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La amenaza del dengue y la necesidad de prevenir
19 de mayo de 2006
A su vez, la influencia en la frontera norte del país de la situación de esta enfermedad en Brasil, Paraguay y Bolivia, junto al turismo y comercio creciente entre los países de la región, llevaron a que el área de dispersión del dengue en Latinoamérica aumentara significativamente durante los últimos tiempos.
Se estima que para los próximos años, el riesgo de dengue hemorrágico, la forma más severa de esta enfermedad, aumentará.
Estas elevadas cifras no sólo se traducen en importantes costos derivados de la atención médica sino que también se manifiestan en la pérdida de horas laborales y educativas y el impacto sobre el turismo en la región.
Alfredo Seijo, jefe del servicio de zoonosis del Hospital Muñíz reconoció que frente a la dificultad para elaborar y mantener programas de prevención de esta enfermedad, el sistema de salud debe tener como objetivo principal el “disminuir la mortalidad del dengue hemorrágico a niveles mínimos aceptables”, capacitando a los recursos humanos del primer nivel de atención para que puedan detectar en forma precoz los síntomas de esta enfermedad, tener un alerta temprano de aquellos pacientes en condiciones de desarrollar dengue hemorrágico, evitando, por lo tanto, la mortalidad.
El dengue es una enfermedad febril que se manifiesta con fuertes dolores de cabeza, musculares, dolores en las articulaciones, abdominales y aparición de manchas en la piel. A diferencia de los estados gripales tradicionales, la persona que padece de un cuadro de dengue no presenta los signos del resfriado común, tales como secreción nasal y estornudos.
La falta de un resfriado, ante un cuadro de características gripales, debe ser un indicador de alerta que oriente al paciente a una consulta médica precoz. Frente a un cuadro de estas características se debe tomar abundante líquido y calmar los dolores, fiebre y quebrantamiento general con paracetamol, hasta recurrir a una consulta con un profesional.
Esta enfermedad se transmite a través del mosquito Aedes aegypti. Todos los seres humanos están expuestos a contraer esta enfermedad y según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 80 millones de personas se infectan anualmente en 100 países con este virus. En los últimos tiempos, el notable incremento del dengue hemorrágico y la mortalidad por éste producida, convirtieron a la enfermedad en un gran problema de Salud Pública.
Seijo explicó que para el control de la enfermedad “no se requieren equipamientos especiales ni tratamientos costosos. Tan sólo con la consulta al médico y el diagnóstico precoz, la hidratación correcta del enfermo y evitar el suministro de la aspirina como antitérmico y analgésico (se recomienda sustituirla por paracetamol), puede controlarse la enfermedad”.