Con el ingreso a la adolescencia, la consulta ginecológica se convierte en una herramienta fundamental para concientizar y prevenir las enfermedades de salud sexual y reproductiva.
Por ello, las mujeres, preferentemente al momento de su primera menstruación, deben realizar una primera consulta para recibir información sobre los cuidados necesarios y los controles periódicos de rutina: las mujeres sexualmente activas, deben hacerse el test de Papanicolaou y la colposcopia, al menos una vez por año.
Para la Dra. Silvina Wittis, Jefa de Ginecología de la Liga Argentina de la Lucha contra el Cáncer (Lalcec), “En la primera visita al ginecólogo lo más importante es establecer una buena relación médico-paciente, ayudar a la paciente a resolver todas las consultas que pudieran surgir en torno a diversos temas y aconsejarlas sobre cuidados preventivos para las diferentes infecciones de transmisión sexual, entre las que se destacan la sífilis, la infección por el VIH y el cáncer de cuello de útero, informándolas sobre los cuidados necesarios y cómo evitar embarazos no deseados”.
También resulta importante en este - como en todo contacto médico – no perder la oportunidad de actualizar e indicar las vacunas del calendario y las recomendadas para esta etapa de la vida, como refuerzo de difteria-tétanos-tos convulsa, evaluar cumplimiento de esquema de vacunación contra hepatitis A y B y sarampión-rubéola-paperas, y la vacuna contra para la prevención del cáncer de cuello de útero. La aplicación de esta vacuna contra el HPV, previa al inicio de la actividad sexual, reducirá la incidencia de una enfermedad que afecta al 80% de las mujeres sexualmente activas.
La primera consulta – conociendo a las pacientes
Entre los temas a tratar durante esta primera consulta, resulta de vital importancia explicar en profundidad las particularidades del aparato genital femenino, el funcionamiento hormonal y la importancia de la prevención antes del inicio de la actividad sexual. Gran parte de las adolescentes reconocen al HIV como una infección de transmisión sexual, pero desconocen a los otros tipos de enfermedades que se transmiten por esta misma vía, tal como es el caso de la infección por HPV.
A pesar de que las consultas ginecológicas anuales son prácticas altamente recomendables en la mujer, existen múltiples causas, dependiendo de la edad de cada una de ellas, por las cuales no visitan a su ginecólogo con la frecuencia que deberían hacerlo.
En el caso puntual de las adolescentes, temen al dolor físico que la consulta médica pueda ocasionarles, debido a que nunca se han realizado estudios como el Papanicolaou o la Colposcopia, generándose así la inadecuada percepción de que estos exámenes suelen ser dolorosos e incómodos.
Aquellas mujeres que ya han asistido al ginecólogo durante años, llegada una cierta edad, se encuentran con miedos en relación a su salud sexual y a los resultados que estudios de rutina puedan evidenciar, por lo tanto prefieren no realizarse los mismos, desconociendo que un tratamiento adecuado y a tiempo podría salvarles la vida.
Las más jóvenes deben conocer cuáles son las precauciones necesarias a la hora de comenzar su actividad sexual, “siempre es mejor que se acerquen antes del inicio de la actividad sexual, de manera que el especialista pueda explicarles acerca de los diferentes métodos de anticoncepción recomendados (cuáles son los días fértiles y cuáles no, el uso del preservativo y anticonceptivos orales), cómo prevenir el contagio de infecciones de transmisión sexual y todas las otras dudas que siempre es necesario evacuar con un médico que les trasmita seguridad y tranquilidad”, afirma Wittis.
Generalmente las dudas que tienen las mujeres varían según la edad, madurez y experiencia de cada una de ellas. Quienes se están acercando a la menopausia y ya fueron madres, se muestran más interesadas en temas relacionados con el cáncer de
cuello de útero, cáncer de mama, ciclo menstrual y cambios hormonales.
Las adolescentes, por el contrario, se preocupan fundamentalmente por métodos anticonceptivos, desconociendo en muchos casos, que las infecciones de transmisión sexual también pueden afectarlas a pesar de ser jóvenes.
La infección por el virus del HPV es la causa necesaria para que se desencadenen los procesos que pueden culminar en cáncer de cuello de útero. Este es un claro ejemplo de aquellas enfermedades que no distinguen edad, ya que comienzan desde el mismo momento del inicio de la actividad sexual. Siendo el cáncer de cuello de útero la segunda causa de cáncer en mujeres menores de 45 años de edad, produce más de 2400 muertes al año en Argentina y puede afectar al 80% de las mujeres sexualmente activas.
Para la Dra. Wittis, “en la medida en que un mayor número de mujeres visiten a su especialista, se realicen las medidas de prevención necesarias como el test de Papanicolaou y la colposcopía junto con la vacunación, la incidencia de las lesiones pre-cancerosas y cáncer de cuello de útero debidas al virus del HPV disminuirá notablemente.”
Es importante destacar que toda mujer debe visitar al menos una vez al año a su ginecólogo/a de cabecera.
Llevar un adecuado control de su aparato reproductivo le permitirá prevenir potenciales y futuras afecciones, y a su vez, detectar aquellas que quizás están presentes y aún no han sido identificadas como para comenzar con su tratamiento.
Ocho preguntas clave para realizarle al ginecólogo:
1) ¿Cómo puedo protegerme de las infecciones de transmisión sexual?
2) ¿Cómo me tengo que cuidar para no quedar embarazada?
3) ¿Cuáles son mis días fértiles?
4) ¿Para que sirve el test de Papanicolaou y la colposcopía?
5) ¿Cada cuánto tiempo tengo que hacerme esos estudios?
6) ¿Cuáles son las enfermedades que puedo contraer a través de las relaciones sexuales?
7) ¿Cómo puedo prevenirlas?
8) ¿Qué otras vacunas debo aplicarme además de la vacuna contra el HPV?