Hoy nadie duda de las características epidémicas que tiene la obesidad a nivel mundial. En 1960 en los Estados Unidos, el 45% de la población padecía esta enfermedad; en el 2003 el 70% y se pronostica entre un 75% y un 80% para el 2010. Mientras que en nuestro país actualmente se habla de más de un 60% de personas obesas y con sobrepeso (es decir más de 20 millones), de las cuales el 32,5% tienen sobrepeso y el 27% son obesas.
La obesidad es una enfermedad muy compleja, en la que intervienen diversos factores causales. El primer paso para la prevención debe comenzar a realizarse desde el embarazo.
Alicia Langellotti, médica especialista en Nutrición y directora médica de Área A explicó que “es conveniente que la alimentación de la mamá en gestación sea completa, variada y suficiente en calorías. El embarazo no es el momento para hacer dieta con el objetivo de bajar de peso, pero la alimentación tampoco debe ser excesiva para que la ganancia de peso no sea exagerada. De esta manera el recién nacido tendrá un peso adecuado, estará bien nutrido y se evitarán complicaciones futuras”.
La especialista indicó que durante la infancia hay períodos de crecimiento en los que es importante tener un peso adecuado y también mantenerlo a futuro. “Esto se logra a través de la incorporación de buenos hábitos alimentarios, de la estimulación del movimiento diario y de la actividad física programada”, añadió.
“Todas aquellas personas con sobrepeso, obesidad, obesidad mórbida ó con trastornos alimentarios que cursen con obesidad, como el trastorno por atracón, son las indicadas para seguir un riguroso tratamiento. Pero para eso se debe contar con la predisposición del paciente para encarar un cambio en su estilo de vida. Si está motivado para realizar ese cambio se está en condiciones de dar inicio a un tratamiento, en caso contrario habría que recorrer una etapa previa de concientización sobre la importancia de evitar el avance de la enfermedad”, dijo.
Para Langellotti, este tipo de trabajo “necesita un intercambio interdisciplinario con médicos nutricionistas, licenciados en nutrición, psicólogos, pediatras, médico cirujano y profesores de actividad física, ya que esta enfermedad compromete al individuo en su totalidad”.
“Sobre algunos factores causales los médicos no pueden actuar, como los genéticos, pero es fundamental mediante el interrogatorio ir perfilando qué tipo de obesidad padece el paciente. Es decir, si se trata de obesidad de la infancia o de comienzo en la edad adulta, ya que ambas tienen un pronóstico diferente”, dijo la nutricionista.
La especialista detalló que existen muchas herramientas terapéuticas que se utilizan para adecuar el tratamiento que requiere el paciente, según su tipo de obesidad. “Se realizan: evaluaciones médicas y de la composición corporal, tratamientos nutricionales, farmacológicos y psicológicos, educación alimentaría y planes de actividad física”.
Otra alternativa a la que se puede recurrir es a la cirugía bariatrica, una opción para pacientes con un índice de masa corporal elevado o con enfermedades asociadas. La misma es indicada siempre y cuando se hayan realizado tratamientos multidisciplinarios durante 18 a 24 meses y estos hayan fracasado.
Finalmente, destacó que “modificar hábitos alimentarios perjudiciales a través de un tratamiento desculpabilizante promueve una mejor actitud para el cambio”.