.
La información fue revelada por la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE), entidad miembro de la OMGE, durante la presentación de las Guías “Síndrome de Intestino Irritable – Una perspectiva global”, que apuntan a mejorar el diagnóstico y el tratamiento del SII.
“Las nuevas guías sirven como referencia para ser usadas por los profesionales de la salud de todo el mundo para diagnosticar y tratar el SII, y a la vez
descartar otras patologías digestivas”, declaró Luis Alberto Viola, presidente de la SAGE y jefe de Gastroenterología y Hepatología del Sanatorio Güemes.
“Se desarrollaron porque el SII es el desorden digestivo más común en el mundo, y muchos pacientes lo sufren silenciosamente durante su vida activa y productiva”.
El documento elaborado por la OMGE contó con la participación de 15 prestigiosos expertos internacionales de Argentina, China, España, Francia, Holanda, India, Irlanda, Pakistán, Reino Unido, Rusia, Singapur, Suecia, Suiza y Uruguay, y con el
apoyo del Grupo Danone.
El Dr. Sergio Huernos, médico gastroenterólogo del Hospital de Gastroenterología “Dr. Bonorino Udaondo” explicó que el SII “es un complejo sintomático crónico y recurrente, con exacerbaciones y remisiones, que se caracteriza por la presencia de
dolor abdominal y alteración del tránsito intestinal manifestado por constipación, diarrea o la alternancia de ambos”.
En América Latina, la forma más frecuente es SII con constipación. Los principales síntomas del SII son: dolor o molestia abdominal de intensidad y localización variable, intermitente y que calma con la evacuación; distensión o ¨hinchazón¨ abdominal que puede acompañarse de meteorismo; función intestinal alterada manifestada por cambios en la frecuencia evacuatoria, consistencia de la materia fecal alterada, urgencia y esfuerzo al evacuar, y sensación de evacuación
incompleta.
Si bien no es una enfermedad mortal ni acorta la expectativa de vida, deteriora la calidad de vida de quien lo sufre, produce temor, ansiedad y frustración, y disminuye el desempeño laboral social y económico del paciente.
Su etiología es desconocida, no tiene un marcador biológico para el diagnóstico, y los mecanismos que la producen son variados y muy parcialmente conocidos. Huernos reveló que “10 a 20% de la población general sufre de SII. Se trata de la segunda causa más frecuente de ausentismo laboral (la primera es la gripe), y es el trastorno
funcional más frecuente del aparato digestivo.
La mayoría de consultas al gastroenterólogo se deben al SII, que en los EE.UU. tiene una prevalencia del 20% de la población, mientras que 3% sufre diabetes; 4%, asma; 11%, hipertensión arterial y 8%, enfermedades cardíacas”. Luis M. Bustos Fernández, médico gastroenterólogo, ex-secretario Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE), y participante por Argentina de la elaboración de las nuevas guías, aseguró que “entre 25 y 30% de la población general sufre de síntomas como hinchazón, constipación o tránsito lento sin que su cuadro se pueda diagnosticar como SII, aunque padece de trastornos digestivos funcionales”.
“Dadas las características del SII, no se puede atacar la causa primera de la enfermedad, de manera que podemos actuar sólo sobre algunos de los síntomas”, comentó el Dr. Pablo Luna, médico gastroenterólogo del Hospital Alemán y miembro de la Comisión Directiva de la SAGE.
“Las metas deben ser realistas, y en una afección de este tipo, es de fundamental importancia una muy buena relación médico-paciente”, añadió.
Tratamiento menos agresivo
El Dr. Bustos Fernández afirmó que “algo novedoso que aportan estas guías es la inclusión de la microbiota intestinal dentro de los mecanismos que producen el SII. Se puso el acento en tratamientos menos agresivos e invasivos, incluyendo la modulación de la flora bacteriana con Dice la OMGE:
· Una dieta desequilibrada, salteando comidas o comiendo de prisa y un estilo
de vida poco saludable pueden contribuir a desórdenes digestivos.
· Los trastornos digestivos afectan a un significativo porcentaje de la población,
y puede conducir a serias condiciones.
· La nutrición se relaciona tanto con la salud digestiva como con la salud en general.
· El consumo diario de alimentos lácteos con fermentos, especialmente probióticos
que hayan probado tener beneficios sobre la salud digestiva, puede jugar
un importante rol en mejorar la función
La microbiota o flora intestinal es un complejo sistema ecológico, único para cada persona, consistente en millones de bacterias que habitan el intestino regulando la digestión, procesando los alimentos y colaborando con la función inmune.
Los probióticos son microorganismos vivos que se utilizan en alimentos (algunos productos lácteos, tales como determinados yogures) y en preparados farmacéuticos, y son capaces de corregir alteraciones de la flora intestinal. Algunas cepas han probado reducir varios de los síntomas del SII, siendo bien aceptados y tolerados durante el embarazo, en niños y en combinación con medicamentos.
Es por eso que una de las recomendaciones de la OMGE para el SII es consumir a diario alimentos lácteos con fermentos, en especial, con probióticos que hayan probado tener beneficios sobre la salud digestiva.
Las guías señalan que el probiótico Bifidobacterium lactis DN-173010 (localmente conocido como actiregularis), presente en ciertos yogures, ha demostrado acelerar el tránsito gastrointestinal y aumentar la frecuencia de deposiciones entre pacientes con SII con constipación, así como reducir la hinchazón, distensión y flatulencia, según evidencia surgida de ensayos clínicos.
Asimismo, se especificaron las opciones más recomendables para cada uno de los síntomas del SII. Para el tratamiento del dolor, “si se requiere un analgésico, se recomienda paracetamol entre los analgésicos no esteroides (AINEs), en tanto que los opioides deben evitarse. Asimismo, se ha observado que una cápsula diaria del probiótico Bifidobacterium infantis 35624 (por el momento, sólo disponible en los EE.UU.) reduce el dolor, la hinchazón y la dificultad para evacuar, y normaliza las deposiciones”, comentó el Dr. Bustos Fernández.
También se emplean antiespasmódicos, ciertos antidepresivos e inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. El tránsito lento podría tratarse con una dieta rica en fibras o cierto tipo de laxantes formadores de bolo intestinal combinados con una ingesta suficiente de fluidos, pero no existe evidencia convincente sobre su eficacia, y la hinchazón y distensión podrían agravarse en algunos casos.
“Los laxantes osmóticos son útiles, aunque formalmente se han examinado muy pocos para SII”, comentó el médico.
Los síntomas de diarrea se pueden combatir tomando regularmente antidiarreicos en bajas dosis, lo que también contribuye a disminuir la ansiedad. Otras medicaciones, como alosetrón, están indicadas en ciertos casos de diarrea severa, aunque pueden causar (en raras ocasiones) isquemia intestinal.
En cuanto a la distensión e hinchazón, “existe evidencia surgida de ensayos clínicos que señala que ciertos probióticos son eficaces para reducir la hinchazón, distensión y flatulencia, y otros, como el Bifidobacterium infantis 35624, disminuyen tanto la hinchazón como otros síntomas de SII. El tratamiento antibiótico con rifamixina también ha mostrado reducir la hinchazón en ciertos pacientes”, concluyó el Dr. Bustos Fernández.
El Dr. Pablo Luna, destacó que “además del clásico arsenal terapéutico con que contamos, se está revalorizando el rol de los microorganismos que constituyen la flora intestinal, y existe evidencia (que es necesario ampliar) que indica que con probióticos o con algunos antibióticos de acción local, se mejoraría la flora intestinal del paciente con SII obteniendo una mejoría de sus síntomas.
Los probióticos están prácticamente exentos de riesgos para la salud, y lo ideal sería
encontrar cuáles probióticos benefician a cada paciente, ya que se favorecería el funcionamiento intestinal por un mecanismo natural”.
Además, el Dr. Bustos Fernández remarcó: “las personas con síntomas digestivos pero que no se encuadran dentro del SII también pueden obtener un alivio de los síntomas con la ingesta de ciertos yogures fermentados con probióticos de beneficios comprobados”.
Síndrome frecuente y esquivo
El diagnóstico el SII se basa en criterios elaborados por consenso, siendo los vigentes establecidos en el consenso de Roma en el año 2006, que consisten en:
- Dolor o molestia abdominal recurrente al menos tres días por mes en los últimos tres meses, asociado a dos o más de los siguientes:
1- Mejora con la evacuación.
2- Comienzo asociado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones.
3- Comienzo asociado con un cambio en la consistencia de las deposiciones
Los criterios deben cumplirse durante los últimos tres meses y los síntomas haber comenzado un mínimo de seis meses antes del diagnóstico. Dado que el diagnóstico del SII es difícil, y que apenas en los últimos años se comenzó a aplicar este consenso, se estima que la prevalencia de este trastorno está muy subestimada. Una encuesta
a gran escala llevada adelante por Danone reveló que existe una elevada frecuencia de
síntomas similares al SII, tales como hinchazón, diarrea y dolor abdominal. Se entrevistó a 9.700 personas, principalmente mujeres de entre 18 y 70 años de edad, en 15 países.
Más del 50% de los entrevistados manifestaron sufrir estos síntomas, entre dos y cinco
veces más que lo reportado en investigaciones clínicas sobre prevalencia de SII.
Relación médico-paciente
Dado que no existe un único fármaco que mejore universalmente los síntomas del SII, los pacientes con SII no necesitan estar medicados en forma crónica: la medicación es a demanda, y en función a las circunstancias que esté atravesando cada individuo.
“Si bien esta no es una enfermedad psicológica ni psiquiátrica, el estrés agrava los síntomas en muchos pacientes. Es común que en ciertos casos complejos de SII haya una coexistencia con ansiedad, depresión, hipocondría y otros trastornos que en ocasiones requieren psicoterapia o atención psiquiátrica”, aseveró el Dr. Luna.
Con respecto a la alimentación, “ninguna dieta causa o cura el SII, por lo que se debe adaptar a cada paciente y tiene que ser dinámica en el tiempo, ya que no sirve prohibir determinados alimentos para siempre. Muchos pacientes saben que sus síntomas se desencadenan con ciertas comidas, y deben evitarlas; se suprimen los alimentos que fermentan en pacientes con hinchazón y gases, y se prescriben o limitan las fibras según si el síntoma dominante es la constipación o la diarrea”, concluyó el especialista.
Asimismo, tal como recomienda la OMGE, consumir a diario alimentos lácteos con fermentos, en especial, con probióticos que hayan probado tener beneficios sobre la salud digestiva, contribuye al manejo de los trastornos digestivos.