Existen muchos tabúes respecto de la sexualidad humana. Una pregunta muy frecuente y generalizada es la que se relaciona con el desempeño sexual. "¿Mi desempeño es normal?", esta incógnita existe en pacientes varones y mujeres, de diferentes edades, y en ocasiones está relacionada con un cambio de pareja.
Este desajuste, para llamarlo de alguna manera, no es bien recibido por uno de los miembros de la pareja y comienzan las frustraciones, las críticas y los reclamos que conducen a la baja de la autoestima y muchas veces a la instalación de una verdadera disfunción sexual.
Lo que todos debemos saber es que el estilo sexual de cada ser humano es tan personal como su forma de caminar, de comer o de lavarse las manos. Existe, por supuesto lo que se llama la respuesta sexual humana, pero dentro de esa actividad fisiológica cada persona pone su propio impulso erótico y su individualidad. Algunas de las funciones de la sexualidad son las de promover vínculos de intimidad entre los miembros de la pareja y contribuir a realzar la autoestima mutua.
La creencia equivocada de que nacemos sabiendo sobre sexualidad y que no tenemos nada más por aprender, o que el conocimiento proviene de la experiencia de la calle, obstaculiza la posibilidad de incorporar información enriquecedora, proveniente de libros, sitios de Internet educativos, charlas o talleres y de las consultas con profesionales especializados en el tema
Sin duda, saber que poseemos una buena salud sexual, a través de una adecuada y completa evaluación médica es indispensable. Por eso, una consulta orientadora o diagnóstica puede hacer la diferencia entre padecer una sexualidad insatisfactoria y frustrante o disfrutar de la vitalidad y la creatividad que podemos imprimir a nuestro desempeño sexual y profundizar los sentimientos de intimidad que compartimos con nuestra pareja.