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Prevenir las infecciones respiratorias
28 de mayo de 2009
Las Infecciones Respiratorias Agudas Bajas (IRAB) son la primera causa de consulta al médico en menores de 2 años y el 30% de ellas corresponde al Síndrome Bronquial Obstructivo. En otoño e invierno se incrementa el contagio.

Por eso, un grupo de profesionales dedicados a la investigación y tratamiento que conforman el Consejo Asesor para la Prevención de Infecciones Respiratorias Agudas Bajas en al Infancia www.respiratoriasbebe.org, recuerdan de informar y concientizar sobre la importancia de adoptar medidas de prevención.

El Consejo Asesor para la Prevención de Infecciones Respiratorias Bajas en la Infancia, al que este año se ha incorporado el trabajo de la red de “Enfermeras Por la Prevención”, renovó sus recomendaciones de acuerdo a los lineamientos de la Sociedad Argentina de Pediatría, bajo el lema: “Más información, mejor prevención”.

Claudio Solana, Jefe de la Unidad de Cuidados Especiales de Neonatología de la Maternidad Sardá, señala al respecto que “Las Infecciones Respiratorias Agudas Bajas (IRAB) están fuertemente relacionadas con el clima frío, por lo tanto aunque existen durante todo el año, es a partir de abril y mayo que comienzan a aumentar significativamente y llegan a su máxima incidencia a fines de junio y durante el mes de julio.”

“La población de mayor riesgo, y sobre la que hay que extremar los recaudos, son los niños menores de dos años. Pero aquéllos que tienen entre seis meses y el año, los que nacieron muy prematuros, hasta los dos años de vida o los que tienen enfermedades crónicas respiratorias o cardíacas, pueden desarrollar formas graves de IRABs que determinen necesidad de internación y hasta poner en peligro su vida.”

El neonatólogo de la Maternidad Sardá, institución médica en la que nacen alrededor de seis mil bebés al año y en donde se atienden hasta 100 mil consultas en ese mismo lapso, agrega que “diversos virus son responsables de la mayoría de las IRABs, incluyendo al virus de la gripe, pero el agente transmisor más frecuente es el Virus Sincicial Respiratorio (VSR) que provoca la mayoría de los casos de bronquiolitis, y también uno de los que ocasiona formas severas de la enfermedad.”

Por su parte, el Dr. Nestor Vain, Jefe de Neonatología del Sanatorio de la Trinidad y Director de la Fundación para la Salud Materno Infantil (FUNDASAMIN) señala que: “algunas de las formas de evitar el contagio son: la lactancia materna, cumplir con el calendario de vacunas y llevar a cabo algunas rutinas respecto a los hábitos domésticos tales como: evitar el contacto con adultos enfermos, lavarse las manos con regularidad, no compartir cubiertos con los niños, no usar desodorantes de ambiente y no fumar en ambientes cerrados”. “En los bebés que usan chupete, es útil esterilizarlo una vez al día, y cuando cae o se ensucia accidentalmente, se puede enjuagar con agua corriente. En ningún caso debe llevarse a la boca de un adulto”.

El número de niños hospitalizados por bronquiolitis y neumonía se incrementa notablemente a partir del mes de mayo y durante el invierno al punto de ser hasta siete veces superior al resto del año.

“Como población de riesgo conocida, los pediatras y neonatólogos estamos más alertas cuando se trata de bebés prematuros, cardiópatas o de bajo peso al nacer, entonces para prevenir las infecciones respiratorias, a las medidas higiénicas que se recomiendan habitualmente –y que son de un enorme valor-, les sumamos la vacunación contra la influenza y el neumococo y, cuando está indicado, la aplicación de anticuerpos monoclonales contra el VSR”.

“Si bien los prematuros están más predispuestos a contraer una infección por VSR, no debemos perder de vista que esto le puede ocurrir a cualquier bebé. En la Argentina, por ejemplo, la vacunación contra el neumococo y la influenza sólo están indicadas para esas poblaciones. Por el contrario, en otros países esas vacunas están previstas en el calendario obligatorio.

En conclusión, la precaución no debe ser sólo para prematuros u otras poblaciones de riesgo como bebés con cardiopatías o displasias broncopulmonares , sino que debe incluir a todo el universo de recién nacidos y lactantes. La prevención cuando es para todos protege más y mejor

Pero en todos los casos, algunas condiciones incrementan el riesgo tales como: Hacinamiento en la vivienda, malnutrición materna, no cumplir con el calendario de vacunas y con la lactancia materna y carencia en el reconocimiento de los síntomas.

Inicialmente los signos de la enfermedad son similares a los de un resfrío común, pudiendo tener fiebre, congestión nasal con mucosidad aumentada, tos y decaimiento general. Luego puede progresar a dificultad para respirar, para alimentarse, irritabilidad y tener muy mal aspecto clínico. Por lo tanto, los primeros síntomas deben alertar a los padres para que consulten inmediatamente al pediatra.

Cuándo alarmarse y llamar al médico de inmediato:
1-Dificultad para respirar: respira más rápido que lo habitual o hace ruido –un silbido- al respirar.
2-Decaimiento
3-Dificultad para dormirse y alimentarse
4-Fiebre
5-La piel se pone pálida o azulada