Especial para Asteriscos.Tv por Halitus Instituto Médico.
(1° parte)
Si la atracción sexual es una respuesta natural psico biológica y la respuesta sexual humana, con sus conocidas etapas (deseo, excitación y orgasmo) es su consecuencia lógica ¿cómo es que muchas veces algunas de estas fases de la secuencia se alteran?, ¿por qué a veces la mente y el cuerpo responden y otras veces no?, ¿qué nos está pasando para que esta función biológica que se llama sexualidad no responda a nuestras demandas siempre?,¿cuál es el misterio que nos permite a veces disfrutar de una actividad sexual intensa y placentera y otras, en cambio, nos produce pura frustración?
El secreto de esto se basa en la química de nuestro organismo. Ya desde hace varias décadas los investigadores han descubierto que detrás de cada función psicofísica existe una serie de sustancias químicas que son las responsables de esas actividades. Todo comienza en el cerebro, con sustancias llamadas neurotransmisores que, a su vez promueven la actividad de otras sustancias químicas del propio cerebro o de órganos más alejados como las glándulas suprarrenales, los ovarios, los testículos, la glándula tiroides y muchos otros. Por ejemplo, el deseo sexual no podría existir si una hormona llamada testosterona no estuviera circulando en cantidades específicas en la sangre de hombres y mujeres. Su disminución por debajo de ciertos niveles, contribuye al IDS o inhibición del deseo sexual, aunque la persona que padece esta situación tenga una pareja a la que ame mucho y con la cual tenga una excelente relación.
Cada sensación corporal o emocional que tenemos, placer, miedo, ternura o rabia son la manifestación de cambios químicos que se producen en el organismo. Somos sexualmente un procesador bio psico social y espiritual de sustancias químicas como la adrenalina, las endorfinas, la oxitocina, los estrógenos, los andrógenos y cientos de otras. Estas sustancias deben mantener un saludable equilibrio para que nuestra sexualidad funcione adecuadamente y existen muchas situaciones en las cuales este equilibrio se rompe.
Cuando experimentamos una gran ansiedad por el propio desempeño sexual porque deseamos agradar a la pareja, cuando tememos repetir una experiencia displacentera o cuando no existe con el/la compañero/a sexual un grado suficiente de confianza que habilite el diálogo y la confidencia, entre muchas otras situaciones, las glándulas suprarrenales producen una sustancia llamada adrenalina que tiene efectos de alerta en el organismo, es lo que llamamos estrés. Esta sensación adrenalínica de alerta es contraria a las sensaciones producidas por las hormonas sexuales (estrógenos, testosterona, oxitocina, endorfinas) y es tan potente que muchas veces su efecto neutraliza a las demás, sobre todo si la causa de su producción no se resuelve y el estrés continúa en el tiempo transformándose en disestrés o alerta crónica.
En estos casos nuestras relaciones sexuales dejarán de ser agradables, nos producirán una gran inseguridad y hasta ganas de evitarlas, lo cual dará origen a una mayor descarga de adrenalina o sea, más estrés. Se cierra el círculo del no placer y del conflicto con la pareja. Es entonces el momento de buscar una solución profesional.
Departamento de Sexología y Disfunciones Sexuales de
Halitus Instituto Médico